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LÍMITE A REELECCIÓN DE SENADORES, DIPUTADOS, CONSEJEROS REGIONALES, ALCALDES Y CONCEJALES


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, respecto de este proyecto quisiera plantear la importancia de que demos una señal como Corporación ante la sensación que tiene la ciudadanía, y que muchas veces es expresión de realidad, sobre los privilegios que tenemos los parlamentarios.
Yo tengo dudas conceptuales respecto del tema de la reelección -lo señalo con mucha claridad- por lo que se ha visto en los países en que se ha restringido. Pero creo que efectivamente se ha instalado en Chile, sobre todo por la situación de la dieta, esta percepción de que los parlamentarios, los políticos somos parte de un grupo privilegiado.
Por tanto, se desconoce el sentido fundamental de la política, que es una labor de servicio. A mi juicio, eso debiéramos recuperarlo, dando señales potentes en esta materia.
Por lo anterior -reitero-, teniendo dudas conceptuales, voy a votar a favor de esta iniciativa. Pero aquí hay que abordar un tema más de fondo, que dice relación con lo que está aconteciendo hoy en día en las calles, el descontento que se expresa ante situaciones de abusos y cómo el sistema político es capaz de dar respuestas.
Al respecto, varias reflexiones.
La primera, como Presidente del Partido Socialista quiero reiterar la solidaridad que hemos expresado públicamente ante los hechos de violencia de que han sido víctimas nuestros adversarios políticos
La semana pasada se atentó contra la sede de la UDI. Yo llamé a la Senadora Van Rysselberghe para expresarle nuestra solidaridad. Y junto a otros presidentes de partidos de Oposición manifestamos nuestro rechazo a ese hecho de violencia. Y, también, respecto del incendio -ya es el tercer atentado- de la sede del Senador Coloma.
El Senador Coloma es de mi circunscripción. Tenemos profundas diferencias; acostumbramos a votar en un sentido contrario; argumentamos en un sentido contrario, pero a mí me parece necesario dar una señal de que nada justifica la violencia y de que en democracia debemos saber respetarnos.
Es altamente probable que respecto de esta coyuntura incluso tengamos posturas radicalmente opuestas con las que ha expresado la Unión Demócrata Independiente. Nosotros creemos que aquí se ha producido una brecha entre la ciudadanía y el sistema político y que, por tanto, hay que dar una señal de apertura democrática que nos permita avanzar hacia una nueva Constitución en que los ciudadanos sean protagonistas. Por eso, hemos planteado en concreto el mecanismo de la asamblea constituyente. Pero nuestras diferencias no pueden significar, bajo ninguna circunstancia, que seamos ambiguos respecto de hechos de violencia que en el pasado llevaron a una polarización inaceptable en nuestro país, con las consecuencias dramáticas que todos conocemos.
Por eso, creo que en esto no es posible que uno tenga ambigüedades. Cuando se defienden principios, se defienden siempre.
Nosotros no creemos en la violencia como método de acción política. Creemos profundamente en la democracia y creemos profundamente en los derechos humanos. Por tanto, en esta materia no puede existir doble estándar.
Y reitero en esta sesión la solidaridad con nuestros adversarios políticos que han sido víctimas de hechos de violencia que son inaceptables. Sepan que el Partido Socialista en esta materia tiene una conducta y un compromiso indubitados. Y ese compromiso se expresa en declaraciones y en acciones que ratificamos, obviamente, en este Hemiciclo.
Ahora, es evidente que la brecha que existe entre la ciudadanía y el sistema político exige que este último esté a la altura de las demandas ciudadanas. Y por eso nosotros hemos expresado la importancia de, en primer lugar, impulsar una ambiciosa agenda antiabusos. Porque la verdad es que los chilenos se están movilizando ante el hastío, ante el malestar que generan las situaciones de abuso de que son víctimas permanentemente.
Creo que es importante que demos una señal clara al respecto y, en segundo lugar, que iniciemos una apertura democrática que nos permita avanzar hacia una Constitución de la que todos nos sintamos parte.
Nosotros lo decimos con mucha claridad: la actual Constitución, que fue impuesta en dictadura, que ha recibido reformas importantes -no las vamos a desmerecer-, sigue siendo una Constitución que da cuenta de una mirada del país. Una mirada legítima, pero que es solo la de un sector. Y las Constituciones, por ser normas fundamentales, deben ser expresión de amplios consensos y responder a la mirada compartida del país que tienen los distintos sectores políticos.
Bajo esta Constitución, nuestras ideas, las ideas al menos de la mitad de los chilenos -y diría que incluso de más de la mitad- son inconstitucionales. De ahí que consideremos que es una Norma Fundamental que no responde a lo que debe ser una Constitución.
Y el planteamiento que hemos hecho es que aquí no debe ser reemplazada una Constitución conservadora o de Derecha por una Constitución de Izquierda. Aquí lo que necesitamos es una Carta Fundamental de la que todos nos sintamos parte y en la que todos nos sintamos interpretados. Ese es el planteamiento que estamos formulando.
En efecto, la idea es que respecto del marco regulatorio que existe como Norma Fundamental, todos podamos señalar con orgullo el día de mañana: "Esta es mi Constitución, es nuestra Constitución, es la Constitución de Chile".
Y eso no acontece hoy día. Lamentablemente, no acontece.
Yo entiendo que haya temor de parte de los sectores conservadores ante los cambios que estamos impulsando. Pero lo decimos con toda claridad: aquí no se trata de reemplazar una Constitución de un signo por la Constitución de otro signo.
Y será el pueblo el que soberanamente decidirá, el día de mañana, la orientación que siga el país. Si elige a quienes son partidarios de un Estado subsidiario o de políticas neoliberales, podrán llevar adelante su programa porque cuentan con el mandato del pueblo. Pero si eligen a quienes creemos en un Estado social de derecho, debemos poder llevar adelante esas iniciativas sin que a priori se declare que nuestras ideas son inconstitucionales. Porque resulta inadmisible que en una democracia como la nuestra las ideas de un sector de la sociedad -reitero- a priori sean consideradas inconstitucionales. Eso no da cuenta del consenso que requiere una Norma Fundamental en esta materia.
Y respecto de la brecha que existe con la sociedad, con la ciudadanía, considero que es necesario dar señales. Nosotros tenemos como partido voluntad de diálogo y entendimiento, qué duda cabe. Pero se lo hemos dicho al Gobierno: si alguien cree que una foto de las máximas autoridades del país con los representantes de todos los partidos políticos va a ser suficiente para dar una señal a la ciudadanía sobre lo que está pasando, nosotros pensamos que no va a ser suficiente.
Aquí se tiene que dar una señal de cambio. Y esa señal de cambio implica una apertura democratizadora, un salto que nos permita contar con un nuevo pacto social y un nuevo pacto político donde efectivamente los ciudadanos, cualquiera sea su corriente de pensamiento, sientan que forman parte de una comunidad que se llama Chile y que, por tanto, entre todos debemos preservar la convivencia.
Por cierto, cuando rechazamos la violencia, estamos diciendo que aquellos que cometen delitos tienen que ser detenidos por la fuerza pública y responder ante la justicia. Pero no nos parece que sea una buena señal que se criminalice la protesta per se o, lo que es peor, que se repriman manifestaciones pacíficas.
Estamos viviendo momentos muy difíciles, que requieren que todos actuemos con altura de miras y también con un importante grado de generosidad.
Por eso, nosotros, como partido de Oposición, reiteramos nuestra disposición a dialogar todo lo que sea necesario para buscar una fórmula de salida, pero que esa fórmula de salida no solo sea suficiente para quienes estamos representados en este Hemiciclo, sino también para los ciudadanos que hoy día se expresan en las calles, para los ciudadanos que han manifestado su malestar, lamentablemente, ante las formas de abuso de que son permanentemente víctimas.
Porque no cabe duda de que cuando la pensión no alcanza para llegar a fin de mes, cuando la pensión no alcanza a garantizar que nuestros jubilados tengan un nivel mínimo de vida, eso genera malestar. Y un malestar profundo.
Yo he visto hoy cómo adultos y jóvenes se manifiestan, por ejemplo, con carteles que dicen: "Estoy aquí por mi padre, estoy aquí por mi abuelo, porque su pensión no alcanza para llegar a fin de mes".
Sin ir más lejos, el Presidente del principal partido del oficialismo señaló en un programa de televisión donde ambos participamos que su padre percibía una pensión de 180 y tantos mil pesos. Y que él entendía que por eso su hijo era parte de los que se estaban manifestando en las calles.
Pues bien, debemos acoger esa demanda con políticas responsables, no con populismo; con propuestas serias, que permitan dar solución a esta deuda social. Pero, sobre todo, con un sistema democrático que canalice las demandas y que les dé respuesta. Y que la gente sienta que cuando vota, su voto pesa y hace la diferencia; no como se siente hoy día, donde da lo mismo quien gane porque al final todo sigue igual y nada cambia de manera sustantiva.
Eso va a permitir, obviamente, mayores niveles de participación, va a incentivar la incorporación de los jóvenes a la actividad política y nos va a conducir a una democracia de mayor calidad.
Es un desafío que tenemos como sociedad. Y todos debemos contribuir de la misma forma a enfrentarlo, poniendo lo mejor de nosotros y, por cierto, actuando con todos los grados de generosidad necesarios, pero entendiendo que aquí hay una demanda mayor y nuestra deuda no es entre nosotros, sino con la sociedad que está afuera, la ciudadanía que siente que el sistema político no le está dando respuesta.
Y ante esa demanda tenemos que estar a la altura, dando una respuesta de fondo.
He dicho.