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CONFORMACIÓN DE PACTOS ELECTORALES DE INDEPENDIENTES Y PARIDAD DE GÉNERO EN INTEGRACIÓN DE ÓRGANO CONSTITUYENTE


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, me parece que el proyecto de reforma constitucional que vamos a votar hoy en general constituye un precedente muy importante respecto de la manera en la cual se establece una relación entre mujeres y hombres, en pleno siglo XXI, sobre la base de la efectiva igualdad.
Por cierto, es una norma acotada a la forma en la cual se va a elegir la Convención Constitucional, pero da cuenta de la necesidad de un cambio cultural profundo que nos permita erradicar la discriminación de la que han sido permanentemente víctimas las mujeres desde hace ya muchos siglos en todas las sociedades, en todos los sistemas económicos y en todos los sistemas políticos.
Por eso, hace ya varias décadas se ha empezado a concebir una institucionalidad distinta, que consagre una efectiva igualdad.
En ese contexto, aprobamos el acuerdo del 15 de noviembre, que habilita por primera vez en nuestra historia que la Constitución sea elaborada en democracia. Los chilenos tendrán que pronunciarse el 26 de abril respecto a la necesidad de una nueva Constitución y podrán elegir entre dos mecanismos: la Convención Mixta y la Convención Constitucional, que equivale a la asamblea constituyente.
Se trata de un paso muy importante, más aún cuando la Constitución de 1833, la Constitución de 1925 no fueron elaboradas con amplia participación ciudadana. Y qué decir de la Constitución que nos rige hoy, impuesta por la fuerza en 1980 sin las más mínimas garantías que deben existir en todo proceso democrático.
Por eso llama la atención que aquellos que se oponen a una nueva Constitución hoy estén ocupando el argumento del contexto para dar a conocer su postura contraria a que Chile tenga una Constitución de todos, una Constitución que nos exprese adecuadamente, una Constitución que no sea motivo de conflicto, sino de unidad.
Para que este proceso se desarrolle de manera adecuada y para que la participación ciudadana realmente tenga mayor valor en la elaboración de la nueva Constitución, los socialistas, junto con otras fuerzas de Oposición, hemos planteado la necesidad de que la Convención Constitucional sea paritaria; considere escaños reservados para pueblos indígenas; establezca condiciones de competencia para los independientes en igualdad con los militantes de partidos políticos; y, por cierto, contemple el voto de los chilenos en el exterior, no solo en los plebiscitos, como lo establece la actual normativa, sino también en la elección de los convencionales que van a elaborar esta nueva Constitución. El objetivo es que la comunidad chilena en su conjunto, los ciudadanos chilenos y las ciudadanas chilenas que viven en nuestro país, los que se encuentran en el exterior y también los migrantes con más de cinco años de residencia que se hayan incorporado a esta comunidad puedan participar activamente en la elaboración de esta nueva Constitución.
Y por eso nos parece que la paridad es fundamental. Es inconcebible que en pleno siglo XXI no contemos con normas que consagren la paridad en la elección de los cargos de representación popular y que no haya mecanismos adicionales para que se establezca paridad, por ejemplo, en la conformación de los directorios de las empresas públicas y en todas las responsabilidades que existen en el ámbito público en nuestro país.
Y por qué no decirlo, necesitamos también normas que incentiven la paridad en el ámbito privado.
En síntesis, buscamos que las mujeres puedan realizar su contribución a nuestra sociedad con el reconocimiento que merecen, y no bajo la lógica de la invisibilización, que, lamentablemente, ha sido la que ha imperado durante mucho tiempo, y es precisamente la que tenemos que cambiar.
La paridad representa un desafío emancipador, como lo fue en el pasado enfrentar la esclavitud o la segregación en otras sociedades. Costó mucho eliminarlas, y hubo también sectores conservadores que se opusieron, que buscaron múltiples excusas. Pero finalmente hoy día, cuando esos cambios se han consolidado, nadie se atreve a declarar en contra de su supresión.
Por eso, me parece fundamental que votemos a favor de la iniciativa aprobada por la Cámara de Diputados. En este punto debo señalar que manifesté en la Comisión que es necesario establecer ciertos mejoramientos, ciertas correcciones específicas para determinar claramente cómo se aplican los criterios tomando en consideración el sistema político que tenemos en Chile, desde el punto de vista electoral.
Se ha planteado que esta norma paritaria podría representar una alteración de la voluntad popular expresada en las urnas. Pero al respecto permítanme hacer un par de precisiones.
Nuestro sistema electoral posibilita que a veces candidatos con menos votos sean elegidos en lugar de otros con más votos. Eso no representa una alteración de la voluntad popular en la medida en que el sistema chileno establece la competencia entre listas y entre partidos. Esas son las dos variables que se consideran para determinar quiénes salen electos.
Y, por tanto, si determinado candidato recibe un número excesivo de sufragios que le permiten que sea elegido no solo él, sino también sus compañeros de lista, puede arrastrar a quienes lo acompañan para que las ideas que encarna esa lista tengan la debida representación en la conformación de ambas Cámara del Congreso Nacional.
Y lo mismo ocurre cuando una serie de candidatos obtienen pocos votos pero la suma de ellos permite elegir al menos un cargo, de manera tal que las ideas que representa esa lista tengan un correlato proporcional exacto en la manera en la cual se conforma el Congreso Nacional.
Y en el sistema actual eso se realiza bajo dos variables, que ya he mencionado: el pacto y el partido. Compiten pacto contra pacto, o lista; partido contra partido; y dentro del pacto y del partido, candidatos contra candidatos.
¿Me concede un minuto más, señor Presidente?
El señor QUINTANA (Presidente).- Puede continuar.
El señor ELIZALDE.- Mediante la norma en análisis se incorpora, simplemente, una tercera variable. Ya no solo se considerará la lista, ya no solo se considerará el pacto, sino que ahora también se considerará el sexo de las candidatas y los candidatos. ¿Para qué? Para consagrar que, finalmente, la Convención Constitucional sea paritaria.
No cabe duda de que una Convención Constitucional paritaria va a tener mayor marco de legitimidad y va a expresar de mejor forma la diversidad de nuestra sociedad para elaborar una Constitución que nazca en democracia. Y por eso nos parece fundamental aprobar esta reforma constitucional.
Voto, por tanto, a favor de la paridad para la Convención Constitucional que nos permita elaborar una nueva Constitución para Chile que -insisto- sea un factor de unidad, y no como la actual, un factor de división.
He dicho.