Click acá para ir directamente al contenido
ESTABLECIMIENTO DE NUEVOS BENEFICIOS EN SISTEMA DE PENSIONES SOLIDARIAS


El señor QUINTEROS.- Saludo, en primer lugar, a la señora Ministra, a quien le agradezco la buena disposición que siempre ha tenido para tocar diferentes temas.
Señor Presidente, cuando nos comparamos con los países de la OCDE, una de las principales diferencias que saltan a la vista se refiere al sistema de seguridad social.
En la mayoría de las naciones existe un robusto sistema de seguridad social que protege efectivamente a las personas en las diversas contingencias que deben enfrentar en la vida: en materia de salud, en el tema del desempleo o una vez que llegan a la edad de jubilar. Y la protección es responsabilidad primordial del Estado. Es lo que se llama "Estado de bienestar" que han construido países democráticos con niveles de desarrollo similares al nuestro.
Algo muy distinto es lo que ha imperado en Chile en las últimas décadas, en que han prevalecido soluciones individuales y privadas a problemas que son colectivos y públicos.
Esto es lo que hoy está cuestionando la ciudadanía, y por eso hablamos de la necesidad de reformas estructurales en estos ámbitos, que constituyen los tres pilares de la agenda social: salud, pensiones y salarios dignos.
En materia de pensiones, los chilenos tienen un juicio lapidario en contra del sistema de AFP, que es imposible de revertir.
Los chilenos piden pensiones justas para quienes han contribuido con su trabajo al desarrollo del país, cuyo monto no dependa únicamente del esfuerzo individual y la rentabilidad de las inversiones, y pensiones básicas que permitan satisfacer las necesidades esenciales de quienes por distintas razones no han cotizado.
El Gobierno planteó un mejoramiento del 20 por ciento, que en este Congreso, tan vapuleado, a través de la negociación sobre reforma tributaria y la Ley de Presupuestos, se logró mejorar sustancialmente hasta llegar al 50 por ciento, según rangos etarios.
Este es un primer paso para empezar a cambiar la realidad que viven millones de adultos mayores que deben seguir trabajando hasta avanzada edad o depender de la ayuda de sus hijos o de sus nietos para sobrevivir.
Los trabajadores no pueden pasar a ser pobres por el hecho de jubilar.
Celebro este avance. Hay que reconocerlo. Sin embargo, al mismo tiempo, hay que centrar la atención en los temas pendientes: temas sociales y también políticos, porque están íntimamente ligados; preocuparnos de la nueva Constitución, que debe ser la casa común, pero también de estos tres pilares de que he hablado: salud, pensiones y salarios dignos, que vienen a constituir el alhajamiento mínimo de esa casa de todos.
Naturalmente, todo esto requiere otro Estado, lejos del modelo subsidiario; otra cultura democrática, con mayor participación y control de los ciudadanos, y otra estructura tributaria, en que los que tengan más contribuyan también con más.
Como las pensiones son gastos permanentes, deben ser financiadas con ingresos permanentes, es decir, con mayores tributos.
De esta manera, señor Presidente, nos estaremos acercando al Estado de bienestar que se merece nuestro país.
He dicho.