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PROHIBICIÓN Y SUSTITUCIÓN PROGRESIVA DE BOLSAS NO BIODEGRADABLES EN PATAGONIA CHILENA


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, por su intermedio, saludo a la Ministra del ramo que nos acompaña en esta sesión y le deseo el mayor de los éxitos en la gestión que está desarrollando.
Son múltiples las iniciativas que se han debatido sobre la materia. Como señalaba el Senador Chahuán, esta no es la única de que ha tomado conocimiento el Congreso Nacional, pero es la que más ha avanzado y, obviamente, esperamos que se apruebe. Sin duda, constituye un precedente importante que tengamos que pronunciarnos sobre este proyecto, que se hace cargo del efecto pernicioso del plástico.
Quienes me han antecedido en el uso de la palabra han hecho referencia al efecto contaminante del plástico y de los materiales sintéticos, que son dos tipos de basura que tienen un especial impacto en la contaminación del mar y que afectan la vida de cientos de especies que, sin duda, ven perjudicada su existencia, y del cual los seres humanos somos los principales responsables.
Esa es la principal reflexión que yo quisiera compartir en esta Sala: que los agentes contaminantes somos los seres humanos.
En Chile, en general, existe mucha indignación con la contaminación. Y se tiende a creer que es un problema propio, pero de responsabilidad ajena, de otros. La verdad es que la contaminación es, sin duda, un drama propio, pero también una responsabilidad propia. Por tanto, si queremos evitar los efectos perniciosos, resulta imprescindible modificar nuestra conducta; es decir, la conducta de quienes contaminamos: las personas.
De ahí la importancia de esta iniciativa, que prohíbe el uso de bolsas plásticas en determinados contextos, particularmente con fines comerciales, porque contribuye a que quienes más contaminamos -reitero, las personas- no desarrollemos en adelante esa conducta.
Lo relevante -como lo decía el Senador Galilea- es que este proyecto de ley sea un primer paso y que venga acompañado de múltiples otras iniciativas que contribuyan, sin duda, a generar más conciencia sobre la materia.
Valoro el artículo 7° del proyecto, que establece la responsabilidad del Ministerio del Medio Ambiente para promover e implementar programas de educación ambiental dirigidos a la ciudadanía.
Si bien la normativa se limita al efecto pernicioso que producen las bolsas plásticas entregadas en el comercio, lo cierto es que debemos aspirar a que esa formación sea más amplia, generando conciencia respecto a nuestra propia conducta. Porque a través de una legislación, que en algunos casos genera incentivos y, en otros -como ocurre con este proyecto-, prohibiciones, es imprescindible crear la toma de conciencia para que nosotros, los principales contaminantes, las personas, modifiquemos nuestra conducta y contribuyamos a preservar la vida en nuestra gran casa: el planeta Tierra.