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CREACIÓN DE MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN


El señor MONTES.- Señor Presidente, estoy de acuerdo con el colega Girardi en cuanto a aprobar el proyecto tal como está, de manera que avance. Y creo que también habría que discutir en algún momento las reflexiones que Su Señoría realiza, pues las ha planteado varias veces y no las hemos debatido.
En todo caso, comparto su línea de reflexión. Me parece que varias de las cosas que señala van a cambiar. Y algunas ya lo hicieron. O sea, no son algo que venga, en particular en lo referido a la relación padre-hijo, a las personas, etcétera. Esto, además de haber partido ya, se estudia en la universidad. Sugiero leer a Kathya Araujo y a todas las personas que siguen similares corrientes de pensamiento dentro de la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago. La Universidad Católica, por su parte, se ha propuesto una línea de investigación sobre políticas públicas que yo encuentro potentísima. O sea, existe una idea de comprender y de ponerse al día en estas materias.
Respecto al nuevo Ministerio, creo que debe tener características propias y no imponerse obligaciones que vayan más allá de lo que pueda realizar. Debe ser un articulador de esfuerzos por distintos lados. No puede pretender monopolizar y que en su interior se dé todo. Tiene que cumplir un rol articulador: hacia el sistema universitario, hacia la investigación que se hace en otras Carteras, pues, guste o no, hay muchas que tienen líneas de investigación. Debe vincularse con los jóvenes, sobre todo con los becados que están estudiando. La verdad es que las tesis que desarrollan estas personas son realmente potentes.
Pero, ¿dónde se articula todo aquello, dónde se transforma en conocimiento que ayude al desarrollo de nuestro país?
Ese es el desafío del Ministerio de Ciencia.
Dicho lo anterior, y apoyando todo, para mí hay preocupaciones que me quedan y que quiero reiterar para el futuro.
Creo que estamos aprobando esta nueva Cartera en genérico, sin mandatos específicos. Y a mí me hubiera gustado un mandato específico en energía solar y otro en relación con la Antártica. Pero aquí se acordó que no tuviera ninguno, a pesar de que hay instituciones e instrumentos para haberle adjudicado ciertos roles.
En el caso de la minería, habría que ver cómo se hace, porque no se trata de crear algo -ya hay muchas cosas en marcha-, sino de articularlas en torno a un objetivo común.
En segundo lugar, el financiamiento me parece muy inestable. Debería existir una relación con el royalty. Así fue originalmente. Había estabilidad de ingresos para empujar los estudios.
Y, en tercer lugar, creo que para estos efectos la organización del país debería seguir, no la división político-administrativa, sino las áreas de desarrollo. Las regiones del norte debieran tener una línea de relación y de coordinación con el nuevo Ministerio propia de ellas, que son varias pero con realidades muy similares. Y lo mismo debiera ocurrir con las que están más al sur y con otras.
Pero insisto: este no es un Ministerio más. Es un Ministerio que debe jugar un rol mucho más de articulador. Si se burocratiza y se transforma en una típica coordinación (que tal cosa pasa aquí o allá, y llega el seremi, en fin), no será la estructura que se requiere para cumplir todos los desafíos que plantea el Senador Girardi y otros parlamentarios.
Necesitamos pegar un salto en conocimiento, en ciencia, en innovación. Creo que es posible. Se requiere otra manera de entender el desarrollo, que no es solo los negocios de gran rentabilidad especulativa y más de corto plazo, sino un país de la inteligencia, un país que es capaz de ponerse, gracias al conocimiento, en la exportación de los servicios y también en la forma de entender el desarrollo de las personas.
Apoyo completamente el proyecto en los términos en que está.
Creo que el debate no se cierra con esto, pero aquí, en verdad, se inicia algo en otro nivel. Espero que las mejores personas de Chile estén a cargo de implementar y llevar adelante el nuevo Ministerio, sin burocratizarlo, sin asemejarlo a los otros, sino manteniendo su especificidad.
Muchas gracias.

El señor MONTES.- Señor Presidente, como ya se ha señalado, este debate se dio en la Comisión. El tema es bien profundo; involucra la visión que se tiene de la sociedad, de la creación, del desarrollo.
En la investigación que el Estado promueve se plantea la posibilidad de que este exija que su resultado se use.
Frente a toda la argumentación de los Senadores Ignacio Walker y Coloma, yo no creo que ellos piensen que la creación es un bien privado exclusivamente, ¡exclusivamente!
Si el día de mañana hay un descubrimiento respecto al cáncer o al sida, ¿vamos a dejar que quede sujeto a la lógica que el privado tenga de él, habiendo sido producido con recursos públicos?
Está claro que existen bienes públicos que se deben tratar como tales. Y el Estado tiene que contar con facultades para asegurar, por ejemplo, que en el caso del cáncer y del sida se establezcan mecanismos que permitan a mucha gente hacer uso de los descubrimientos para así acceder a una mejor vida.
En la experiencia internacional, muchas vacunas y muchos avances se han demorado harto en transformarse de un bien puramente privado en un bien público que fortalece y permite a las sociedades protegerse.
Es posible que el equilibrio entre la parte privada y la pública se pueda mejorar en la redacción. Porque aquí no se trata de que el investigador carezca de la posibilidad de usufructuar de su invento. Se trata de lo contrario: de que la sociedad pueda usufructuar de ese invento.
Este no es puramente un bien privado: es un bien privado y un bien público. Hay muchos casos de investigaciones que no deben quedar solo en la lógica privada.
Entonces, no entendamos al Estado como un aparato que quita para su usufructo. Quita en función de una necesidad más general de la sociedad.
Yo pido, sobre todo en la argumentación de Ignacio Walker, un mayor equilibrio entre lo que es bien privado y bien público en lo que se refiere a creación, a investigación, particularmente en el área médica. Pero también se podría extender esto al área industrial, a la robótica.
En algún momento existirán robots -ya los hay en algún grado- para manejar los medicamentos en los consultorios y en todos lados. ¿Vamos a esperar que eso le interese al privado -así lo entiendo- o hay una dimensión privada y una dimensión pública de esa creación?
Concuerdo en que la redacción de esto podría ser estudiada. Pero toda la argumentación que dice "la creación con plata pública es privada-privada" me parece totalmente inadecuada.
No es puramente privada-privada. La creación que se hace con fondos públicos debe tener un sentido para la sociedad.
¿Cómo se regula esto? ¿Con la parte de bien privado que va a tener?
Bueno, eso podría perfeccionarse en su momento. Sin embargo, lo que estamos viendo hoy día es si aprobamos este proyecto.
Además, nosotros queremos que esta normativa la promulgue Michelle Bachelet, ya que es un tremendo trabajo que viene desde hace años.
Ciertamente, habrá oportunidad de perfeccionarla después, porque la ley del INAPI está pendiente y esto es parte de los problemas que en ella se abordan.
No se trata de que el creador de algo diga: "Lo guardo, porque no me conviene sacarlo al mercado; no me va a ser rentable".
¡La ley del INAPI está pendiente aquí, en este Congreso!
En ella se busca afinar el equilibrio entre lo privado y lo público, para investigaciones con platas públicas, ya que el problema no está bien resuelto hoy día en la realidad.
Creo que es importante aprobar este proyecto, porque permite promulgar la ley.
Acepto que el equilibrio entre lo privado y lo público necesita ser revisado a fin de asegurar que ambas cosas existan.
Voto a favor.

El señor MONTES.- Señor Presidente, yo también me opuse a este enfoque de la desconcentración y descentralización del Ministerio.
¿Qué tiene que ver el Ministerio de Ciencia con los otros para aplicarle un modelo uniforme? ¡Nada! Esta organización se ha forzado, a veces en Hacienda y en otra serie de áreas.
¿Cómo surgieron las seremías, como organismos? Surgieron para controlar hacia abajo, a través de una intermediación de cada Ministerio. Ese es su origen. De hecho, algunas han logrado desarrollar ciertos ámbitos creativos, de desarrollo, pero no es lo propio de ellas. Tienen un rol muy discutible, muy confuso además.
Por lo tanto, aplicar este modelo mecánicamente, para los efectos del conocimiento y la innovación, no me parece lo más adecuado. Claramente, aquí la alternativa era generar, por cada macrozona, una coordinadora o una comisión que analizara en su conjunto la actividad de creación.
El desierto es una realidad. Y a partir de ella hay que ver cómo potenciar a los investigadores, a los innovadores. Pero hay que considerarlo en un conjunto más amplio que la pura división político-administrativa. Repetir, en esta realidad, la división político-administrativa como el territorio a partir del cual se efectúe el control no tiene nada que ver con lo que es propio de la creación, con lo que es propio de la coordinación entre intelectuales, entre científicos. Y en muchos casos hasta resulta conveniente que sea más allá.
El desierto, en el norte, así como Aisén y Magallanes, son realidades que debieran tomarse como dos macrozonas y tener allí una comisión con mucha potencia, como articuladora, como estimuladora.
Creo que esta parte del proyecto hay que revisarla, mejorarla y sacarnos de la cabeza una estructura tan rígida como es el modelo de la seremía en cuanto único modo de desconcentración y descentralización. Soy partidario de buscar una forma más apropiada a la naturaleza y a los desafíos de este nuevo Ministerio.
Voy a votar que no, para que la Comisión Mixta trate de mejorar el sistema.