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OTORGAMIENTO DE FACULTAD A PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA PARA DEJAR SIN EFECTO O LIMITAR ALZA DE TARIFAS EN TRANSPORTE PÚBLICO DE PASAJEROS


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, la mejor manera de defender nuestras instituciones es defendiendo a nuestros representados.
El estado de emergencia no autoriza para reprimir la libre expresión de hombres y mujeres.
Hoy día una joven de 19 años, en la manifestación pacífica de la plaza Italia, antes de que llegaran carabineros y dispararan bombas lacrimógenas, fue herida con un balín en un ojo. Ella está hospitalizada y tendrán que operarla.
Sin lugar a duda, son importantes las palabras, las intenciones y el llamado a la unidad. Sin embargo, pasan los días y, claramente, esas palabras, las dichas por el Presidente de la República, resuenan tibias frente a la dimensión del malestar que hoy siente nuestro país y que ha instalado la violencia, violencia que sentían hombres y mujeres en sus casas por las alzas de cuentas, por las pensiones miserables, por los servicios que no se otorgan.
Sin lugar a duda, es imperioso devolver la fe y la tranquilidad a nuestros compatriotas.
Sin lugar a duda, nadie, ¡nadie en esta Sala ni en ninguna parte!, puede avalar la violencia. El problema, señor Presidente, es que llevamos años haciéndolo a través de sueldos indignos; pensiones miserables; concentración de riqueza, y cuentas de luz, de agua, de servicios básicos que ahogan a nuestras familias, sin agregar que tenemos siete millones de personas endeudadas y más de cuatro millones de morosos.
Una profesora en el norte, señor Presidente, va a perder su casa porque no puede utilizar parte de sus recursos ahorrados en pensiones para pagar la deuda.
Familias enteras deben perder sus bienes y sus ahorros de toda la vida para poder dar respuesta a enfermedades catastróficas.
Millones de chilenos deben esperar que llegue el camión aljibe para poder contar con agua.
En distintos rincones de nuestra patria millones de personas sufren la inequidad territorial que se impone desde el centralismo, que no logra conectarse con la ciudadanía.
Hombres y mujeres jóvenes hacen ver su malestar.
Y sin lugar a duda, la clase política, la clase gobernante y la clase empresarial no han logrado conectarse.
Hay ignorancia completa de lo que pasa en las ciudades. Es hora de dar respuestas concretas.
Este proyecto de ley lo vamos a aprobar, pero es solo la punta del iceberg de un problema mucho más profundo que necesita respuestas y soluciones.
Gracias, señor Presidente.