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CARÁCTER MIXTO OBLIGATORIO DE ESTABLECIMIENTOS EDUCACIONALES CON FINANCIAMIENTO PÚBLICO


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, este proyecto no lo estaríamos discutiendo si no fuera por el auge que ha adquirido el movimiento feminista en el Chile de hoy, por la adhesión y simpatía que generan sus demandas en la mayoría de la sociedad, las que se expresan en centenares de movilizaciones, con los más variados petitorios.
No se trata solo de un conjunto heterogéneo de reivindicaciones, algunas muy generales y más bien de carácter cultural, y otras mucho más acotadas y de alcance parcial.
Lo relevante y lo contagioso del movimiento es que representa una toma de conciencia profunda que se ha producido en la sociedad chilena, fundamentalmente en las nuevas generaciones.
Los niños y jóvenes simplemente no aceptan muchos de los roles que hasta ahora dominan y condicionan la vida familiar, laboral y social.
Su rechazo es radical e intransable. Y tienen razón en el fondo de su radicalidad, porque lo que está en juego es la dignidad de las personas y sus derechos esenciales.
Su movimiento no respeta tradiciones, por cuanto justamente es la costumbre la que transmite los roles y formas de vida que asfixian y limitan las capacidades de desarrollo de las mujeres, limitando con ello a toda la sociedad.
En este marco, se entiende perfectamente que, bajo la consigna de "educación no sexista", las aulas sean el medio en que el movimiento ha adquirido mayor dimensión y se constituyan, por lo tanto, en uno de los primeros objetivos de intervención.
Después de la familia, para los niños la escuela es el principal espacio de socialización. Los patrones o conductas que se aprenden en ella son fundamentales en su formación.
Y el punto de partida es que la escuela no discrimine en su admisión por razones de sexo o género.
Esto no es nuevo en la educación pública. Antes se les llamaba "escuelas coeducacionales", y desde hace décadas se han constituido en la regla general. Pero hay un conjunto de establecimientos, incluidos algunos de los llamados "emblemáticos", que continúan acogiendo alumnos según sexo.
Esta tradición no admite continuación, en primer lugar, por el rechazo que genera en los propios estudiantes, pero también por el modelo sexista que se reproduce consciente o inconscientemente.
Así como estamos por la inclusión social, por la integración en las ciudades y barrios, por la convivencia de todas las culturas, también las escuelas deben apropiarse de nuestra diversidad, valorizar nuestras diferencias. Y eso se hace, en primer lugar, con una igualdad total, descartando todo tipo de discriminación en el ingreso por la condición económica, social, cultural, étnica, religiosa o de sexo o género.
Señor Presidente, los nuevos tiempos para el país están siendo construidos por las pequeñas y grandes transformaciones que está impulsando el movimiento justo, honesto e impaciente de miles de mujeres y hombres que han decidido cuestionar los paradigmas vigentes y salir a las calles demandando igualdad.
Por estas razones, voto a favor.