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MODERNIZACIÓN DE LEGISLACIÓN TRIBUTARIA


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, voy a votar a favor de esta iniciativa, porque creo que el acuerdo alcanzado y el texto aprobado por la Comisión de Hacienda, sin duda, cambian la naturaleza del proyecto que había sido aprobado originariamente por la Cámara de Diputados.
Ahí tengo un matiz, una diferencia con lo señalado por el Senador Coloma. Me parece que un acuerdo suscrito con parte de una bancada, con uno o dos partidos...
El señor COLOMA.- Yo dije "parcial".
El señor ELIZALDE.-..., no tiene la misma valoración que un acuerdo suscrito con mayor grado de amplitud, que es el que se ha establecido aquí, en el Senado.
Y ese acuerdo ha sido posible, obviamente, gracias al trabajo de los cinco integrantes de la Comisión de Hacienda, y en particular quiero destacar al representante de nuestra bancada, al Senador Carlos Montes, que cambiaron el sentido de esta iniciativa.
También quiero relevar la disposición que ha tenido el nuevo Ministro de Hacienda, pues me parece que ha sabido leer los tiempos que estamos viviendo. Porque el proyecto primitivo tendía a favorecer a los más ricos, a los que tienen más, a los que ganan más, pues rebajaba la carga tributaria de quienes encabezan los ingresos más altos de nuestro país, de aquellos que cuentan con patrimonios muy altos, lo cual disminuía la recaudación por esta vía.
La tendencia en países como el nuestro es que, a mayor nivel de desarrollo y de crecimiento económico y, por tanto, de ingreso per cápita, contrariamente a lo que podría pensarse, hay mayor demanda de bienes públicos.
El empoderamiento y la toma de conciencia de los derechos de los ciudadanos, que se hallan asociados al crecimiento económico, los hace demandar más y mejores prestaciones y beneficios por parte del Estado. Y eso exige un gasto adicional que forma parte del debate que debemos realizar para el futuro.
Ello, adicionalmente, porque nuestro sistema tributario es moderadamente progresivo, y, por consiguiente, se requiere un cambio de mirada que apunte a que quienes ganan más contribuyan de mejor forma al financiamiento del gasto público, particularmente del gasto social.
Además, esta iniciativa incorpora elementos de equidad tributaria para las pymes, los cuales son muy valorables.
En síntesis, el proyecto original, que rebajaba en 800 millones de dólares o más la recaudación respecto de los que más ganan, a través de la reintegración del sistema tributario, se ha transformado hoy en una iniciativa que en el papel -y esto es bien importante de señalar- recaudaría más de 2 mil millones adicionales.
Y digo "en el papel", porque hay distintos planteamientos en el sentido de que la eficiencia recaudatoria de esta iniciativa no sería necesariamente en esos montos, sino que tendería a montos inferiores. Eso forma parte de lo que se tendrá que ver una vez que ella se implemente, por lo que habrá que estar muy atentos.
No obstante, considero imprescindible que como país llevemos a cabo un debate acerca de nuestro sistema tributario, en especial sobre cuál debe ser la carga tributaria conforme a nuestro nivel de desarrollo; cómo se garantiza una mayor progresividad, esto es, que la distribución de la riqueza después de impuestos sea ostensiblemente mejor que la distribución de la riqueza antes de impuestos.
Hay países que antes de impuestos tienen una distribución de la riqueza similar a Chile y que después de impuestos son de los que cuentan con mayor equidad en el mundo. En consecuencia, se requiere un debate, un análisis respecto de los instrumentos tributarios que se aplican en Chile, y en particular, de cómo fortalecemos de manera sustantiva la progresividad. Asimismo, se halla lo relativo a la eficiencia recaudatoria para contar con los recursos necesarios que permitan financiar el gasto público y el gasto social, esto es, que efectivamente se paguen los impuestos.
Creo que esto forma parte del debate de fondo que necesariamente debemos realizar como sociedad, para los efectos de generar las condiciones tendientes a un entendimiento sustantivo no solo como respuesta al estallido social del 18 de octubre, sino también como resultado de un proceso de convencimiento en cuanto al tipo de sociedad que queremos construir. Esto debe traducirse en políticas públicas y en reformas legales que sean expresión de aquello.
Reitero que valoro la disposición que han tenido las nuevas autoridades. Siempre quienes somos partidarios de cambios más profundos vamos a considerar insuficientes estas propuestas. Sin embargo, me parece bien importante destacar que hubo un cambio en la postura del Gobierno, fundamentalmente respecto del proyecto original que había presentado el entonces Ministro Larraín, que iba en sentido contrario a lo que estaba demandando la sociedad. Y si bien no puede plantearse que esa haya sido la causa directa de lo acontecido el 18 de octubre, sin duda da cuenta de una mirada, de una visión que sí fue cuestionada de manera categórica y enfática por los chilenos.
Por todo lo anterior, voto a favor.