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BONO PARA FUNCIONARIOS DE SERVICIOS DE SALUD Y DE ESTABLECIMIENTOS DE SALUD DE CARÁCTER EXPERIMENTAL


El señor QUINTEROS.- Señora Presidenta, este bono para los trabajadores de los servicios de salud y centros experimentales tiene importancia, no tanto por su monto, que es bastante modesto, sino por otros elementos que quiero destacar.
En primer lugar, es resultado del diálogo llevado a cabo entre el Ministerio y la totalidad de los gremios del sector.
La única posibilidad de sacar adelante los enormes desafíos de esa Cartera es con un diálogo permanente y el compromiso de sus funcionarios.
Además, hay que destacar la unidad de los funcionarios de la salud, que ha permitido alcanzar, como acá se ha dicho, un protocolo de acuerdo integral que incluye diversas materias a revisar en la gestión del personal, partiendo por la regularización del alto porcentaje de la dotación que hoy se desempeña a contrata o a honorarios, capacitaciones, etcétera.
El bono es una expresión de la voluntad real de avanzar en el mejoramiento de estas condiciones. Aunque sea modesto, su valor principal es que sella un acuerdo, restablece las confianzas y viabiliza el diálogo.
Esto -insisto- se ha logrado con la unidad de los trabajadores, unidad y fuerza que se utilizan y canalizan en función de los objetivos principales de los funcionarios y no solo detrás de un objetivo económico inmediato como un bono.
Lamentablemente, no es esta actitud la que hemos visto en otras negociaciones que se han producido en el sector público.
El poder de las organizaciones sindicales no se mide únicamente por el monto de un beneficio específico logrado para sus afiliados. Su fuerza no se prueba en la capacidad de forzar al Estado a aceptar sus demandas.
Los intereses de las organizaciones van más allá. Tan importante como tener la confianza de sus socios es mantener la confianza de todos los ciudadanos.
Esto lo entiende la gran mayoría de los dirigentes del sector público, aunque, en el último tiempo y como un producto más de la desconfianza instalada en nuestra sociedad y del exacerbado individualismo, también hemos visto casos en que se intenta poner el interés de los funcionarios por sobre el interés público.
Pero la gran mayoría entiende su rol. Y este acuerdo demuestra eso: por una parte, la importancia que le dan las autoridades del sector a la gestión de sus recursos humanos, y por otra, la existencia de liderazgos responsables en la organización sindical y de un compromiso de los trabajadores con su servicio.
Desde luego, son los funcionarios permanentes, aquellos que desarrollan un compromiso más fuerte con los objetivos de sus servicios, que en el caso de la salud no es ni más ni menos que prestar atención a la enorme mayoría de los chilenos y, entre ellos, al cien por ciento de los pobres de este país.
Pero también hay que decir que no es posible que el Estado no defina los términos en que sus trabajadores pueden ejercer sus derechos, de la misma manera como regula el ejercicio de los derechos de los trabajadores del sector privado.
No es posible que siga habiendo funcionarios a honorarios sin derecho a previsión social o con derechos menores que sus pares.
No es posible que cuando se pone término a los servicios de un funcionario a contrata, este no tenga derecho a indemnización alguna, tal como sí se halla establecido para el sector privado.
Estimada señora Presidenta, como decía, la importancia de este bono no es su monto, que de todas maneras ayudará a los miles de funcionarios que hoy lo reciben. Es un buen signo para el clima de diálogo que debe imperar en los distintos órganos del Estado, donde autoridades y funcionarios tienen en común su calidad de servidores públicos.
Por ello, voto a favor.