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CREACIÓN DE SISTEMA DE EDUCACIÓN PÚBLICA Y MODIFICACIÓN DE DIVERSOS CUERPOS LEGALES


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, siempre he sido partidario de la descentralización, de manera que la toma de decisiones se radique lo más cerca posible de las personas a quienes afecta. En este sentido, la descentralización es también, en esencia, un proceso profundamente democrático.
Pero no toda la descentralización persigue ese fin.
Los que dieron el paso a la municipalización de la educación pública, el año 1980, sabían muy bien lo que estaban haciendo, tenían muy claros sus objetivos. Eran los tiempos de privatizar todo, de achicar el Estado, de abrirle espacio y darle todas las facilidades al sector privado para su crecimiento.
No se pretendía descentralizar.
¡Qué descentralización podía haber si los alcaldes eran designados por el jefe de las fuerzas, quien actuaba como intendente!
Lo que se buscaba era el debilitamiento progresivo de las escuelas y liceos públicos en beneficio de los colegios privados y particulares subvencionados.
Esta era la esencia del principio de subsidiariedad que lo inundaba todo. El Estado solo debía intervenir allí donde los privados no podían hacerlo. Por lo tanto, había que potenciar a este último sector para que, gradualmente, fuera reemplazando al sector público en la tarea educacional.
Los instrumentos para lograr dicho objetivo eran múltiples: el sistema de financiamiento basado exclusivamente en la subvención por asistencia, la precarización de los docentes, la maraña burocrática, la debilidad estructural de los municipios.
Con el retorno a la democracia se hicieron uno y mil esfuerzos por rescatar a la educación pública. Pero no se logró revertir la tendencia fatal.
Se dictó un estatuto docente, se aumentaron las subvenciones, se creó la jornada escolar completa, se renovó la infraestructura, y, sin embargo, nada de esto fue suficiente.
A nivel regional, fui impulsor y ejecutor del gigantesco e histórico esfuerzo estatal por reponer prácticamente la totalidad de los edificios destinados a la educación.
Desde el gobierno local, con muchos sacrificios, logramos en un momento, incluso, el esquivo equilibrio presupuestario del sistema educacional y, dentro de nuestras posibilidades, efectuamos un aporte municipal a él. No obstante, en la mayor parte del país la tendencia a la disminución de la matrícula y el debilitamiento de la educación pública continuó.
Por cierto, no todo ese detrimento es imputable a la municipalización. Los cambios económicos, tecnológicos, sociales y culturales del país han tensionado la enseñanza pública y la han enfrentado a desafíos cada vez más complejos, que no siempre ha estado en condiciones de enfrentar o no ha sabido abordar.
Ahora, después de 37 años, estamos tratando de revertir democráticamente aquella decisión autoritaria de municipalizar, la que, como decía, no buscaba descentralizar, y solo ha traído deterioro a la otrora prestigiosa educación pública del país.
En este proyecto, entonces, junto con otros que ya aprobamos, como el de inclusión o el de carrera docente, estamos dando una nueva oportunidad a dicha enseñanza, con lo siguiente:
Con un sistema que tenga el foco en la escuela, en la calidad y que descanse en la responsabilidad de los propios directivos y profesores.
Con una participación de la comunidad que posibilite el involucramiento de todos los actores, incluidos los municipios, y promueva la pertinencia de la educación en el territorio donde se imparte.
Con un trabajo en red que se base en el intercambio y la innovación.
Con servicios locales altamente profesionalizados, de giro educacional exclusivo, que apoyen a los establecimientos y cuenten con financiamiento basal directo, que no distraiga los recursos destinados al proceso educativo.
Con un sistema de rendición de cuentas a nivel de la comunidad escolar, local, regional y nacional.
Con una implementación gradual que asegure un traspaso ordenado, sin menoscabo a los trabajadores docentes y no docentes.
Así, con este nuevo marco, y sobre todo con el decidido compromiso del Gobierno y de este Congreso, la educación pública tendrá una nueva oportunidad para recuperar el lugar destacado que históricamente ha tenido en el desarrollo del país.
De esta manera, los niños de la escuela unidocente de isla Laitec, en Quellón; de la escuela Hardy Minte de Los Riscos, en Puerto Varas; de la escuela de la caleta San Pedro de Purranque, y los jóvenes del Politécnico de Castro o del Liceo Manuel Montt, de la capital regional, tendrán también la oportunidad real que se merecen para formarse, construir sus vidas y contribuir a los demás, cada uno de acuerdo a sus capacidades y sin importar la suerte de sus padres o el lugar donde nacieron.
Por todo ello, señor Presidente, votaré a favor.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).