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REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 362ª
Sesión 43ª, en miércoles 3 de septiembre de 2014
Especial
(De 10:44 a 13:11)
PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES EUGENIO TUMA ZEDAN, VICEPRESIDENTE,
Y JORGE PIZARRO SOTO, PRESIDENTE ACCIDENTAL
SECRETARIO, EL SEÑOR MARIO LABBÉ ARANEDA, TITULAR
____________________
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores (as):
--Allamand Zavala, Andrés
--Araya Guerrero, Pedro
--Bianchi Chelech, Carlos
--Chahuán Chahuán, Francisco
--Coloma Correa, Juan Antonio
--De Urresti Longton, Alfonso
--García Ruminot, José
--García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro
--Girardi Lavín, Guido
--Goic Boroevic, Carolina
--Guillier Álvarez, Alejandro
--Harboe Bascuñán, Felipe
--Horvath Kiss, Antonio
--Lagos Weber, Ricardo
--Larraín Fernández, Hernán
--Matta Aragay, Manuel Antonio
--Montes Cisternas, Carlos
--Moreira Barros, Iván
--Muñoz D´Albora, Adriana
--Navarro Brain, Alejandro
--Orpis Bouchon, Jaime
--Ossandón Irarrázabal, Manuel José
--Pérez San Martín, Lily
--Pérez Varela, Víctor
--Pizarro Soto, Jorge
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Quintana Leal, Jaime
--Quinteros Lara, Rabindranath
--Rossi Ciocca, Fulvio
--Tuma Zedan, Eugenio
--Van Rysselberghe Herrera, Jacqueline
--Von Baer Jahn, Ena
--Walker Prieto, Ignacio
--Walker Prieto, Patricio
--Zaldívar Larraín, Andrés
Asimismo, se encontraban presentes el Presidente del Banco Central, señor Rodrigo Vergara Montes; el Vicepresidente, Enrique Marshall Rivera; los Consejeros, señores Joaquín Vial Ruiz-Tagle y Pablo García Silva; el Gerente de Comunicaciones, señor Luis Alberto Álvarez Vallejos; la Encargada de Protocolo, señora Paola Peretta, y el Asesor Informático, señor Fernando Coulon Dental.
Actuó de Secretario el señor Mario Labbé Araneda.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 10:44, en presencia de 15 señores Senadores.
El señor TUMA (Vicepresidente).- En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.
III. ORDEN DEL DÍA


INFORME DE CONSEJO DE BANCO CENTRAL

El señor TUMA (Vicepresidente).- La presente sesión ha sido convocada especialmente para recibir al Consejo del Banco Central, que presentará al Senado la evaluación del avance de las políticas y programas del año en curso, como asimismo el informe de las proposiciones para el año calendario siguiente, según lo dispuesto en el artículo 80 de la ley N° 18.840, Orgánica Constitucional del Banco Central de Chile.
Les damos la bienvenida a nuestros invitados: el Presidente del Instituto Emisor, señor Rodrigo Vergara; el Vicepresidente, señor Enrique Marshall; los consejeros señores Joaquín Vial y Pablo García; el Gerente de la División Estudios, señor Alberto Naudón; el Gerente de Comunicaciones, señor Luis Álvarez; el Asistente Informático, señor Fernando Coulon; la Encargada de Protocolo, señora Paola Peretta, y el Gerente de Investigación Financiera, señor Alejandro Odone.
Solicito la autorización de la Sala para que asistan a la sesión los asesores.
Acordado.
Tiene la palabra, por 45 minutos, el señor Vergara.

El señor VERGARA (Presidente del Banco Central).- Señor Vicepresidente, Senador señor Eugenio Tuma, y Honorables integrantes de esta Corporación, deseo partir presentando las excusas del Consejero señor Sebastián Claro por no poder asistir, lo que me pidió expresamente que les comunicara.
Introducción
Agradezco la invitación extendida al Consejo del Banco Central de Chile para presentar el Informe de Política Monetaria (IPoM). Como es habitual en septiembre de cada año, ello coincide con el informe anual del Consejo al Senado, donde presentamos nuestra visión de los hechos macroeconómicos y financieros recientes de las economías chilena e internacional, así como sus perspectivas e implicancias para la conducción de la política monetaria.
En los últimos meses, el panorama económico del país ha tenido cambios importantes.
En particular, la desaceleración de la actividad ha sido más marcada que lo previsto y se estima que será, también, más persistente.
Hace un año, cuando presentamos ante esta Corporación nuestra visión de lo que sería la economía en 2014, proyectamos que se expandiría entre 4 y 5 por ciento. Hoy, como les detallaré en unos momentos, consideramos que el crecimiento se ubicará entre 1,75 y 2,25 por ciento y que en 2015 lo hará entre 3 y 4 por ciento, por debajo de lo que estimamos que es el crecimiento de mediano plazo de nuestra economía.
La fuerte reducción es, sin duda, una noticia preocupante, que debe mover a todos los actores, políticos y económicos, a redoblar los esfuerzos por devolver el dinamismo, especialmente considerando que, como es nuestro convencimiento, Chile tiene todas las herramientas para lograr un mayor crecimiento y mejorar, así, el bienestar de sus habitantes.
En este contexto, el Banco Central ha utilizado la política monetaria con decisión, y de forma coherente con nuestro mandato, cautelando siempre el cumplimiento del objetivo de estabilidad de precios. También, somos conscientes de que, si bien la política monetaria es una herramienta poderosa, puede amortiguar, pero no compensar totalmente las fluctuaciones cíclicas.
Respecto de los elementos detrás del débil crecimiento de la economía, nuestro análisis identifica factores que de alguna manera eran esperados -a ellos hemos hecho referencia en informes anteriores- y otros que han sido más sorpresivos y cuyo impacto es más difícil de determinar en forma precisa.
Entre los factores esperados están aquellos que dicen relación con elementos externos. Chile es una economía pequeña y abierta y, como tal, está afecta a los vaivenes de la economía mundial. A este respecto, y más allá de los graves y profundos efectos negativos asociados a la crisis financiera global de 2008 y 2009, se debe reconocer que, durante la última década, la economía chilena se ha favorecido de un benigno escenario internacional, donde los precios de las materias primas y las condiciones financieras han sido tremendamente beneficiosos.
No obstante lo anterior, en lo más reciente, el fin del ciclo de los altos precios de las materias primas ha afectado negativamente a las economías exportadoras de estos productos, incluida la nuestra. Por su parte, si bien las condiciones financieras internacionales siguen siendo hoy favorables, se espera que el proceso de normalización de la política monetaria en importantes economías desarrolladas se inicie pronto.
No debemos olvidar que el precio del cobre, nuestro principal producto de exportación, se mantuvo cercano a cuatro dólares la libra durante un tiempo prolongado. Hoy está más próximo a los tres dólares, y se estima que se ubicará algo por debajo de esa cifra en el largo plazo.
A esto se agrega que en la última década, coincidiendo con los mayores precios y el déficit de oferta, la inversión en el sector minero tuvo un incremento significativo alrededor del mundo.
Chile no fue la excepción. Durante la década de los noventa y comienzos de la siguiente, la inversión minera promedió entre dos y tres puntos del producto interno bruto (PIB). En el lapso desde 2006 a 2013, la cifra subió a cinco puntos del PIB, llegando en 2012 a representar 6,5 por ciento del PIB.
Este fenómeno no solo permitió al país ampliar su capacidad en el sector minero, sino que también generó importantes encadenamientos productivos hacia otros sectores económicos, entre ellos la construcción, el comercio y la industria. El desarrollo y crecimiento que ha tenido la zona norte del país, en especial en ciudades como Iquique, Antofagasta y La Serena, son un fiel reflejo del impacto positivo que creó este fenómeno.
Sin embargo, este ciclo de inversión, como ha sido advertido en numerosas ocasiones, maduró, lo que se manifiesta en que hoy el cúmulo de proyectos en ejecución es menor.
Lo que ha sucedido con otras economías exportadoras de metales, como las de Australia y Perú, aunque con diferencias en intensidad y en los tiempos específicos, es sintomático del fenómeno.
De cualquier forma, la mencionada maduración del ciclo mundial de inversión en cobre no es la única razón detrás del menor dinamismo de la inversión minera. Los retrasos, postergaciones y cancelaciones han sido atribuidos también por los partícipes de la industria a problemas internos relacionados con la falta de agua y los altos costos de la energía, la excesiva demora en la definición sobre proyectos y la judicialización de algunos de ellos, así como a problemas con las comunidades y al aumento de los costos.
Entre los factores esperados de la desaceleración también se cuenta el que los esfuerzos de reconstrucción posteriores al terremoto y maremoto de febrero de 2010, incluido el mayor impulso fiscal asociado, han tendido a desaparecer a medida que dicho proceso se completa, explicando, también, parte de la desaceleración de la economía.
Por último, pero no lo menos importante, estos y otros factores hicieron, durante los últimos años, que el ritmo de crecimiento de la economía superara su potencial. Ello hacía necesaria y adecuada una velocidad de expansión menor y más sostenible en el tiempo.
Con todo, el debilitamiento de la actividad y del gasto ha sido mayor al esperado, sorprendiéndonos a nosotros y a todos los agentes económicos por su intensidad y persistencia.
Ya en el Informe de Política Monetaria de junio pasado manifestábamos que una parte de la caída de la inversión no podía ser explicada por las variables tradicionales determinantes de este componente de la demanda interna.
La sorpresa negativa en la actividad se relaciona, en parte, con que algunos de los eventos que avizorábamos meses atrás han contribuido menos que lo esperado al crecimiento.
Por ejemplo, la recuperación de la actividad de nuestros principales socios comerciales ha sido algo más lenta que lo esperado, especialmente en América Latina. Las correcciones a la baja en la inversión en minería y energía por realizarse en 2014 han sido mayores a las estimadas, como se observa en el nuevo catastro de la Corporación de Bienes de Capital. Además, la depreciación del peso, si bien es un importante aliciente para el sector exportador, en el corto plazo ha afectado negativamente los componentes importados del gasto interno.
Junto a lo anterior, ha destacado en los últimos meses la caída en las expectativas económicas, las que, por una parte, son el reflejo de un escenario de menor dinamismo, pero, por la otra, terminan afectando negativamente la demanda interna. Las expectativas para la inversión y el consumo se han deteriorado desde hace ya un tiempo, y más marcadamente en los meses recientes.
El Índice de Percepción de la Economía (IPEC) y el Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE) han mostrado bajas continuas durante 2014. A julio, ambos se ubican por debajo de los niveles neutrales.
En la lámina en pantalla se observan estos dos indicadores de confianza: la empresarial y la de los consumidores, habiéndose registrado disminuciones importantes en el último tiempo. En los meses recién pasados incluso se ubican en lo que llamamos "terreno negativo" o bajo el terreno neutral, que en un índice es de 50.
Además, se muestra un importante deterioro en algunos ítems específicos, donde destacan los relacionados con la conveniencia de comprar bienes durables, la percepción respecto del empleo y el nivel adecuado de inventarios.
A su vez, el Informe de Percepciones de Negocios, publicado por el Banco Central en agosto, reveló que las empresas perciben un aumento de la incertidumbre, lo que ha afectado tanto sus decisiones de inversión y gasto como las de sus clientes. Es un factor que genera naturalmente una postergación de proyectos de inversión -en la literatura especializada se denomina "opción de esperar"- y podría explicar en parte la caída de la inversión.
Como lo mencioné, la política monetaria ha respondido con fuerza y decisión al deterioro del panorama interno, generando un impulso monetario significativo.
A mediados de 2013 señalamos la necesidad de adoptar una política monetaria más expansiva que asegurara la convergencia de la inflación a la meta. Consecuentemente, desde octubre del año pasado hemos rebajado la tasa de política monetaria (TPM) en 150 puntos base y mantenido un sesgo expansivo para la política monetaria.
Lo anterior, unido a la evolución del escenario macroeconómico interno y externo, ha tenido un gran efecto en la estructura de tasas de interés de mercado. En particular, las tasas de largo plazo se ubican en sus mínimos históricos o en torno a ellos. Es importante recalcar esto, porque ellas son las que más influyen en la inversión. Lo notable es que incluso están hoy por debajo de las vigentes en los años 2008-2009. Es decir, son hasta menores que lo observado en el peor momento de la crisis financiera global, cuando la tasa de política monetaria llegó a 0,5 por ciento y se adicionaron estímulos monetarios no convencionales a la economía.
También las tasas de interés para créditos hipotecarios se ubican por debajo del nivel que tenían en aquella época y muy cercanas a sus mínimos históricos.
En la lámina en pantalla se observan las tasas de interés de largo plazo. En este caso, se trata de los instrumentos del Banco Central a 5 y 10 años. Los que están arriba son los expresados en pesos, y los que están abajo, en unidades de fomento. Las tasas que tenemos hoy día son -repito- las mínimas históricas, incluso menores que las registradas en 2008-2009 durante lo peor de la crisis financiera internacional.
Las tasas hipotecarias también están hoy día dentro de las históricas más bajas.
Al mismo tiempo, el menor costo de financiamiento bancario se ha traspasado a las tasas de los créditos para empresas y personas. Estas tasas han caído hasta 140 puntos base desde octubre del año pasado.
No obstante, descontada la inflación, el crecimiento de las colocaciones ha disminuido, en especial en créditos comerciales y de consumo. A ello ha contribuido la conducta más cautelosa tanto de oferentes como de demandantes de crédito, como se desprende de la Encuesta de Créditos Bancarios (ECB) de junio y del Informe de Percepciones de Negocios de agosto, ambos del Banco Central.
Las reducciones ya efectuadas a la TPM han contribuido a suavizar el ciclo económico, y, como lo hemos señalado con anterioridad y lo reafirmamos en el IPoM que damos a conocer hoy, es probable que sea necesario un impulso monetario aún mayor para asegurar, así, el cumplimiento de la meta de inflación.
En particular, dadas las condiciones actuales y de no mediar cambios mayores en el panorama económico, consideramos que los ajustes esperados por el mercado en materia de política monetaria, implícitos en las distintas medidas de expectativas al cierre de este informe -o sea, a fines de agosto-, serán suficientes para asegurar la convergencia de la inflación y ayudar a la reactivación de la economía.
La política monetaria es una herramienta importante y significativa para reducir las fluctuaciones cíclicas de la economía. Su uso contracíclico es un privilegio que nos hemos ganado después de años de una implementación que ha afianzado la credibilidad del Banco Central. Pero también es importante hacer notar que no es una herramienta todopoderosa. Permite amortiguar, pero no compensar totalmente las fluctuaciones propias de una economía pequeña y abierta como la chilena.
Si se busca que esta última alcance mayores tasas de crecimiento en el mediano plazo, será necesario implementar medidas que fomenten la inversión en capital físico y humano, así como un mayor dinamismo de la productividad, elementos que, por cierto, están más allá de la política monetaria.
En este IPoM, el Consejo presenta una revisión de su supuesto respecto del crecimiento de mediano plazo para Chile en los próximos años. Desde el punto de vista de la política monetaria, el supuesto es relevante, ya que, junto a otros elementos, permite estimar el tamaño de las holguras de capacidad y las presiones inflacionarias que de ellas derivan.
Vistos todos los antecedentes, estimamos que el crecimiento de mediano plazo se ubica entre 4 y 4,5 por ciento, por debajo del valor en torno a 5 por ciento que se consideraba previamente. El menor crecimiento previsto para la inversión y la productividad total de factores explica gran parte del ajuste.
La disminución del crecimiento de mediano plazo es un proceso natural, asociado a la evolución de una economía que alcanza mayores niveles de ingreso per cápita. Sin embargo creemos que Chile tiene a su alcance medidas que podrían atenuar el fenómeno.
Como indiqué, parte de la situación se debe al menor aumento esperado de la inversión.
Uno de los elementos que habitualmente se esgrimen para la menor inversión es el alza en los costos de la energía y la creciente dificultad para llevarla a cabo incluso cuando se cuenta con los permisos que contempla la institucionalidad vigente.
Como Banco Central, hemos reiterado en numerosas oportunidades la importancia que tiene para el desarrollo del país definir políticas claras que permitan reducir en el tiempo el costo de este insumo, tan relevante. El Gobierno ha lanzado una agenda de energía que, sin duda, se plantea metas ambiciosas, y esperamos que se avance en concretar los hitos que ahí se definen y que corresponden a un ámbito de la mayor relevancia para dicho desarrollo.
La infraestructura es otro ámbito donde se puede alcanzar un mayor nivel de producto potencial vía una mayor inversión en obras.
La evolución de la economía en los últimos años da cuenta de una disminución de la productividad total de factores. Las dos políticas recién mencionadas, energía e infraestructura, además de un efecto en la inversión, pueden tener efectos en la productividad.
Respecto del empleo, un tema que ha sido constantemente discutido en nuestro país es la participación femenina en la fuerza laboral. Aunque esa tasa ha subido en los últimos años, aún está por debajo del promedio de las economías de la OCDE.
TOC \o "1-5" \h \z En el gráfico aparece la participación de hombres y mujeres, tanto en Chile como en la OCDE. Se observa que la participación laboral femenina, si bien ha aumentado en los últimos años -a partir del 2002, aproximadamente-, todavía está de manera significativa por debajo de la que se registra en otros países de ese bloque.
Con una población que envejece y que crece a tasas menores, el lograr una mayor participación de la fuerza de trabajo femenina puede ser un ingrediente importante para incrementar nuestro crecimiento de mediano plazo. También puede ayudar el alargar la vida laboral de las personas, tendencia que empieza a aparecer en muchos países en que la fracción de población que supera los 65 años crece aceleradamente y que aún está en condiciones de aportar a la fuerza de trabajo.
Finalmente, los desafíos en torno a aumentar la productividad del trabajo son reconocidos por todos. Un elemento clave en esa dimensión es un mejor sistema educativo. Una mejor capacitación también cae en este ámbito.
Ahora, permítanme detallarles el escenario macroeconómico que consideramos más probable para los próximos trimestres y los riesgos inherentes a él.
Escenario macroeconómico
Inflación
La inflación anual del IPC sigue sobre 4 por ciento, pero sus variaciones se han moderado en los meses más cercanos.
Esto último fue más visible en la evolución del IPCSAE -que es el IPC excluidos los precios de los alimentos y la energía, o, como se llama técnicamente, "inflación subyacente"-, dando cuenta, por un lado, de que el traspaso de la depreciación del peso a la inflación ha sido un fenómeno importante, pero cuya intensidad tiende a disminuir en el tiempo, y por otro, de que el bajo desempeño de la economía ya está reduciendo las presiones sobre los precios.
Así, sigue estimándose que el elevado nivel actual de la inflación será transitorio, visión que es compartida por el mercado, en cuanto las expectativas para la inflación a uno y dos años plazo se han mantenido en torno a 3 por ciento, que es la meta del Banco Central.
En esta figura se ven los indicadores de inflación. La línea celeste corresponde a la inflación del IPC, y la azul, a la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, que son los elementos más volátiles. Se aprecia que el IPC está por arriba del 4 por ciento (acuérdense que la meta del Banco Central es 3 por ciento, con un rango de tolerancia de más o menos 1 por ciento) y la inflación subyacente se encuentra algo por debajo de ese 4 por ciento, aunque cercano a él.
Nosotros esperamos que ambas medidas evolucionen rápidamente, a principios del próximo año, hacia 3 por ciento, en la medida que las altas bases de comparación que tenemos, por las elevadas inflaciones de principio de año, se vayan diluyendo, y también en la medida que las holguras de capacidad que se han ido generando vayan teniendo efecto sobre una menor inflación.
Lo relevante de lo que he mencionado es que las expectativas de inflación, que es una variable muy importante desde el punto de vista de la política monetaria, siguen ancladas en 3 por ciento, que es la meta del Banco Central.
Las expectativas corresponden en el cuadro a la línea verde, que en alguna parte coincide con la roja, pero, como digo, se hallan en torno al 3 por ciento, que, reitero, es nuestra meta.
Actividad
Como indiqué al comienzo de mi presentación, la mayor novedad de los últimos meses proviene de la actividad y el gasto interno, cuyo desempeño fue bastante más débil que lo previsto.
En el segundo trimestre, el PIB creció 1,9 por ciento y la demanda interna cayó 0,9 por ciento anual.
En el gráfico se observa que el PIB, representado por la línea azul, ha estado desacelerándose. En el último trimestre creció 1,9 por ciento. La demanda interna anual, que es la línea verde, por su lado, cayó 0,9 por ciento en igual período. Y la demanda final -que excluye inventario; solamente es consumo más inversión en capital fijo-, también presentó una leve caída durante el segundo trimestre de este año.
El bajo desempeño del gasto se extendió a todos sus componentes, llamando la atención el rápido deterioro de aquellos que tienen un carácter más persistente, como el consumo habitual y la inversión en construcción y obras.
Por sectores, resaltó la caída anual de la actividad del comercio, principalmente mayorista, y el magro resultado de gran parte de las ramas industriales. En estas últimas, solo aquellas ligadas al sector exportador muestran un desempeño más favorable en el margen.
La evolución del gasto también ha llevado a una caída de las importaciones, dando pie a un ajuste más marcado de la cuenta corriente.
En este cuadro se muestra que llegamos a tener déficits en cuenta corriente en torno a 4 por ciento, e incluso se esperaba que fueran superiores. Hoy día hemos bajado y estamos algo por encima del 2 por ciento.
En efecto, mientras hace un año el déficit anual de la cuenta corriente llegaba a 4 por ciento del PIB y se estimaba que seguiría subiendo, al cierre del segundo trimestre se ubicó en 2,4 por ciento del producto interno bruto. Y para fines de este año bajaría a 1,8 por ciento del PIB. Este nivel, más la depreciación del peso y sus efectos sobre las exportaciones, nos permiten ver con tranquilidad la evolución de esta variable a futuro.
Los indicadores parciales de comienzos del tercer trimestre muestran que el desempeño de la economía se mantiene débil, aunque siempre es bueno recordar que no se debe sobrerreaccionar a los datos mensuales, que suelen ser muy volátiles.
En esta imagen aparecen distintos indicadores, algunos más relacionados con el consumo durable o inversión, lo cual se mide en el eje de la izquierda, y otros más relacionados con el consumo habitual, lo que se mide en el eje de la derecha, que son las ventas minoristas. Los demás corresponden a venta de autos nuevos e importaciones de bienes de capital. Y en la totalidad se observa una tendencia declinante.
Con todo, no debemos sorprendernos si las cifras de expansión de la economía siguen siendo bajas, pues, como ya he indicado, estamos sufriendo un proceso de desaceleración más marcado y persistente. En este sentido, la corrección en la proyección de crecimiento para este año recoge esta debilidad y considera que hacia fines de este año la economía tendrá algún grado de recuperación, aunque acotado y gradual.
Mercado laboral
En el mercado laboral, la tasa de desempleo ha aumentado levemente respecto de comienzos de año. Sin embargo, continúa en niveles históricamente bajos.
El empleo total sigue creciendo en términos anuales, pero a una tasa menor, y con una composición en la que la parte asalariada se ha estancado desde hace unos meses.
Otros indicadores, como la disponibilidad de nuevas vacantes, se han reducido, y las solicitudes de pago del seguro de cesantía han aumentado. Todo ello, naturalmente, hace pensar en un incremento de la tasa de desocupación en los próximos meses.
En este gráfico se observa que ha habido un aumento moderado en la desocupación: está en 6,5 por ciento, lo que sigue siendo una tasa, históricamente, bastante baja. No obstante, algunos indicadores hacen prever que podemos tener un aumento adicional en la tasa de desempleo. Uno de ellos es el incremento que se ha producido en los cobros de seguro de cesantía, lo cual se mide en el eje izquierdo del cuadro; y otro es uno que ya ha sido mencionado: el estancamiento en el empleo asalariado.
De todos modos, el crecimiento de los salarios nominales sigue alto, lo que, de persistir, podría retrasar la convergencia de la inflación y hacer más difícil el ajuste del mercado laboral a las actuales condiciones cíclicas de la economía.
Tipo de cambio, condiciones financieras internas y externas
Como ya mencioné, el deterioro del panorama interno se ha dado en un contexto en que el impulso monetario ha aumentado significativamente.
La tasa de política monetaria se ha recortado en 150 puntos base el último año y la estructura de tasas de mercado se ha reducido en concordancia.
El cambio en el escenario macroeconómico también se ha reflejado en los movimientos del tipo de cambio nominal y real.
El peso chileno se depreció 5,8 por ciento comparando el cierre estadístico de este Informe de Política Monetaria y el del anterior, especialmente durante las últimas semanas.
Si bien parte de esta depreciación respondió a un fenómeno global de mayor fortaleza del dólar, el incremento de la paridad peso/dólar superó lo observado en otras economías emergentes. Esto, en respuesta a condiciones cíclicas internas menos favorables y a una política monetaria local más expansiva.
Es importante destacar que el esquema chileno de política macroeconómica incluye, entre otros aspectos, una política monetaria basada en metas de inflación y flexibilidad cambiaria. Así, en períodos de desaceleración, cuando la presión sobre los precios cae, la política monetaria se hace más expansiva para lograr la meta de inflación, esto es, para que la inflación no sea menor a la meta.
Este mayor impulso de la política monetaria tiene como efecto un mayor tipo de cambio, el cual permite un ajuste más rápido y óptimo de la economía mediante la expansión de los sectores transables, en particular del sector exportador. En otras palabras, los aumentos del tipo de cambio son una respuesta natural y deseada al ciclo económico, colaborando en el ajuste de la economía.
Hemos sido fieles a ese predicamento, lo que se refleja en la importante depreciación que ha tenido nuestra moneda en el último tiempo. No vemos esto como un problema, pues, si bien produce efectos indeseados en el corto plazo -como una mayor inflación-, forma parte de la solución que permite una reactivación más rápida y eficiente.
Hemos destacado, además, cómo en nuestro país las tasas de interés de largo plazo se han ajustado, en este escenario, significativamente a la baja. Ello, en marcado contraste con lo que sucedía en otras épocas o en la actualidad en otras economías emergentes, donde las presiones cambiarias se traspasan rápidamente a mayores tasas de interés.
Las condiciones de financiamiento externo, más allá de vaivenes temporales, se han mantenido favorables desde una perspectiva histórica, aunque el riesgo de una reversión sigue latente.
Los premios por riesgo soberano y corporativo de Chile han tenido alzas acotadas en lo más reciente, pero continúan en niveles menores que hace un año. Algo similar se observa en otras economías emergentes.
Las tasas de interés de largo plazo en el mundo desarrollado han retrocedido desde junio, con una evolución que, en el caso de Estados Unidos, ha llamado la atención, dada la mayor fortaleza de su economía y las expectativas de que su tasa de referencia comience a aumentar a mediados del próximo año.
Precio del cobre
Los términos de intercambio también se han mantenido favorables desde junio; incluso subieron en el margen respecto de lo anticipado en esa ocasión, principalmente por un mayor precio del cobre, producto de una oferta más ajustada.
En el escenario base, el precio del cobre proyectado para 2014 y 2015 es de 315 y 305 centavos de dólar la libra, respectivamente.
Crecimiento mundial
El panorama de crecimiento de los socios comerciales se debilitó levemente desde junio, y se siguen esperando tasas de crecimiento superiores en 2015 respecto de 2014.
En las economías desarrolladas, el crecimiento se revisó algo a la baja para este año. A las peores cifras de Japón, se agrega una recuperación más lenta en la eurozona, incluida Alemania, donde la confianza de consumidores y de empresas ha declinado, en parte por los conflictos geopolíticos en la región. Estados Unidos recuperó fuerza en el segundo trimestre, por el buen desempeño del consumo privado, la inversión y las mejores expectativas.
En América Latina, el crecimiento se revisó a la baja para este año y el próximo en la mayoría de las economías, aunque existe heterogeneidad en su desempeño. En China, las medidas del gobierno han logrado estabilizar su crecimiento.
En el escenario base, los socios comerciales se expandirán 3,6 por ciento en promedio durante 2014 y 2015, dos décimas menos que lo previsto en junio.
Los supuestos del escenario base internacional se presentan en el cuadro que se muestra en pantalla.
El crecimiento de los socios comerciales para este año se estima en 3,4 por ciento, algo marginalmente menor que el 3,6 por ciento que se consideraba en el Informe de Política Monetaria de junio. Y eso es producto de un menor crecimiento esperado de Estados Unidos -que tuvo un primer trimestre bastante débil, aunque se ha recuperado en forma relevante hacia delante- y de un algo menor crecimiento de la eurozona y Japón. También destaca el menor crecimiento esperado para América Latina.
Para 2015, el crecimiento de los socios comerciales será muy parecido al de este año: 3,8 por ciento versus el 3,9 que teníamos en junio. Hay una mejora en el crecimiento de Japón. Estados Unidos crece en torno a 3 por ciento, que es una buena tasa. Y de nuevo hay una revisión importante a la baja en el crecimiento de los países de América Latina.
En materia de precios, el valor del cobre lo estimamos en 3,15 dólares para 2014, contra 3,10 dólares en el IPoM pasado, y en 3,05 dólares para 2015 versus 2,90 dólares en el IPoM pasado.
En el caso del petróleo no hay demasiados cambios.
Crecimiento económico chileno 2014-2015
En el escenario base interno, se considera que el menor dinamismo de la economía nacional será más persistente que lo previsto anteriormente.
De este modo, como ya se anticipó, la proyección de crecimiento del PIB para este año se corrige a una cifra entre 1,75 y 2,25 por ciento, por debajo de lo considerado en junio.
En 2015, coherente con bajas bases de comparación y un dinamismo acotado de la economía, prevemos que el PIB crecerá entre 3 y 4 por ciento anual.
La recuperación, aunque moderada, se sustenta en el mayor impulso monetario y las menores tasas de mercado; en un mayor impulso fiscal; en un mayor crecimiento de los socios comerciales; en la depreciación real del peso, y en una mejora de las expectativas privadas.
Como ya indiqué, en esta proyección el Consejo estima que el crecimiento de mediano plazo de la economía chilena se ubicará entre 4 y 4,5 por ciento.
Demanda interna
El crecimiento de la demanda interna en 2014 también se ha revisado a la baja, en particular el de la inversión.
Esto, dado que los datos efectivos al segundo trimestre fueron menores que lo previsto y que los proyectos de inversión de la Corporación de Bienes de Capital para 2014 y 2015 fueron revisados a la baja en el último catastro. En contraste, se espera un mayor impulso del gasto público, en particular de la inversión.
Por el lado del consumo privado, esperamos que en lo que resta del año se mantenga creciendo por debajo de lo previsto en junio.
Las proyecciones del escenario interno figuran en el cuadro que se observa en pantalla.
Como se ve, para 2014 estimamos un crecimiento entre 1,75 y 2,25, inferior al rango entre 2,5 y 3,5 que estimábamos hace tres meses, en el IPoM de junio; y para 2015, se estima entre 3 y 4 por ciento.
La demanda interna, por su parte, crecería este año 0,1 por ciento, también menor a la considerada en el IPoM de junio, que era de 1,7 por ciento. El próximo año crecería 3,4 por ciento.
La formación bruta de capital fijo, que esperábamos que cayera 0,7 por ciento, hoy día estimamos que tendrá un descenso mayor: 4,1 por ciento, en tanto que el próximo año crecería 1,8 por ciento.
Mientras, el consumo total aumentaría este año 2,6 por ciento, versus el 3,4 que esperábamos en junio, y 3,6 por ciento el próximo año.
El déficit en cuenta corriente, que en junio creíamos que sería 2,5 por ciento del producto, hoy día lo estimamos en 1,8 por ciento del PIB, y en 2,2 por ciento para el próximo año.
En cuanto al IPC, que lo estimamos en 4 por ciento en junio, hoy día llega a una cifra bastante similar: 4,1 por ciento, y para el 2015 se considera un 2,8 por ciento. Mientras que la inflación subyacente esperada para junio era de 3,7 por ciento, hoy día alcanza a 3,4 por ciento, o algo menos, y para diciembre del próximo año se estima en 2,5 por ciento.
Inflación proyectada
La inflación anual del IPC, aún afectada por las altas variaciones mensuales de comienzos de año y los efectos directos de la depreciación reciente del peso, se mantendrá en valores por sobre 4 por ciento durante todo lo que queda de 2014.
Hacia 2015, acorde con las menores presiones inflacionarias que se deducen de la evolución cíclica de la economía y las altas bases de comparación, la inflación anual, tanto del IPC como del IPC sin alimentos ni energía (IPCSAE), tendrá un rápido descenso hacia 3 por ciento.
Luego oscilará en torno a esa cifra hasta fines del horizonte de proyección, en esta oportunidad el tercer trimestre de 2016.
Aquí se muestra la evolución del IPC y del IPCSAE. La línea azul representa lo que preveíamos en junio; la roja, lo que pronosticamos ahora. Son bastante similares y lo importante es que esperamos una caída significativa durante la primera parte del próximo año, para oscilar desde entonces en torno a la meta del Banco Central, que es 3 por ciento.
Supuestos de trabajo
Tipo de cambio real
Esta trayectoria de la inflación toma en cuenta que los efectos indirectos de la depreciación nominal y real del peso observado durante los últimos meses serán más que compensados por el estado de las brechas de capacidad dentro del período de proyección.
El Consejo evalúa que el nivel actual del tipo de cambio real (TCR) es coherente con el estado cíclico de la economía y las condiciones financieras internas y externas, aunque se encuentra algo por sobre el rango de valores considerados de largo plazo.
Como supuesto metodológico, se considera que el tipo de cambio tendrá una leve apreciación real en el largo plazo, acorde con la normalización de las condiciones cíclicas de la economía.
Política monetaria
Respecto de la tasa de política monetaria (TPM), el cambio del escenario macroeconómico interno ha reducido las expectativas para su nivel desde junio.
Como supuesto de trabajo, se considera que la TPM seguirá una trayectoria comparable con la que se deduce de las distintas medidas de expectativas disponibles al cierre estadístico de este IPoM. Estas medidas de expectativas prevén que la tasa de política monetaria tendrá reducciones adicionales en lo venidero, que la llevaría a niveles en el entorno de 3 por ciento de aquí a fines de año.
Lo anterior se observa en el gráfico que se está proyectando.
Ahí figura la tasa de política monetaria. La línea azul es lo efectivo. A partir de entonces se muestran las proyecciones de mercado. Y lo que nosotros decimos en este Informe de Política Monetaria es que nuestro supuesto de trabajo, nuestro supuesto metodológico -no es una proyección, menos un compromiso-, es que la tasa de política monetaria seguirá una trayectoria similar a las expectativas de mercado. En términos prácticos, si pensamos en reducciones de 25 puntos base, podría significar 2 o 3 reducciones adicionales.
Pero insisto: es un supuesto de trabajo, no una proyección ni tampoco un compromiso.
Escenario de riesgos
Balance para la inflación y la actividad
El escenario base refleja los eventos que tienen mayor probabilidad de ocurrencia con la información disponible al cierre de este IPoM. Sin embargo, existen escenarios de riesgo que, de concretarse, modificarían el panorama macroeconómico y, por tanto, el curso de la política monetaria.
En esta ocasión, evaluados los escenarios alternativos, el Consejo estima que el balance de riesgos para la inflación está equilibrado, mientras que para la actividad se encuentra equilibrado en 2014 y sesgado a la baja en 2015.
Riesgos escenario internacional
En el plano externo, se mantienen los riesgos previstos en IPoM anteriores.
Aunque el crecimiento en China y sus perspectivas se han estabilizado en lo más reciente, su desempeño futuro sigue siendo un factor de riesgo, en particular por la incertidumbre acerca de los desarrollos de su sistema financiero y su sector inmobiliario. Además, no se puede descartar que las vulnerabilidades en otras economías emergentes produzcan nuevos episodios de volatilidad. En la eurozona, la situación macrofinanciera continúa siendo un elemento de incertidumbre, a la que se han agregado las tensiones geopolíticas en el continente, lo que acentúa los riesgos de una recuperación más lenta en la región.
En Estados Unidos, el retiro de los estímulos monetarios no convencionales ha sido acorde con lo previsto, pero los mercados financieros podrían sufrir episodios de tensión relevantes ante eventos que adelanten el momento en que comience a aumentar la tasa de fondos federales.
En particular, en el contexto actual de bajas tasas de interés de largo plazo y premios soberanos acotados, sería posible que se generaran episodios de reversión bruscos con tensiones relevantes. Ello podría tener efectos sobre el costo de financiamiento externo y las paridades de monedas, con impactos importantes sobre economías emergentes.
Con todo, lo más probable sigue siendo que un mejor desempeño de la economía estadounidense implique un mayor impulso externo y un escenario más favorable a mediano plazo.
Riesgos en el escenario interno
En el ámbito local, un riesgo es que el crecimiento de la actividad y de la demanda interna sea menor que el proyectado.
Como se indicó, el debilitamiento de estas variables ha sido mayor que el previsto, y coincide con un deterioro generalizado de las expectativas. El escenario base considera que este deterioro se revertirá paulatinamente, lo que en parte justifica el crecimiento del consumo y la inversión previsto en 2015.
Sin embargo, de no revertirse esa tendencia, es probable que se observe un ajuste más rápido y más intenso en el mercado del trabajo, con el consecuente efecto negativo en el consumo y la actividad. Asimismo, sería posible que un empeoramiento de las expectativas empresariales agudizara el ajuste de la inversión.
Un escenario como el descrito podría generar también un rebalanceo más intenso hacia el sector transable y mitigar en parte el menor crecimiento interno.
Por otro lado, si bien un escenario de mayor debilidad interna podría ampliar las holguras de capacidad y derivar en menores presiones inflacionarias, tampoco se puede descartar que los efectos cambiarios en los precios se compensen, al menos temporalmente, y, así, se retrase la convergencia de la inflación.
Reflexiones finales
La actividad y la demanda interna han mostrado una debilidad mayor y más persistente que lo previsto hace unos meses. A la mayor caída de la inversión se sumó una desaceleración más marcada del consumo privado, lo que llevó a reducir la proyección de crecimiento para este año por debajo del rango anticipado en junio. La inflación anual, en cambio, ha ido en línea con lo esperado y se sigue proyectando que su alto nivel actual será transitorio.
El Banco ha recortado la Tasa de Política Monetaria en 50 puntos base desde junio, y la ubica en 3,5 por ciento, y ha seguido comunicando que evaluará la introducción de recortes adicionales, de acuerdo con la evolución de las condiciones macroeconómicas internas y externas y sus implicancias para las perspectivas inflacionarias.
Sin duda que los resultados y proyecciones que hoy presentamos revelan un débil desempeño de la economía chilena. Las correcciones que vemos en las proyecciones de actividad son significativas y responden a la conjunción de factores externos e internos: algunos de ellos los habíamos anticipado, otros fueron inesperados.
Dentro de estos últimos, es evidente que el deterioro generalizado de las expectativas del sector privado juega un rol relevante. La magnitud de ese rol es difícil de determinar, pero no cabe duda de que tiene importancia, en particular en lo relacionado con las proyecciones.
La política monetaria ha jugado su rol y seguirá haciéndolo, al agregar mayor impulso, pero no es posible esperar que su sola presencia resuelva todos los problemas que enfrenta nuestra economía.
Como indiqué, el crecimiento de mediano plazo que hoy vemos como más probable es menor al que creíamos hace un tiempo. Factores como la menor inversión prevista, el descenso en la productividad, aspectos demográficos y la convergencia a mayores niveles de ingreso per cápita explican este cambio.
Como también se mencionó, hay factores estructurales que podemos potenciar para sostener un mayor crecimiento del país a mediano plazo.
En los últimos treinta años Chile ha tenido un avance enorme. Los índices de pobreza han bajado de forma significativa y las condiciones en que vivimos han mejorado notablemente. La clave de nuestro éxito ha sido avanzar sobre una base sólida, que hemos construido con esfuerzo, con la ayuda de todos los chilenos y las chilenas.
Sin duda, queda mucho por hacer. Además del desarrollo de estas últimas tres décadas también se mantienen inequidades no resueltas como sociedad.
De alguna forma, esto es uno de los problemas derivados de nuestro propio éxito. La sociedad, y en particular la creciente clase media, demandan mayor cantidad y calidad de servicios, y mayores oportunidades.
En su mayoría, se trata de demandas legítimas, que deben ser satisfechas con políticas que eviten perder lo que hemos ganado y entramparnos en una situación sin progreso. En la literatura, esto se llama la "trampa del ingreso medio".
Soy un optimista, y creo que nuestro país tiene las instituciones requeridas para salir airoso de este paso. A lo largo de los años hemos realizado entre todos reformas profundas y duraderas. De hecho, Chile ha sido reconocido en el mundo precisamente por la solidez de sus instituciones.
La capacidad que muestran nuestros dirigentes para alcanzar acuerdos es una muestra de esa fortaleza. Y, por ello, hemos valorado el acuerdo en torno a la reforma tributaria impulsado por el Ministro de Hacienda, representantes del Parlamento y líderes políticos.
La pregunta que debemos hacernos, más allá de las posiciones personales de cada uno, es cómo avanzaremos todos juntos hacia un mejor país.
Es natural que haya discrepancias con respecto a las razones de la desaceleración. Estimamos, no obstante, que hoy lo más productivo es dedicar nuestro tiempo a pensar en cómo reactivar la economía y, más importante, en cómo hacerla crecer más en el mediano y largo plazo.
Cuidado también con los excesos de optimismo o de pesimismo. Cuando las cosas van bien, creemos que no tenemos límite y que somos casi perfectos. Si, por el contrario, las cosas andan mal, nos baja tal sentimiento de pesimismo que pareciera no haber solución.
Ni lo uno ni lo otro. El país que hemos construido, aunque no es perfecto, es un ejemplo entre las economías emergentes. Sin duda, hay mucho por hacer, pero no subestimemos los logros alcanzados.
No solucionaremos nuestros problemas basados en la desconfianza, sino en el trabajo codo a codo que tantos frutos nos ha dado como sociedad. Más allá de los factores cíclicos, donde hay elementos que escapan a nuestro control, el alcanzar etapas mayores de desarrollo, entendido en un sentido amplio, depende de nosotros.
Entre los varios desafíos que destacan numerosos estudios se encuentran la reducción del costo de la energía, el mejoramiento de la infraestructura y lograr una educación de calidad. El objetivo es no solo alcanzar un mayor crecimiento, sino también uno más inclusivo.
Nosotros, como Banco Central, reafirmamos nuestro compromiso con el logro de la estabilidad de precios, indicando que haremos todo lo necesario para que la inflación que proyectamos en el horizonte de política esté alineada con la meta del 3 por ciento.
Como ya lo hemos mencionado en muchas ocasiones, esa es la principal contribución que la política monetaria puede hacer al desarrollo y el bienestar del país.
Sin un buen marco macroeconómico es difícil el crecimiento en otras áreas. En esta estabilidad macroeconómica el Banco Central tiene, por supuesto, un rol clave.
Muchas gracias.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Ignacio Walker.

El señor WALKER (don Ignacio).- Señor Presidente, deseo felicitar al Presidente del Banco Central y a todo el Consejo por esta exposición muy sólida -como siempre- y muy oportuna, porque evidentemente todos estamos preocupados por la situación económica que vive el país.
Si uno lee la prensa, si uno escucha a los expertos, parecieran existir tres causas que contribuyen a explicar la situación de bajo crecimiento que experimentamos. Y hablo de "bajo crecimiento", no de recesión, ni de crisis económica. No hay que dramatizar.
En primer lugar, evidentemente existe una desaceleración desde hace 18 meses. Hemos visto los gráficos, las curvas. Se trata de datos duros.
Recordemos que el año pasado hubo una subejecución presupuestaria de 0,8 por ciento del producto: son 2 mil millones de dólares. Y el IMACEC de enero fue 1,4.
Entonces, nadie puede desconocer esa situación. No se trata de imputar algo a alguien. Hay cierta desaceleración que viene por lo menos desde hace 18 meses.
En segundo término, hay un ciclo de precios de los commodities. Este es un tema internacional que también golpea a Perú, a Colombia, a Uruguay, a muchos países de la región, especialmente a los que dependemos de los recursos naturales, de las exportaciones, de los commodities.
Nadie puede negar que tenemos un problema en esa materia que repercute en un país como el nuestro, muy integrado a la economía internacional.
Y también existe una tercera causa, respecto a la cual uno puede decir que ha habido mucho ruido; a lo mejor, temas mal planteados, lo cual genera cierta preocupación desde el punto de vista de dos elementos claves en la reactivación económica: la confianza y las expectativas.
Por lo tanto, todo lo que hagamos para invertir en confianza y en expectativas de los agentes económicos será bienvenido.
Por eso es tan importante el Protocolo de Acuerdo en materia de reforma tributaria. Primero, para financiar la agenda social contra la desigualdad y el abuso. Y, segundo, para despejar el horizonte y que los agentes económicos cuenten con reglas del juego claras, estables y equitativas para poder invertir.
Algunos hemos planteado que en el escenario posreforma tributaria hay que poner el acento en una agenda pro crecimiento.
Así, derechamente, lo digo como Senador y Presidente de un Partido de Gobierno: una agenda pro crecimiento. Y eso significa fomentar la inversión pública y privada, pero a sabiendas de que la inversión pública no puede sustituir la inversión privada. Puede apoyarla, complementarla. Y, al respecto, quiero resaltar los anuncios muy oportunos y sustantivos formulados por la Presidenta Bachelet el día lunes.
Nunca olvidemos que el 80 por ciento de la inversión en Chile es privada y que el 20 por ciento restante es público.
Por lo tanto, debemos hacer todo aquello que esté de nuestra parte -como Gobierno, como Parlamento, como Partido- para enviar señales, para tomar decisiones de política pública que permitan reactivar la economía. ¡Pero sin dramatizar! Porque no estamos en crisis: los pilares de la economía y del país son sólidos; Chile no se está cayendo a pedazos.
De consiguiente, tengamos mucho cuidado con el lenguaje, con la forma de encarar la situación, a fin de dimensionarla adecuadamente.
Por eso, necesitamos promover el crecimiento, para así entregar mejores empleos y oportunidades a las familias chilenas.
¿Hay un deterioro importante de las expectativas? Sí.
No obstante, es tarea de todos generar las condiciones para aumentar la confianza y mejorar las proyecciones, porque aquella constituye la base para la inversión. Y la inversión de ahora significa empleos para hoy y mañana.
De acuerdo con los datos del Banco Central, en los últimos cuatro trimestres la inversión ha bajado.
Debemos hacernos cargo de esa situación, especialmente en el caso de las maquinarias, de los equipos. Y la inversión también disminuyó en el rubro de la construcción entre abril y junio pasados.
Esos son datos duros que debemos asumir.
En consecuencia, tenemos que promover la inversión en infraestructura y energía.
¡Qué buenas las declaraciones del Ministro de Energía ayer y la iniciativa que aprobamos en el Senado!
Necesitamos facilitar la materialización de los proyectos de inversión, especialmente en minería y energía. Por cierto, se debe cumplir toda la normativa, qué duda cabe, para que las instituciones funcionen. Pero ello no puede significar que la burocracia y las demoras encarezcan y posterguen proyectos necesarios.
Para nuestras exportaciones la logística es fundamental: los caminos, los puertos, las aduanas, el transporte. Debemos asegurarnos de que ella sea rápida y económica, ya que eso abrirá mercados a una economía como la nuestra, que -insisto- se halla inserta en el contexto internacional.
Es necesario cuidar que las reformas que llevemos a cabo, y que impulsamos como Gobierno, logren mayor equidad y crecimiento, porque no hay equidad sin crecimiento.
Más allá de un listado de iniciativas pro crecimiento, necesitamos que el objetivo de este y el de la equidad se establezcan explícitamente. Esa premisa, lo digo como Gobierno, debe estar presente en todas las grandes reformas que realicemos en el país.
Así, cuando hablemos de educación, debemos pensar en generar una inversión en las personas que nos haga dar un salto adelante tanto en equidad como en desarrollo.
Cuando hablemos de reformas laborales, debemos tener como objetivo alcanzar tanto la equidad como el crecimiento y poner, por ejemplo, la capacitación laboral en el sitial que se merece.
Y cuando hablemos de reformas constitucionales o de una nueva Carta hemos de discutir cómo aquellas contribuirán también al progreso y el desarrollo del país.
En síntesis, felicito al Presidente del Banco Central, y al Consejo. Considero que, como Senado, este debate resulta muy oportuno. Llevaremos a cabo una sesión especial más adelante para hacernos cargo de la situación económica.
Resulta de gran relevancia calibrar bien las cosas; no dramatizar; evitar los extremos; hacer buenos diagnósticos; entender que, detrás del bajo crecimiento no existe solo un Gobierno que se instala con una agenda de reformas -porque no hay incompatibilidad entre estas y el crecimiento-, sino también la necesidad de asumir que la desaceleración es heredada (viene desde hace 18 meses), que enfrentamos el ciclo de los commodities, que no controlamos, y que el ruido interno que muchas veces provocamos por debates mal planteados no conduce a alcanzar un buen nivel de confianza y expectativas.
Debemos tener un tono y una música adecuados como políticos, como Partido, como parlamentarios, como Gobierno y como Oposición, y encarar con esa disposición los grandes problemas y desafíos que enfrentamos en materia de desarrollo.
Estoy seguro de que nuestro país va a reactivar su economía, de que saldrá adelante, en la medida en que se hagan las cosas bien.
He dicho.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Con cargo al tiempo del Comité Renovación Nacional, tiene la palabra el Senador señor García.

El señor GARCÍA.- Señor Presidente, en primer término, agradezco al señor Presidente del Banco Central y a su Consejo por la importante información que hacen llegar frecuentemente a la Comisión de Hacienda del Senado, mediante los informes de política monetaria, y a este Hemiciclo una vez al año, como ocurre hoy.
En esta oportunidad, las cifras que nos trae don Rodrigo Vergara constituyen malas noticias para Chile, pues se está reduciendo la estimación del crecimiento de nuestra economía a prácticamente la mitad de la proyectada en el Informe de Política Monetaria del año pasado.
Hace doce meses el Presidente del Instituto Emisor indicó en su informe que la expectativa iba entre 4 y 4,5 por ciento.
Hoy día se apuesta a un rango máximo de 2,25 por ciento, que representa exactamente la mitad de la cifra que se nos dio hace doce meses.
Considero que, como Senadores de la República, tenemos la obligación y la responsabilidad ante el país de preguntarle al Consejo del Banco Central qué ocurrió durante ese año -¡un año!- para que las expectativas y la actividad económicas se desaceleraran en la forma en que lo hicieron.
El Presidente del Instituto Emisor ha dado a conocer algunas razones: el término del ciclo de inversión minera; la caída en el precio de las materias primas, entre otras.
Mi pregunta concreta es la siguiente: a mi parecer, muchas de esas situaciones ya estaban presentes hace 12 meses, pues había comenzado el fin de la inversión minera. Incluso, desde antes había empezado la declinación, en particular, del precio del cobre. ¿Qué nos pasó en un año para que existieran estimaciones tan distintas y, obviamente, a la baja?
La respuesta es superrelevante porque -escuché con mucha atención al Senador Ignacio Walker-, si al final empezamos a decir que la culpa fue del Gobierno anterior, quedaremos muy contentos con nuestras declaraciones, pero no solucionaremos el problema de los miles de compatriotas que hoy salen a buscar trabajo y no lo encuentran.
Eso lo sabemos bien, pues a nuestras oficinas parlamentarias cada vez llegan más personas con su currículum a solicitar que nosotros, los Senadores, movamos nuestras "supuestas" influencias para conseguirles trabajo.
Eso no se veía hace un año.
Entonces, la desaceleración económica no son solo cifras: tiene el rostro de la gente que sale a buscar un empleo y no lo encuentra; de los emprendedores que pretenden sacar adelante sus emprendimientos y se enfrentan a la dificultad de que las condiciones del mercado no les permiten colocar sus productos ni ofrecer sus servicios, como tampoco aumentar la actividad económica y el número de ofertas de trabajo.
Nosotros podríamos decir: "La desaceleración económica tiene su raíz en el anuncio de la reforma tributaria". No obstante, eso serviría para quedarnos tranquilos, para satisfacernos mediante nuestras declaraciones.
No tengo ninguna duda de que la reforma tributaria, particularmente por la manera en que la envió el Gobierno, generó una enorme preocupación y una enorme incertidumbre en la economía. Pero, con la misma fuerza, estimo que a partir del Protocolo de Acuerdo que se ha firmado esas dudas tienen que ir disminuyendo. Porque, a fin de cuentas, lo que produce inseguridad es no saber cuáles son las reglas tributarias.
Una vez conocidas estas, debería quedar despejada la duda, más aún si se mantiene un incentivo importante de ahorro e inversión para las empresas.
La noticia conocida hoy es mala por dos razones: porque se está estimando una menor actividad económica y porque se proyecta una inflación alta. En efecto, el año pasado se dijo que esta sería de 3 por ciento, pero ahora se indica que llegará a 4,1 por ciento.
Entonces, la combinación es negativa y socialmente muy peligrosa: menor crecimiento económico, mayor inflación. Es decir, la gente tendrá que gastar más dinero para cubrir sus necesidades básicas.
Quizás, la mayor esperanza radique en la información del Banco Central relativa a que la economía en el 2015 crecerá entre 3 y 4 por ciento.
Yo pregunto -y me gustaría escuchar una respuesta del Presidente de dicho organismo-: ¿qué bases nos permiten suponer que este año habrá un menor crecimiento económico y que el próximo vendrá con mejores expectativas? ¿Sobre qué parámetros se construyen esas proyecciones?
No vaya a ser cosa que a mediados de 2015 nos estemos lamentando, nuevamente, por estimaciones de nuestro Banco Central -y digo, con admiración, "nuestro Banco Central" porque su quehacer responde no a un criterio político, sino a las cifras verdaderas y efectivas de la economía-, que indiquen una expectativa de crecimiento que después no se cumpla.
He dicho.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Coloma.

El señor COLOMA.- Señor Presidente, primero deseo saludar al Consejo del Banco Central y agradecer la información que entregó su Presidente. Oí sus reflexiones finales con el mejor de los espíritus, como se acostumbra en este Senado.
Deseo hacer un par de comentarios y algunas preguntas.
Obviamente, el Presidente del Instituto Emisor, más allá de su buena voluntad, nos trae malas noticias. No sé cómo explicarlo de manera diferente.
Nos comunica que la proyección de crecimiento del PIB está entre 1,75 y 2,25 por ciento, la mitad de lo que se estimaba a principios de este año.
El Banco Central no se equivoca en las cifras. No es su culpa que estas sean poco alentadoras; es la economía la que no responde en términos tan notorios.
Se nos dice que la demanda interna va a la baja; que la actividad va a la baja; que la percepción de los agentes económicos va a la baja; que el consumo va a la baja; que la inversión va a la muy baja, y que el desempleo -estoy viendo los indicadores del mercado laboral- tiende a ir al alza.
Uno de los datos más inquietantes de este informe es el incremento del cobro del seguro de cesantía. Ello revela un escenario que nunca hubiera esperado, para ser franco. Estuve consultando sobre la materia antes de este IPoM, pero este entrega una información incluso peor que la que habíamos imaginado.
Un cuadro como el descrito, luego de tantos períodos sucesivos de crecimiento, solo se ha visto en situaciones mundiales muy complejas, como las provocadas por las crisis asiática y subprime. Sin embargo, en esos casos había una diferencia muy importante: la realidad exterior era hostil. Por el contrario, los indicadores que nos presenta hoy el Presidente del Banco Central, más allá del deterioro de los precios de los commodities, distan mucho de reflejar un escenario de ese tipo.
Debemos buscar una explicación al respecto. Y tenemos que hacer ese esfuerzo entre todos. Quiero eliminar cualquier sospecha en otro sentido con relación a lo que pudieran plantear estas bancadas -incluyo a quien me antecedió en el uso de la palabra-, toda vez que hace poco fuimos capaces de conciliar una reforma bastante compleja.
Despejada cualquier duda, cabe señalar que aquí se requiere un análisis objetivo. Nos falta avanzar en eso, partiendo de lo que informó el Presidente del Banco Central.
Y me gustaría ir un poco más allá, en la medida de lo posible.
Una de las funciones del Instituto Emisor es "proveer información útil para la formulación de las expectativas de los agentes económicos sobre la trayectoria futura de la inflación y del producto". Estos factores, obviamente, son parte del escenario.
¿Qué dice el IPoM en esta materia? Lo siguiente:
"En el ámbito interno, como había recalcado el Consejo, la presión sobre la capacidad instalada acumulada durante los años de alto crecimiento de la economía chilena hacían esperable un ajuste en el ritmo de la actividad. A las razones ya mencionadas, se agregaban importantes factores idiosincráticos, como la maduración del ciclo de inversión minera y del impulso fiscal asociado a la reconstrucción del terremoto del 2010. En lo más reciente, se suma que el menor crecimiento de los ingresos laborales reales ha afectado negativamente la evolución del consumo privado.
"Con todo, el debilitamiento de la actividad y del gasto, tanto del consumo como de la inversión, ha ido más allá de lo que se preveía. Las expectativas para la inversión y el consumo se han deteriorado marcadamente, en especial en los últimos meses.".
A mi juicio, nos falta avanzar un poquito más en precisar las causas de dicho deterioro. ¿Cómo se explica esa palabra que ronda y que el informe no menciona: la incertidumbre?
Parece ser verdad lo que postulan sobre el particular todos los especialistas que uno lee, de cualquier signo político. Algo está pasando al interior del país que empeora la situación. Desde mi perspectiva, resulta ingenuo pensar que cambios radicales en materias laborales, económicas, tributarias -aumento en 7 por ciento el impuesto corporativo-, educacionales, constitucionales, sean neutros con relación a las expectativas.
Entonces, necesitamos reflexionar sobre ese punto, independiente de que uno sea partidario, ideológicamente, de tal o cual alternativa.
¿Esos temas han influido o no en el bajo crecimiento económico de Chile? ¿Dónde está la explicación de si son relevantes o no?
En mi opinión, son muy relevantes.
Ningún país se ha deteriorado igual que nosotros, a pesar de que el precio de los commodities ha bajado en todo el mundo. Pienso que solo Venezuela tiene una situación peor que la nuestra. Pero otras naciones, con cierta equivalencia con la realidad chilena, no se han visto tan afectadas como nosotros.
Por lo tanto, algo grave está ocurriendo.
Me gustaría saber cuánto de la desaceleración económica o del "frenazo" se atribuye a factores externos y cuánto, a factores internos.
El Banco Central nos puede ayudar a determinar esa lógica. Para ello, le pregunto al Consejo:
¿En cuánto estima el impacto que generan los distintos anuncios del Gobierno?
Hay una incertidumbre regulatoria. ¿Influye o no influye en el bajo crecimiento?
Cuando se habla del Producto Interno Bruto, ¿en cuánto se proyecta el efecto del alza del impuesto corporativo?
Aquí se mencionó algo sobre la inversión. ¿Influye o no influye?
¿Cómo podemos entender este tipo de políticas hacia el futuro?
¿Se ha revisado la situación del PIB potencial a la luz de la reforma tributaria y la respuesta de los agentes económicos por factor expectativo frente a otra reforma?
Deseo saber si ello ha sido parte de lo que ha podido revisar el Consejo del Banco Central. Se trata de materias que, obviamente, tienen una incidencia muy decisiva.
Respecto a la baja de la tasa de política monetaria, deseo consultar cómo se relaciona con el alza de tributos -y no me refiero solo al corporativo-, considerando que la política fiscal se anuncia expansiva. ¿Cómo funcionan esos elementos dentro de una economía? ¿Los objetivos que se buscan son coherentes o aparecen descoordinados?
Asimismo, sabemos, por la información que se halla disponible, que países como Estados Unidos empiezan a subir sus tasas de interés y que las políticas no convencionales comienzan a retirarse. Hay que ver cuál es el espacio existente en nuestro caso para abordar esos cambios.
En resumen, señor Presidente, quiero que reflexionemos todos juntos sobre esta materia. Sé que en el Senado siempre puede interpretarse mejor o peor lo que cada uno sostiene. Pero ahora estamos frente a un informe del Banco Central muy complejo.
Me hubiera gustado algo distinto. Para ser bien franco, pensé incluso que este IPoM sería menos duro. Sin embargo, los cuadros objetivos entregan muy malos antecedentes, independiente del ánimo de resolverlos.
En mi opinión, si tomamos el diagnóstico y decimos: "Da lo mismo; sigamos igual", se puede cometer un error muy grave. Por el contrario, ante el escenario que se nos muestra, espero que profundicemos en el tema. Y ese esfuerzo debemos efectuarlo entre todos.
Respecto a los factores de desaceleración, no me quedo con la respuesta fácil -con todo respeto- de que "esto venía de antes". ¡No! Si fuera así, habría cambiado todo el mundo. Pero los demás países no han evolucionado tan negativamente como, por desgracia, lo ha hecho el nuestro.
Por lo tanto, algo interno ha generado un ruido en todos los indicadores.
Ojalá estos fueran distintos: que subieran los que están bajando y que bajaran los que están subiendo.
Entonces, si se dice que al final esto era inevitable, bastará comparar nuestra situación con la de los otros países del mundo. Y veremos que no ocurre lo mismo.
Señor Presidente, dejo formuladas esas preguntas al Consejo del Banco Central. Espero que la respuesta que entregue nos ayude a todos a tomar buenas decisiones, a enmendar rumbos en caso de ser necesario o a establecer señales de alerta o caminos distintos.
Hace muchos años que no veía un IPoM tan negativo como el que se presentó hoy, sobre todo en circunstancias internacionales que no son muy dramáticas, tal cual lo demostré.
He dicho.

El señor TUMA (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Honorable señor Pizarro.

El señor PIZARRO.- Señor Presidente, como Comité no sabía que disponíamos de un tiempo limitado por bancada. Y, lamentablemente, el colega Ignacio Walker ocupó muchos minutos.
Ante ello, prefiero que intervenga el Senador señor Zaldívar en el tiempo que resta a la Democracia Cristiana.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Como es costumbre en las sesiones especiales, se fija un tiempo por Comité, proporcional al número de sus integrantes.
No obstante, se permite que las bancadas cedan los minutos no utilizados a aquellas que lo requieran.
Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, creo que el Senador Ignacio Walker hizo una exposición bastante completa, que interpreta plenamente a los miembros de mi bancada y, en general, también a los de la Nueva Mayoría.
Primero, quiero felicitar al Presidente del Banco Central por la exposición que ha realizado y, segundo, valoro que esta haya sido objetiva. Solo refleja la realidad que vive nuestra economía.
Sin embargo, no puedo dejar pasar la oportunidad para formular algunas observaciones.
A mi juicio, la economía puede sufrir problemas de expectativas y verse afectada por ruido, lo cual provoca dificultades y hace que la gente muchas veces deba sostener inversiones.
Pero el drama de la baja en las inversiones no se produce por hechos ocurridos hoy día. Tal situación viene madurando desde hace un tiempo largo.
Es cierto lo que ha ocurrido con relación a las inversiones mineras. Ahí el problema no pasa por un asunto de expectativas. Simplemente, terminó un ciclo. El punto es que ese tipo de inversión influye fuertemente en el crecimiento.
Ahora solo cabe asumirlo.
Por otra parte, quiero decirle al Senador García que no favorece en nada exagerar las cosas. Señalar que las oficinas parlamentarias se están llenando de personas que no tienen trabajo es demasiado. Por lo menos, a mí no me ha pasado.

El señor MONTES.- ¡Son de la Alianza¿!

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- No lo sé. A lo mejor es gente del Gobierno anterior que quedó sin empleo y que ahora está buscando otro.
No es bueno hacer ese tipo de observaciones. Hay que ser realistas y serios en los planteamientos que se formulen.
El problema de la desocupación es efectivo. Pero el propio informe indica que se encuentra entre las tasas más bajas. Ojalá que se mantenga en esos niveles o que disminuya. Y no colaboremos para que aumente.
Aquí no nos vamos a convencer unos a otros acerca de cuáles son las causas internas de la desaceleración.
Estoy absolutamente convencido de que todos entendemos -lo dice el propio Banco Central- que parte importante de la desaceleración de la economía mundial y de la chilena, que es dependiente por su carácter abierto -inserta en la globalización-, obedece a razones externas.
Pero también hay elementos internos. No podemos desconocerlos. Seguramente, las reformas en curso provocan inconvenientes de expectativas o disminución de la confianza.
Lo importante es tener conciencia de la realidad.
Cuando el Ministro de Hacienda del Gobierno anterior -de esto son testigos varios Senadores- nos dijo que se estimaba un crecimiento de 4,9 por ciento para determinar los ingresos del Presupuesto de este año, varios colegas le hicimos ver que su proyección era inexacta, que no era posible llegar a ese porcentaje, pues se observaba un marcado proceso de desaceleración desde el primer trimestre de 2013.
Yo manifesté que el crecimiento no excedería el 3 por ciento. Pero se nos dijo que no, y se mantuvo la estimación original. Por tanto, el cálculo para fijar los ingresos del Presupuesto vigente se elaboró sobre la base del 4,9 por ciento.
Por desgracia, nosotros teníamos razón. Incluso, nos quedamos cortos.
Hice presente esto mismo en junio pasado, cuando se llevó a cabo la exposición del IPoM anterior. En esa oportunidad señalé que las expectativas de crecimiento que el Banco Central planteaba serían menores, porque percibía que la tendencia al decrecimiento era marcada.
Lo importante es ver cómo quebramos ese freno entre todos.
Para ello, hay que evitar las políticas que aumenten los ruidos y tratar de colaborar para que estos desaparezcan.
Por lo mismo, me parece muy bien el Protocolo de Acuerdo al que llegamos en materia tributaria. En mi concepto, ayudó a despejar varios aspectos que no tenían razón de ser. Recuerdo que se hicieron discursos en un sentido y en otro, y se trató de establecer una contradicción entre los que ganaban más y los que ganaban menos. También se dijo que el alza de impuesto iba a afectar a la clase media, etcétera, etcétera. Todo eso quedó despejado con el mencionado acuerdo.
Por supuesto, es factible que las otras reformas también impliquen interrogantes para los sectores que invierten.
En ese sentido, creo que el Gobierno ha actuado bien al establecer un programa que reacciona ante la situación descrita, con el fin de estimular el crecimiento y evitar un mayor desempleo. Me parece que los anuncios que ha hecho la Presidenta de la República van en la línea correcta.
Ahora, el Banco Central ha manifestado que hay dos materias de gran incidencia, las que debemos afrontar con mucha fuerza: la energía y la infraestructura.
En mi opinión, el próximo Presupuesto tiene que ser reactivador. Se debieran usar los recursos que hemos acumulado en los buenos tiempos a través del ahorro. Ello sería propicio en momentos en que necesitamos aumentar la inversión pública. Y con esto también se fomenta la inversión privada.
Les pido que hagamos un esfuerzo, sin renunciar a nuestros criterios. Unos podrán sostener que tenemos más o menos responsabilidades en lo que está pasando.
Aquí se formuló una pregunta: ¿por qué hay tantas posibilidades de revertir la situación hacia un escenario más positivo, como indicó el Banco Central al afirmar que volveremos a retomar tasas de crecimiento del orden del 4 por ciento?
¡Porque la economía chilena está sana, lo queramos o no!
Porque tenemos una economía sana en lo fiscal. Hay disciplina fiscal.
Porque tenemos una economía con una inflación controlada. Si bien ahora bordea el 4 por ciento, cabe entender que ello obedece a situaciones coyunturales. Pero el Instituto Emisor ha manifestado que retornaremos a una inflación del orden del 3 por ciento.
Porque tenemos ahorro.
Porque somos uno de los países con menor endeudamiento público.
Porque las finanzas del país están ordenadas.
En definitiva, Chile cuenta con los cimientos necesarios para afrontar esta crisis transitoria, que ya está pasando.
¿Que las causas de tal situación son propias? Puede ser. Pero también hay que reconocer que dependemos mucho de la economía internacional.
Al final de la exposición del IPoM, el Banco Central nos da a conocer los riesgos que existen desde el punto de vista externo, los cuales podrían o no afectar nuestra economía.
Y hemos de tomar nota de todo ello: ¿Qué pasa en Estados Unidos? ¿Qué ocurre en China? ¿Cómo está reaccionando Europa? ¿Qué sucede con los países de América Latina, con las naciones emergentes?
Chile hoy depende de lo que acontezca en el mundo. Ni el Banco Central ni nadie posee una bola de cristal para anticipar incidentes internacionales que provoquen cambios.
¿Cuál es la situación actual de Ucrania en relación con Rusia y Europa? Lo consultaban algunos de nuestros productores frutícolas.
Rusia ha sostenido que no va a importar más alimentos y frutas desde las naciones europeas. Pero manifestó que sí importaría de los chilenos. ¿Qué pasó en Europa con estas declaraciones? Como se producirán excedentes en los países del Viejo Continente por no poder exportar a Rusia, van a importar menos desde Chile.
Entonces, debemos tomar nota de cómo funciona la economía. La nuestra no es cerrada, sino abierta. Y somos un país pequeño.
Por eso -insisto-, cuando efectuemos un análisis de la economía, hagámoslo con una visión de Estado. Este país, que efectivamente está en un proceso de desaceleración, tiene la posibilidad de volver a recuperar la curva de crecimiento. Démosle fuerza y no metamos más ruido. De lo contrario, no vamos a ayudar a que salga adelante en un proceso de crecimiento con equidad que le permita llegar a los niveles económicos que todos queremos.
Muchas gracias.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Montes.

El señor MONTES.- Señor Presidente, es la primera vez que me toca oír el informe anual del Banco Central.
Yo valoro mucho el IPoM. También, los términos en que se plantea. Creo que ayudan a sentar un marco para el debate más ponderado. No porque no sea político como dice el Senador García, ya que es difícil encontrar algo más político que este informe, por la forma como se ponderan y toman los problemas, en que se cuidan riesgos por aquí, por allá. En mi opinión, es tremendamente político. Pero la política es parte del ejercicio de la autoridad, del poder, y no algo que se deba desacreditar.
A mí me parece fundamental tener informes de esta naturaleza, para realizar debates más equilibrados y ponderados. Si no, nos llevan a extremos y a distintos tipos de aproximaciones que a veces no ayudan a salir adelante.
Sin duda, el diagnóstico hecho acá es preocupante: una desaceleración más marcada de la inversión y del consumo interno -está más allá de lo esperado-; un mercado laboral con menor dinamismo, aunque con tasas de desempleo bajas y salarios nominales en crecimiento -no es mala noticia-; y una inflación anual en línea con lo esperado.
O sea, no hay mayores riesgos en la materia, por lo que se está diciendo.
El IPoM es necesario, sobre todo para quienes tienen que hacer política, para aquellos que deben ver sobre qué factores influir.
Está claro que aquí hay un proceso que viene del escenario externo, de mucho antes de este año, y que influye decisivamente sobre distintos factores.
Está claro asimismo que el ciclo minero -ligado a lo anterior- se encuentra en una fase que explica buena parte lo que ocurre en Chile. También en Perú, país que está enfrentando el fin del ciclo, si bien de otra manera. Y en el propio informe se hace referencia a Australia como otra nación que vive algo parecido.
Yo no creo que haya que cerrarse a mirar a los demás países.
Brasil, si no entiendo mal, está enfrentando una recesión; y lo ha reconocido.
O sea, este es un fenómeno que está afectando, con especificidades, a todas las naciones emergentes.
Entonces, no cerremos los ojos para decir que nosotros somos los que estamos peor. Tenemos problemas, y hay que ver cómo encararlos.
Lo de la incertidumbre es importante. Y tiene consecuencias. El problema vinculado con las confianzas acarrea efectos en las decisiones de inversión y de gasto. Y eso se ha visto en la industria, en la construcción, en el comercio, etcétera.
Sí, me imagino que casos como "Cascadas" profundizan las dificultades en el orden de las expectativas. No se menciona aquí, porque el fallo es muy reciente; pero supongo que el efecto sobre la fe pública de un caso de esa envergadura va a repercutir en el mercado de capitales y en ciertas relaciones internacionales.
No sé si va a tener tanto efecto como el discurso reciente del Senador Coloma. Porque la verdad es que, si fuera cierto todo lo que ha dicho Su Señoría, las expectativas ya estarían llegando al fondo fondo. Pero, afortunadamente, ¡él es abogado...!
¡Es candidato, como alguien dice por ahí! ¡Pero no Ministro de Hacienda...!
Bueno, lo que quiero decir es que la recuperación plantea desafíos. El futuro es desafiante, y para todos. No sacamos nada con agudizar los problemas y llevar las cosas a extremos que impiden mirar factores respecto de los cuales se pueda operar.
El Banco Central nos ha dicho que para recuperarse es fundamental un mayor impulso monetario -ellos han hecho todo lo posible para aportar en esa dirección-, y también, que hay un mayor impulso fiscal, al que me quiero referir; un mayor impulso por crecimiento de los socios comerciales y por depreciación real del peso, y una mejoría en expectativas.
A ese último respecto, nosotros podemos influir. Porque en la medida en que llegamos a discursos extremos, en que miramos como que no hay nada que hacer y en que profundizamos los problemas en lugar de intentar revertirlos, sin lugar a dudas, agravamos la situación.
Además, el Banco Central señala en su informe que esto no es carrera corrida. Menciona distintos tipos de riesgos. Acerca de algunos, yo no alcanzo a percibir todo su alcance. Pero cuando nos dice que hay riesgos de reversión en las condiciones favorables del financiamiento externo, ciertamente, eso tiene efectos. Y, si se diera esa situación, sería complejo.
Si los socios comerciales se debilitan y los emergentes son vulnerables, volátiles, hay riesgo.
Se plantea que el fin del ciclo de elevados precios de materias primas es más largo: diez años buenos. Pero a lo mejor vienen diez años malos. Y, por lo tanto, ese también es un factor de riesgo.
Se nos expresa que China muestra cierta estabilidad, pero que hay riesgos en su sistema financiero e inmobiliario, porque puede crecer menos.
Bueno, eso debemos tenerlo muy presente el día de mañana para que, si tales riesgos resultan desfavorables, no entremos a sacar conclusiones que no digan relación necesariamente con lo que hacemos o no hacemos.
En lo personal, de los riesgos que aquí se señalan, yo destacaría el que afecta a la formación bruta de capital fijo, que está a la baja desde hace rato y que, sin duda, se halla bastante ligado al ciclo de la minería y otras cosas de ese tipo. Incluso, por ahí vi en un artículo que hasta las retroexcavadoras han llegado en menor cantidad. ¡No sé si será por los anuncios que ha hecho alguien acá...! Pero en este momento escasean.

El señor PÉREZ VARELA.- ¡Se acabó el stock¿!

El señor MONTES.- Bueno: creo que hay riesgos que debemos tener muy presentes.
Lo que más preocupa es descubrir -dentro de lo que es posible que influyamos: que influya el país, que influya la política pública- cómo revertir la situación. Porque eso es lo serio: es lo que se espera del Senado.
Aquí se afirma algo -yo no lo había visto de esa manera- en torno al crecimiento y a la ponderación del peso de los distintos sectores: que en el crecimiento de largo plazo los recursos naturales tienen un peso de 14 por ciento, cuando el resto de la economía tiene 77 por ciento, y los impuestos indirectos, 9 por ciento.
Y uno dice que el resto es un campo respecto al cual podemos operar, actuar y generar modificaciones bastante más significativas en el crecimiento de mediano plazo, porque el peso en el crecimiento de mediano plazo es alto: 77 por ciento.
Creo, pues, que hay que profundizar más en ese punto, ver en su interior qué significa. Porque quizás se pueden hacer muchas cosas.
Sería bueno que el Banco Central nos dijera si existe alguna posibilidad de que tengamos un IMACEC negativo en un par de trimestres y que esto nos lleve a situaciones como la brasileña.
Yo entiendo que el último IMACEC mensual estuvo en cero, y probablemente va a haber otro episodio similar.
Sería bueno, entonces, saber si hay riesgos de tal naturaleza.
En cuanto al impulso fiscal, quisiera oír una opinión -aunque no es propio de su misión- sobre cómo evalúa el Banco Central la manera en que se está desarrollando. Porque los anuncios son: mayor inversión en construcción de vivienda, en obras públicas y en otras cosas. Pero yo de repente dudo de si eso es todo lo que se puede hacer en materia de impulso fiscal o si es la única manera de actuar. Aparece como algo muy keynesiano y poco neokeynesiano, por decirlo así: muy metido en una lógica, pero sin incorporar otras variables.
Ha habido coyunturas en que la política ha buscado movilizar al sector financiero para que mueva al sector productivo. Así fue la recuperación en vivienda en el siglo anterior, en que el DS4, como programa, no representó ni un peso de gasto fiscal. Todo fue obra del sector financiero, porque se lo movió adecuadamente.
Yo quisiera saber, por ejemplo, qué se piensa de eso.
También, me gustaría conocer las lecciones del 2008. Ese año, sin lugar a dudas, se evitó una crisis que era muy profunda en todos lados. Pero el precio fue tremendamente alto: 8 mil, 9 mil millones de dólares. Eso le costó a nuestro país impedirla.
Y quisiera conocer la visión de ustedes respecto a si hay posibilidad de aprovechar toda la potencialidad de una crisis. Porque las crisis tienen aspectos negativos, pero también potencialidades para actuar sobre factores más profundos de la productividad. O sea, si necesariamente debemos impulsar una política tan keynesiana básica, en lugar de entrar a operar sobre otros factores que tengan efecto en el corto plazo, pero asimismo en el largo plazo.
En concreto, me estoy refiriendo, en esta coyuntura, ahora, en lo inmediato -creo que está insinuado en el informe-, al impulso fiscal. Si quisiéramos operar sobre la productividad, deberíamos tener un plan de capacitación muy audaz -¡muy audaz!- y de corto plazo. Y con cursos, no como el más ambicioso que hay ahora, que es de 250 horas, sino que representen de verdad nuevas capacidades para la energía solar o para distintas áreas de la economía donde está claro que tenemos debilidades. Y si para eso hay que diseñar un instrumento público-privado de corto plazo, creo que deberíamos hacerlo.
En cuanto a la inversión productiva propiamente tal, hay que ver en qué proyecto entramos. No se trata solo de activar lo que es más de corto plazo.
Yo no sé cómo lo verán en el Banco Central. Pero pienso que un plan de modernización de la pequeña empresa puede partir en una coyuntura de baja; no necesariamente hay que esperar otras situaciones.
Es posible a lo mejor, dado el efecto del resto de la economía sobre el crecimiento a mediano plazo, hacer algo mucho más potente en renovación tecnológica y en un conjunto de otras materias.
Por último, señor Presidente, quiero referirme al consumo, que es un tema aparte.
Aquí se dice que bajó el consumo privado. Pero bajó a pesar de que los salarios nominales siguen creciendo y de que el empleo no ha caído.
¿Qué pasa con el consumo? Porque debería haberse mantenido dentro de ciertos rangos. Y la verdad es que era esperable que bajara, porque llegó a niveles muy altos en el período anterior. Obviamente, tenía que haber un ajuste.
Entonces, mi pregunta es cuál es la situación del endeudamiento. ¿Está considerando el Banco Central que, ante la eventualidad de que -como se ha dicho aquí- se dé un mayor desempleo, tenga un efecto serio el endeudamiento?
Acabo de ver un estudio de los trabajadores del Banco de Chile donde se sostiene que el promedio de endeudamiento es de 50 por ciento de sus ingresos: ese es el porcentaje del sueldo que deben destinar cada mes a pagar sus deudas.
O sea, si tenemos niveles de endeudamiento de esas características en los sectores medios por ejemplo, al caer el empleo ello va a tener un efecto serio.
Por consiguiente, quiero saber si el Banco Central ha considerado ese punto, si piensa que aquello puede profundizar la caída del consumo interno.
Por último, junto con valorar el informe del Banco Central, llamo a que seamos tremendamente creativos durante el debate del Presupuesto y de otras materias, para que ayudemos a que el impulso fiscal sea más potente. Y, en lo que respecta a las expectativas, ojalá juguemos el rol de asegurar que el país tiene potencialidades y capacidades para recuperar la senda de crecimiento por la vía de un esfuerzo distinto de todos nosotros.
Muchas gracias, señor Presidente.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Solicito la anuencia de la Sala para que el Honorable señor Pizarro me remplace en la testera, pues también deseo intervenir sobre esta materia.
Acordado.
--Pasa a dirigir la sesión, en calidad de Presidente accidental, el Senador señor Pizarro.

El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.

El señor NAVARRO.- Señor Presidente, uno espera la visita del Banco Central al Senado con ciertas expectativas, toda vez que sus informes sí impactan en la economía. Y parece que este IPoM era muy esperado por muchos -no solo por los Senadores, sino también por el sector económico-, para diferentes objetivos.
Escuché a los colegas García y Coloma.
El Senador García prácticamente pide que el Banco Central tenga una bola de cristal.
Ahora, yo siento que hay una profecía autocumplida. Porque el colega Coloma, a su turno, hizo una larga enumeración de todo aquello que nadie querría. Y uno podría pensar que argumenta de esa forma porque hay elementos reales que lo justifican. Sin embargo, el pesimismo es completo. O sea, es factible prefigurar los cuadros económicos. Y entonces se afirma que la cosa viene para mal, que el consumo va a la baja, que estamos ante un escenario que nunca nadie hubiera esperado. Y se agrega: "!No sospechen de la UDI!".
Pues bien: ¡Yo sospecho de la UDI!
Porque al Banco Central ahora se le pide que sea un oráculo. Tal parece que esta entidad utiliza un lenguaje especial que es preciso leer, interpretar.
¡No! ¡Lo que tenemos ante nosotros son estadísticas!
Porque el Instituto Emisor entrega un análisis económico. Y todos tendrán diversas expectativas, de acuerdo a sus legítimos, profundos e íntimos deseos y convicciones.
Por eso, no comparto el apocalipsis de la economía que hemos escuchado: expectativas negativas, búsqueda permanente de factores internos.
Está claro. Hay un factor interno que incidió: las reformas. Pero extremarlo es absolutamente inoficioso y malo para todos.
Ahora, yo esperaría del Banco Central -y lo he dicho- que no solo se preocupara de la inflación. Me gustaría que fomentara el empleo, que incentivara el desarrollo.
En 2008 la Reserva Federal de los Estados Unidos y los quince bancos federales no previeron la crisis. Por lo tanto, hubo un severo cuestionamiento a su capacidad. Eso nos costó 23 mil millones de dólares de los ahorros de los trabajadores en las AFP.
Uno esperaría entonces que, frente a los impactos que sí tienen presencia en la economía, el Banco Central aportara elementos distintos.
Yo les pregunté en su momento a los miembros del Instituto Emisor: "¿Qué hacemos?". Y me respondieron: "Nosotros, nada que ver". No pudieron advertir que venía la crisis del 2008, porque no era su función.
Si alguien quisiera pedirle al Banco Central algo diferente habría que evaluar si sus funciones y su definición son las que nos sirven. Por ahora, solo tiene a su cargo el control de la inflación y, especialmente, la política monetaria.
Sin embargo, esta instancia nos da la posibilidad de preguntar lo siguiente.
Claramente, las expectativas de crecimiento están dadas por factores económicos. La energía es un elemento esencial. Algunos hemos defendido el medioambiente, el cuidado de los derechos de los trabajadores (entre ellos, los pescadores).
Se han paralizado proyectos energéticos.
¿Cuál es la incidencia real del costo de la energía en el desarrollo económico y en las expectativas de crecimiento?
Ignoro si en el informe del Instituto Emisor vienen mayores detalles. Pero sería muy importante clarificar ese aspecto, para que la política del Estado de Chile fuera acorde.
Si la energía es tan importante se debe dictar una legislación que impida que los proyectos se detengan: compensar a las comunidades; establecer impuestos para que los lugares donde recaen las externalidades negativas tengan posibilidades de recuperación.
En cuanto al empleo, hay un dato esencial: el universo laboral femenino. Y lo deben considerar el Ministerio del Trabajo, el Ministerio de Economía.
Las mujeres, siendo mayoría en nuestro país, habiendo una Presidenta de la República y una Presidenta del Senado, siguen estando muy por debajo en el mercado laboral y en el mercado de los sueldos.
Debemos hacer una corrección a ese respecto.
Ese es un dato importante. Porque si vamos a crecer en empleo, claramente los índices nos muestran que debemos enfatizar -como expresó el Senador Montes- la capacitación y otros mecanismos.
Ahora, yo confío en lo que expresó el Senador Zaldívar, quien realizó una evaluación positiva: tenemos una economía sana; hay ahorro; existe poco endeudamiento; no nos hallamos ante una crisis terminal, salvo que alguien quiera sostener lo contrario (es probable que haya una crisis transitoria, pero tenemos ordenadas las finanzas).
Entonces, después del IPoM que nos ha entregado el Banco Central, ojalá tengamos capacidad y voluntad para reconocer, como Senado, los aspectos positivos, para mejorar las cosas, en vez de hacer de ese informe un escenario para la disputa por la próxima elección presidencial y, particularmente, para buscar al culpable.
En esta misma Sala yo le pregunté al entonces Ministro Felipe Larraín -recuerdo que estaba sentado en el mismo asiento donde ahora se halla el Presidente del Banco Central-: "¿Usted garantiza el 4,9 por ciento de crecimiento? Porque, a todas luces, parece excesivo. Y si este Presupuesto lo vamos a calcular sobre esa base y el crecimiento es menor, va a provocarle un grave problema al próximo Gobierno, le estará legando un grave problema a la Presidenta Bachelet".
Algunos se rieron en la Sala, pues todavía no se realizaban las elecciones. Sin embargo, así ocurrió. Y lo hemos constatado.
Entonces, ¿quién se equivocó?
Yo respeto a Felipe Larraín. Es un gran economista. Sin embargo, deben reconocer que se equivocó en la proyección del crecimiento económico.
Uno podría decir que en finanzas no hay equívocos, sino solo decisiones políticas. Y tal vez la decisión política fue poner ese margen de 4,9 por ciento a sabiendas de que el crecimiento iba a ser menor.
Si no es así, el entonces Ministro Larraín se equivocó. Y sería bueno que ello se reconociera.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución ahora!
¡No más AFP!
He dicho.

El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Honorable señor Hernán Larraín, por siete minutos.

El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, a ratos me sorprende el giro que toma el debate cuando algunos reclaman por los comentarios y las opiniones de otros Senadores. Por ejemplo, los de los colegas García y Coloma.
Sus Señorías no han hecho más que repetir lo que viene en el informe del Banco Central. No han realizado un pronóstico, sino que se han referido a la radiografía de lo que nos presentó hoy día el Instituto Emisor.
Ahora, si eso molesta, ¡no le echen la culpa al que repite los datos¿!
Y yo, quizás para producir mayor inquietud, voy a reiterarlos, porque resulta preocupante lo que se deriva de ellos.
La percepción de los empresarios y de los consumidores respecto de la economía cae.
La demanda interna y la final caen.
Las importaciones mantienen su déficit en la cuenta corriente.
Las ventas caen.
El entorno internacional no nos ayuda, a pesar de que curiosamente, los países de la región, que están sujetos a las mismas dinámicas, tienen mucho mejores resultados que Chile.
El IMACEC cae.
El crecimiento económico cae.
Debo recordar que en septiembre del año pasado el Banco Central, en sus proyecciones, hablaba de 4,1 por ciento de crecimiento. Ese era el dato en aquel minuto. No era de 3 ni de 5, sino de 4,1 por ciento. Sin embargo, hoy día hemos bajado a una proyección que va entre 1,75 y 2,25 por ciento; es decir, a la mitad. Ojalá terminemos el año con un 2 por ciento de crecimiento.
Esos son los datos correctos.
Lo único que sube es el desempleo, aunque no tanto. ¡Enhorabuena! Pero, sí, hay un punto preocupante, como manifestó el Presidente del Banco Central: sube el seguro de cesantía y su uso crece mucho más.
También aumenta la inflación.
Esos datos empiezan a hablar de la situación económica.
En ese escenario, es el Presidente del Banco Central -entiendo que incluso todo el Consejo- quien afirma que el deterioro es mayor que lo previsto.
Ese es el diagnóstico.
Entonces, no nos pasemos películas: "Estamos bien"; "Estamos mal"; "La culpa la tiene Piñera"; "La culpa no la tiene Piñera".
No es esa la cuestión.
¿Cuál es el problema de hoy? Tenemos una economía que no está en desaceleración, sino que se ha pegado un frenazo: nos hallamos con una situación de parálisis, de estancamiento.
No sabemos si hemos topado fondo; ojalá que lo hayamos hecho. No tenemos certeza de cómo viene la situación. Y ahí precisamente deberemos ver de qué manera cooperamos.
Por eso estas bancadas pidieron una sesión especial -la celebraremos la próxima semana, a esta misma hora- sobre reactivación de la economía -para ello invitamos a los Ministros de Hacienda y de Economía-: para poder cooperar en la materia.
Porque, ¿qué podemos hacer para enfrentar la situación?
Primero, tener una agenda. Tratar de saber cuáles son los problemas que nos aquejan, para sobre esa base proponer medidas que nos ayuden a avanzar en todos los ámbitos: políticas claras de vivienda y de infraestructura; agenda de energía; incentivos a la inversión, etcétera. Hay muchas cosas que hacer.
Hay algo, sí, que no debemos hacer y que nosotros no estamos dispuestos a aceptar: que las platas de la reforma tributaria, que están previstas para reducir las desigualdades, se empiecen a usar en reactivación.
Si se emplean en reactivación, querrá decir que cada vez que tengamos una emergencia vamos a echar mano al bolsillo del payaso que es la reforma tributaria y a usar los recursos para las inundaciones, para los terremotos, para los temblores, para todos los desastres y calamidades que de tiempo en tiempo afectan a nuestro país.
De ese modo, el esfuerzo por prepararnos para el futuro a través de la educación se va a perder; no reduciremos las desigualdades; vamos a seguir igual.
Porque no tenemos un compromiso del Gobierno sobre en qué se van a gastar las platas de la reforma tributaria.
Yo quiero insistir en que respecto de esa materia vamos a ser claros, pues tales recursos no pueden emplearse para cualquier cosa.
Ahora, adicionalmente a la agenda reactivadora, es esencial, como aquí se ha señalado, recuperar la confianza. Porque la confianza es lo que se ha perdido.
En economía las expectativas juegan un rol muy importante. Y las expectativas son malas. Y son malas porque, según expresaba quien me antecedió en el uso de la palabra, hay un clima de reformas que ha sido muy complejo. Pero este clima de reformas es complejo porque apunta a una especie de reinvención de Chile.
Hay que hacer una "Nueva Constitución, ahora", se dice con mucha fuerza.
¿Cuándo hay que hacer una nueva Constitución, ahora? Cuando el país está en crisis.
¡Hay que hacer de nuevo toda la educación, todo el sistema electoral, toda la reforma laboral! ¡Todo de nuevo!
Eso ocurre cuando estamos en crisis.
¿Y estamos en crisis?
El Senador Zaldívar dice: "No. Chile está razonablemente bien".
¡Tenemos problemas graves!
Entonces, debemos enfrentar esos problemas. Y habrá que hacer la reforma tributaria, y la reforma educacional, y ajustes a la Constitución, y agenda laboral. Pero no creemos un clima de inestabilidad y de incertidumbre, como si este país estuviera en una crisis terminal. Porque no nos hallamos en esa situación.
En tal sentido, la responsabilidad sí la tiene el Gobierno. No pueden rehuirla. Y si no cambiamos ese clima, nuestro país va a seguir con las expectativas abajo.
Será, pues, una profecía autocumplida.
Se va a inventar una crisis para, como dice con mucho talento el Senador y Presidente del PPD, pasar la retroexcavadora por los cimientos de todo lo que tiene Chile.
Ello, por cierto, se contrapone con el clima que uno lee en las expresiones del Presidente de otro partido, el Senador Walker, quien plantea un camino distinto, que es también el postulado por nosotros: una política de acuerdos.
Lo que salvó a la reforma tributaria fueron los acuerdos, la idea de plantear una solución, como lo hicieron en su minuto los Senadores Montes, Lagos Weber y otros.
Eso nos va a permitir recuperar la confianza: encontrar un piso de acuerdo.
El Presidente del Banco Central terminó sus expresiones manifestando su optimismo.
Yo también creo en Chile. También creo que el país está sano y tiene capacidad de recuperación. Pero necesitamos un Gobierno que tome otra agenda, que tenga otro protagonismo, que exhiba otro tipo de capacidades, para en lo fundamental, a través de acuerdos y de políticas de esa naturaleza, reconstruir el país.
--(Aplausos en tribunas).

El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Quiero saludar a la delegación del grupo de adultos mayores Arcoiris, de la comuna de Vitacura.
¡Bienvenidos!
En todo caso, les pido por favor -porque es parte del Reglamento del Senado- que no hagan manifestaciones.
Independiente de si les gusten o no las intervenciones, deben mantenerse tranquilos. Hagan todas las señas que quieran, pero sin meter ruido.
Tiene la palabra el Senador señor Tuma.

El señor TUMA.- Señor Presidente, Honorables colegas, quiero saludar muy especialmente al Presidente y al Consejo del Banco Central por el sólido informe rendido, aun cuando las cifras no son auspiciosas. La exposición que escuchamos esta mañana fue muy completa, muy consistente.
El Informe de Política Monetaria, si bien es muy técnico, tiene incidencia en las decisiones por tomar. Y -qué duda cabe- este Senado influye no solo en las decisiones políticas del sector público, sino también en las decisiones del sector privado.
Las cifras que hemos recibido de parte del Banco Central no son buenas, ya que se rebajaron las proyecciones de crecimiento para este año y, además, se aumentó la estimación de la inflación.
No obstante, señala el Presidente del Instituto Emisor que ello es transitorio. Y si es transitorio, nos debe otorgar tranquilidad en cuanto a que nuestro país va a seguir creciendo.
Ahora, yo no veo que haya un frenazo: existe una desaceleración.
Frenar el auto es distinto de dejar de acelerarlo. Por tanto, no hay que confundir.
Admiro mucho la sensatez y cordura del Senador Larraín. Pero su intervención de esta mañana no fue lo que yo esperaba, por cuanto, en definitiva, quiere responsabilizar de la desaceleración a la política del Gobierno.
Lo que se pretende es hacer un frenazo a los cambios que la sociedad está requiriendo. Y si de verdad deseamos crear certidumbre, confianza, lo primero que debemos hacer es generar condiciones para la paz social, para que los distintos sectores ciudadanos sientan que una economía que va creciendo también los incorpora.
El Presidente del Banco Central señaló en el inicio de su exposición que entre las razones que pueden estar incidiendo en la desaceleración se encuentran los mayores costos de la producción, la menor productividad, los mayores costos de energía, y que ello tiene que ver también con la resistencia de las comunidades ante determinadas inversiones.
A decir verdad, hay que preguntarse por qué se resisten.
Se resisten, primero, porque esas inversiones no se han consultado, no se han informado. Segundo, porque, no se ha hecho una acción de participación.
Chile cambió. Por consiguiente, a las políticas públicas y a las inversiones privadas, si queremos tener mejores cifras de crecimiento, debemos darles necesariamente certidumbre. Pero certidumbre no solo para quienes invierten: además, para aquellos que viven alrededor de las inversiones.
Por tanto, nuestro país requiere ir construyendo una política de mecanismos reales de escucha, de participación, de acuerdos.
Yo no sé si las bancadas del frente estarán disponibles para darles mayor legitimidad a las inversiones cuando la ciudadanía pueda participar en ellas.
Creo que una de las razones fundamentales que median es la falta de participación de los ciudadanos. Así, vemos cómo respecto de inversiones tanto públicas cuanto privadas existen focos de descontento y de reclamaciones muy serias en distintas partes del territorio nacional. Para qué hablar de los pueblos originarios.
En consecuencia, estamos ante un informe negativo, que hace proyecciones bastante reales, con efectos en la economía nacional.
Económicamente, Chile es un país muy globalizado. Pero debo reconocer que los factores externos no son las únicas causas de la desaceleración. También existen causas internas. Y una de ellas tiene que ver con las justas demandas de la población.
Entonces, el frenazo aquí planteado busca detener los cambios. Empero, lo que requerimos es empujar los cambios, acompañarlos con políticas sensatas, cuerdas, que otorguen certidumbre, que permitan la participación ciudadana y que faciliten las cosas para seguir el camino del crecimiento.
Creo que la Agenda de Energía planteada por el Gobierno apunta en la dirección correcta. Sin embargo, para todas las inversiones (no solo para las del sector energía) debemos dar mayor confianza y abrir canales de participación ciudadana.
En mi concepto, la desaceleración que estamos viviendo puede estar provocando mucho más desempleo en las pequeñas y medianas empresas, que no están en las mejores condiciones para enfrentar ese proceso.
Hay una gran concentración de la economía y los instrumentos para apoyar el desarrollo de dichas empresas no son suficientes.
Debemos, pues, ser muy cuidadosos y dar una mirada especial a lo que ocurre en las pymes. Porque cuando hay desaceleración no son las grandes empresas las que disminuyen la ocupación: las primeras que lo hacen son las empresas más débiles, las más pequeñas.
Por tanto, en las pymes hemos de colocar nuestro mayor esfuerzo.
Yo invito a mirar qué está ocurriendo con el endeudamiento; con las tasas de interés; con el acceso al financiamiento; con el pago oportuno a las pequeñas y medianas empresas.
Sin duda, la gran medida que podemos adoptar para enfrentar este período de desaceleración es afirmar a las pymes y afirmar la inversión pública, sin perjuicio de crear confianzas para los ciudadanos. Y para que las empresas inviertan debemos generar condiciones de participación.
He dicho.

El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Tiene la palabra la Senadora señora Von Baer.

La señora VON BAER.- Señor Presidente, yo también voy a repetir lo que dijo el Banco Central: para la situación en que nos encontramos hoy existían factores esperados, como el costo de la energía y el fin del ciclo de precios altos en las materias primas.
Sin embargo, no todos los países de Latinoamérica están en un escenario como el nuestro. Hay naciones -y lo dijo también el Presidente del Instituto Emisor, quien señaló que el desempeño es heterogéneo- que lo están haciendo bien, que están creciendo.
Por lo tanto, el resultado depende de lo que hagan los gobiernos.
O sea, no le podemos echar toda la culpa al empedrado: el resultado depende asimismo de lo que realicen los líderes políticos.
Ahora bien, debo precisar que no fue el Ministro de Hacienda de la época quien dijo que Chile iba a crecer más -se refirió al punto el Senador García-: el propio Banco Central sostuvo que nuestro país iba a crecer entre 4 y 4,5 por ciento.
¿Qué pasó entremedio?
Es correcto cuando se expresa: "Estas no solo son expectativas económicas, sino también decisiones políticas".
Y las decisiones políticas tienen efecto sobre aquello que el propio Banco Central dijo que es lo no esperado.
¿Qué es lo no esperado? El deterioro de las expectativas económicas y la fuerte caída de la inversión.
Luego, ¿a qué se debe la fuerte caída de la inversión?
Esa no era la variable esperada, sino la no esperada.
¿Y de qué depende? De las señales que entrega también el mundo político.
¿Y qué señales dio este Gobierno? Tomó la decisión política de llevar adelante una reforma tributaria profunda.
Al respecto, me llama la atención, en consecuencia, que los Senadores de enfrente les echen la culpa a estas bancadas.
¡Perdón!
La reforma tributaria no la iniciamos nosotros: la inició el actual Gobierno. Lo que nosotros hicimos, porque pensamos en el bien común de Chile, fue entrar en la negociación de una reforma en la que no creíamos. ¿Para qué? Para mejorarla.
Por lo tanto, cuando afirman que nosotros decimos que todo se encuentra mal y que no estamos dispuestos a colaborar, ¡no entiendo nada!
Porque el Senador Coloma no señaló que todo estaba mal, sino que se hallaba dispuesto a arreglar las cosas en la Comisión de Hacienda.
No digan, pues, que nuestras bancadas no quieren ayudar en nada y expresan que está todo mal.
¡No!
Nosotros estuvimos dispuestos a entrar en la negociación de una reforma que no era nuestra y que sigue sin gustarnos. Y ello, para arreglarla, por el bien de Chile.
Entonces, la afirmación en el sentido de que los Senadores Hernán Larraín y José García, quienes siempre actúan muy seriamente, están exagerando me llama mucho la atención.
Porque no se trata solo de que en nuestras oficinas estemos recibiendo más gente que pide trabajo. No: lo dicen las propias cifras de desocupación.
¿Y saben, Sus Señorías? Hoy se destruyen empleos en nuestro país. No tenemos más puestos de trabajo, sino menos.
Se han perdido 140 mil empleos. Eso significa que, diariamente, más de 750 chilenos quedan cesantes.
Señor Presidente, usted tiene toda la razón, pues quienes más puestos de trabajo han perdido son las pymes: 97 por ciento de los empleos perdidos corresponde a las pequeñas y medianas empresas.
¿Y qué dijimos en su momento? Que la reforma tributaria iba a afectar más a las pymes.
Eso está pasando hoy.
Pero no lo decimos solo nosotros: el ex Presidente Lagos afirma que debe hacerse un esfuerzo mucho mayor para que la economía vuelva a crecer.
Acá da lo mismo. Ello importa a los miles de familias que hoy están perdiendo sus puestos de trabajo. Y sobre todo, a las mujeres. Porque quienes primero perderán sus empleos serán las mujeres que los obtuvieron en los últimos años; y especialmente, los jóvenes.
Así que no nos saquemos la suerte entre gitanos. Pongamos manos a la obra. Y nosotros, al llegar a acuerdo en una reforma en la que aún no creemos, hemos demostrado que estamos a la altura de lo que Chile requiere.
He dicho.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.

El señor QUINTANA.- Señor Presidente, también quiero valorar el Informe de Política Monetaria entregado por el Banco Central. A mi juicio, nos proporciona elementos muy importantes para la toma de decisiones, especialmente cuando falta muy poco tiempo para que se presente y empiece a discutir el proyecto de Ley de Presupuestos de 2015.
Sin lugar a dudas, se trata de un insumo relevante, que deberemos utilizar y ponderar como corresponde.
A ese respecto, yo haría un primer llamado a las bancas de enfrente. Porque con relación al Presupuesto de 2014 hubo una mala interpretación, no solo del Informe de Política Monetaria del Instituto Emisor de 2013, sino asimismo de varios otros supuestos, que el Gobierno anterior usó de manera equivocada.
No se trata de que el Informe del Banco Central haya estado mal realizado: el equilibrio y la ponderación corrían por cuenta del Ministro de Hacienda, a quien, a diferencia de lo planteado por el Senador Navarro, yo no sitúo dentro de los mejores y más serios economistas de nuestro país. Creo que hace ya bastante rato decidió bajar a una arena distinta de la de los economistas. Y las consecuencias son las que hemos escuchado.
A propósito de las incertidumbres, plantea que la desaceleración comienza cuando Michelle Bachelet llega a nuestro país y habla de reformas estructurales.
¡Por favor!
No sé si un economista serio puede sostener que el mero inicio de una campaña política y la formulación de propuestas en momentos en que ni siquiera se ganaba la elección primaria podían generar incertidumbres. La verdad es que la desaceleración la veníamos evidenciando en Chile desde fines de 2012. Eso es lo cierto.
Lo que sucede es que hubo un Gobierno que pretendió sustentar sus cifras en datos irreales. Porque nunca la Derecha quiso reconocer que la mayor cantidad de empleos registrados durante gran parte de su Gobierno, no en los cuatro años, respondió en gran medida, también, a decisiones políticas, económicas, tomadas en la Administración anterior para enfrentar la crisis, a medidas contracíclicas para superarla. Esta última fue la más grande, en las últimas ocho décadas, en el ámbito internacional. A eso estamos haciendo referencia.
Por cierto, también se recibió un beneficio -y lo obtuvo el país, en buena hora- ante el más alto nivel de un ciclo minero. El problema es que los ciclos son lo que son: suben y bajan, y no son eternos.
Entonces, señor Presidente, es bien curioso que los adalides del capitalismo, defensores del modelo neoliberal -en este caso, representados por los Senadores señores Coloma y Larraín-, no quieran asumir que los ciclos de expansión y de contracción económicas son consustanciales al sistema que respaldan.
Algunos hemos creído que en áreas como la educacional, que ha resultado ser un desastre en 33 años, tenemos que remover sus pilares de la manera que sea. Mas incluso se plantea ahora que lo que ocurre en el sector es parte de los problemas que enfrentamos. ¡Por favor!
Aquí hay quienes se acostumbraron a un sistema y no quieren hacerle ninguna modificación.
Lo que recojo del planteamiento serio hecho por el Banco Central y de su Presidente son dos palabras: "desaceleración", probablemente más de la que pensábamos, y "transitoriedad". Estos son los conceptos con los cuales me quedaría.
La idea del frenazo, que algunos Senadores irresponsablemente han querido instalar hoy día, no se encuentra en el informe. No lo he leído entero, pero sí lo he revisado, y no aparece.
Entonces, ¡seamos claros!
Porque todos podemos contribuir asimismo a las percepciones. El mundo político en serio puede ayudar a las expectativas, que se hallan en el plano de lo subjetivo, si quiere que salgamos más rápido de la situación.
Creo que existen aspectos negativos, sin duda, que tienen que ver con la baja en la demanda interna. Pero igualmente es preciso considerar que este último hecho se debe a un sobreendeudamiento de la población. Lo manifestó mi Honorable colega Harboe en una exposición que le escuché hace algunos días. Y, en algunos segmentos, el endeudamiento supera largamente el 50 por ciento de los ingresos de familias modestas. De eso tenemos que hacernos cargo. Pero no lo lograremos simplemente con campañas del terror como las que ya hemos visto durante los últimos meses.
Lo que también tuvimos fue un problema de costo de la energía del cual el Gobierno anterior claramente nunca quiso hacerse responsable. Por medio del telefonazo, lo que hizo fue usar la vía discrecional, no la institucional, para hacerse cargo de un asunto básico.
Al igual que muchos economistas que he leído en estos días, pienso que estamos en la parte baja del ciclo minero. Pero no se trata de que los proyectos se vayan a terminar. Más bien están siendo postergados, no cancelados.
Además, si bien existe una dificultad en el empleo, las tasas que estamos exhibiendo hoy día son casi idénticas a las de hace dos años, cuando el crecimiento era el doble del actual.
Quisiera quedarme, en consecuencia, con aspectos positivos como los planteados acá. Me parece que no lo es, sin duda, un crecimiento este año entre el 1,75 y el 2,25 por ciento. Pero si se está proyectando un 3 a 4 por ciento para el próximo año, juzgo que vamos a salir de la crisis tal vez antes de lo previsto.
Por supuesto, no vamos a crecer al 7 por ciento, porque, según el tamaño de la economía, es muy difícil que Chile pueda volver a conseguirlo. Enfrentamos un problema de falta de diversificación de nuestra estructura productiva. No es el caso de otro momento, cuando la industria del salmón, que le agregaba un componente distinto a la actividad económica, o las telecomunicaciones permitieron registrar un porcentaje diferente.
Con todo, estimo que en la cifra hay transitoriedad y que vamos a ser capaces de salir de la situación. La Presidenta Bachelet ha sido extraordinariamente responsable. El lunes recién pasado planteó un plan de reforzamiento de la inversión pública, con seis medidas bastante concretas.
Un Senador de la UDI advertía que se tuviera cuidado con utilizar recursos de la reforma tributaria. Parece que se olvida que, en la llamada "reforma tributaria" que llevó a cabo la Derecha el año antepasado, generadora de mil millones de dólares para fines educacionales, el Fondo de Educación -el FE- no se pudo utilizar. Las medidas despachadas representaban, por supuesto, un 0,4 por ciento del producto interno bruto, no 3,02 estructurales.
Estimo que media una mirada diferente. Aquí ha habido claramente un aprovechamiento político.
El Senador que habla, al revés, considera que las cifras evidentemente muestran hoy una desaceleración, que se observa un deterioro -las causas están a la vista-, pero piensa que el camino de salida asimismo está bastante bien definido.
Quisiera quedarme con eso.
Muchas gracias.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Horvath.

El señor HORVATH.- Señor Presidente, junto con valorar el informe acucioso y siempre de buen nivel del Banco Central, quisiera consignar, a contrario sensu de algunos planteamientos, que la reactivación económica es posible.
Mas para ello tenemos que enfrentar algunos desafíos. El primero, como lo mencioné ayer -y antes-, es el de la permisología. Vivimos en un país en el cual, para cualquier tipo de emprendimiento, es preciso pasar por un laberinto extremadamente asfixiante y difícil.
Por ejemplo, el Primer Ministro del Japón, cuando vino a inaugurar Caserones, en la Región de Atacama, no dejó de sorprenderse de que la minera hubiera tenido que superar 701 trámites, con carpetas distintas, para convertirse en realidad.
Cualquier proyecto que pase por una Dirección de Obras Municipales, que es tremendamente autónoma, puede ser objeto de 100, 200, 500 reparos. Cabe la posibilidad de que el intento dure dos años.
El cabotaje: 64.
Igualmente cabe mencionar los aspectos ambientales.
Observaciones van; observaciones vienen.
En el fondo, es necesario reducir la permisología, sin saltarse los informes competentes, y dar el paso de una vez por todas, para contar con una mínima planificación estratégica en la que las reglas del juego se sepan con anticipación.
Ordenamiento territorial.
Manejo integrado de cuencas, con participación temprana y vinculante.
El segundo punto -le pido un minuto más, señor Presidente- dice relación con un modelo concentrador que tiene agotado su sistema y por el cual las regiones se transforman en zonas de sacrificio.
Los recursos naturales claramente están cada vez más consumidos: pesca, algas, suelo, agua. Calidad y cantidad.
La energía es cara. El 95 por ciento de nuestro gas y petróleo es importado. Esta es una condición de debilidad del país que no podemos permitir. Y, además, constituye un sector concentrado, que impide la entrada de nuevos actores.
Nosotros hemos hecho un esfuerzo para despachar la Ley 20/20, aprobada por el Senado. El mundo ya está en un 22 por ciento, entre las energías renovables y las convencionales, y está avanzando a un 25 por ciento para 2020. Y se puede llegar a un 50 por ciento en 2050.
Contamos con 5 mil megawatts en energías renovables no convencionales, con 2 mil en cogeneración -significa aprovechar los sistemas existentes-, con 2 mil 600 por eficiencia energética y con mil por el lado del net metering.
Le pedimos al Banco Central, una vez más, que lleve balances ambientales. No sacamos nada con anunciar que vamos a crecer al 4 o al 4,5 por ciento el próximo año si los recursos naturales simultáneamente se están degradando.
En términos populares, "nos estamos comiendo la gallina de los huevos de oro", y, en el fondo, el modelo no se sustenta con este sistema.
Muchas gracias.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Puede intervenir el Senador señor Pizarro.

El señor PIZARRO.- Seré muy breve, señor Presidente.
Les agradezco a mis colegas del Partido por la Democracia.
El diseño del discurso de la Oposición es tratar de endosarle la responsabilidad al Banco Central para que diga lo que ellos, a lo mejor, no se atreven a expresar más claramente en el sentido de que el proceso de desaceleración obedece a las medidas políticas del Gobierno.
La Honorable señora Von Baer fue un poco más explícita, pero el diseño y el libreto están claros.
La pregunta que uno se tiene que hacer es por qué el Gobierno está llevando a cabo cambios.
¿Por qué estamos planteando una reforma tributaria?
¿Por qué estamos presentando una reforma educacional?
¿Por qué necesitamos avanzar en materia laboral?
¿Por qué precisamos una democracia más participativa, más representativa de lo que es la realidad del Chile de hoy y del futuro?
¿Por qué requerimos avanzar en descentralización, como ha dicho recién un colega?
Porque el país no resiste más en la situación en que se halla. Con un cuadro de desigualdad, es muy difícil obtener condiciones de estabilidad social, de estabilidad política, que permitan un crecimiento con equidad hacia el futuro. Ese es el fondo del asunto.
La Derecha siempre se va a oponer a todo este tipo de cambios. Pero lo que se les olvida a los colegas de la Oposición es que no se trata de una decisión arbitraria de la Presidenta Bachelet. Lo que ella está haciendo es cumplir con un compromiso definido por los chilenos en la elección de diciembre recién pasado.
Prefiero quedarme con lo que planteó el Presidente del Banco Central al final de su intervención. Porque sabemos en qué situación nos encontramos -podrá ser un poco más negativa o un poco mejor-, pero lo relevante es cómo crecemos. Y, en ese sentido, manifestó algo que en la Sala debemos asumir: no podemos caer en el pesimismo extremo -los chilenos somos dados a concluir que todo está mal-, ni tampoco en paroxismos de lo positivo, no siempre tan reales.
Lo importante es encarar el problema grave de la falta de energía y de su alto costo, que impide la competitividad y mucha de la inversión que nos hace falta, así como el desarrollo en infraestructura, que el país requiere, sobre todo, pensando en el futuro y porque, además, es un elemento muy reactivador de la economía.
El Presidente del Instituto Emisor también expuso la necesidad de mejorar la calidad de la educación. A eso apunta la reforma en marcha. Por ello, valoro que haya estimado fundamental implementar las reformas necesarias para avanzar en mayor igualdad y en una inclusión social que permita la estabilidad y la paz social que resultan esenciales para cualquier inversionista o para cualquier desarrollo económico.
Si no obtenemos esa estabilidad, esa garantía, esa credibilidad y confianza, no solo de los inversionistas, sino también de los ciudadanos, en nuestro sistema político, económico, entonces evidentemente habrá menores posibilidades de salir rápidamente de esta situación.
Así que me parece primordial que contribuyamos al esquema de mayor confianza, de mayor credibilidad, de término de las incertidumbres, de no caer en el pesimismo extremo o en un aprovechamiento político, que no es bueno para Chile.
He dicho.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Por último, tiene la palabra el Honorable señor Lagos, Presidente de la Comisión de Hacienda.

El señor LAGOS.- Señor Presidente, entiendo que cuento con unos escasos minutos que gentilmente me concedió la bancada socialista.
Escuché parte del debate, no la totalidad, pues me encontraba con la Primera Mandataria en el anuncio de un plan de reconstrucción muy potente para Valparaíso, en materia de reactivación económica, de recuperación y de modificaciones estructurales. Me impuse de algunas de las intervenciones, entre ellas la del Senador señor Larraín.
Leí el informe del Presidente del Banco Central. Lo agradezco.
Un solo punto: el señor Vergara, respecto a lo que viene para 2015, expresa que la economía crecerá más que en 2014, que está bien aspectada, y menciona los potenciales riesgos, tanto externos como internos. Y entre estos últimos indica textualmente, destacándose como lo más relevante, que las expectativas empresariales pueden seguir empeorando. Entonces, la cuestión radica en las expectativas.
La pregunta es cuáles son las que se generan a partir de este debate.
Algunos se concentran básicamente en sostener que la reforma tributaria es nuestro mal principal. Eso afectaría las expectativas empresariales. Y quienes critican son los que concurrieron gentilmente y de manera entusiasta a firmar un Protocolo de Acuerdo para aumentar la carga tributaria en tres puntos porcentuales y repartirla de manera más equitativa, de modo que los chilenos más acomodados se hicieran cargo del incremento.
En consecuencia, me parecen bien incoherentes las afirmaciones. No estaban obligados a participar. Podrían haberlo hecho y quedarse de brazos cruzados, sin votar en contra, manifestando: "Tenemos dudas". Pero concurrieron entusiastamente.

El señor COLOMA.- No escuchó el debate, Su Señoría.

El señor LAGOS.- Y eso, a mi juicio, generaba una condición positiva.

El señor COLOMA.- No escuchó el debate.

El señor LAGOS.- Por su intermedio, señor Presidente, le pido a mi Honorable colega Coloma, con el cariño que le tengo, que no me interrumpa.
Si de expectativas se trata, uno está molido hoy día al observar lo que ha debido hacer el Servicio de Impuestos Internos respecto de personajes de la élite nacional que podrían ser procesados por fraude tributario, eventualmente, y las sanciones aplicadas en el llamado "Caso Cascadas".
Creo que los inversionistas internacionales, producto de lo anterior, le pondrán al Estado de Chile una nota tremendamente negativa. Quiero ver qué pasará con el índice de transparencia y de percepción de corrupción en el país al registrarse ese tipo de datos. Pienso que eso sí genera una expectativa negativa.
Ahora, comprendo el esfuerzo de expresar: "Es preciso despejar el asunto tributario". Se hizo una labor conjunta. Trabajamos de buena fe, y concurrí a la firma del Protocolo de Acuerdo en ese ánimo.
En consecuencia, pido fortalecer la opción que ejercimos. Nadie fue obligado a participar del contenido del documento.
Pongamos el acento en aquellas áreas clave desde el punto de vista de la percepción del capital. Creo que lo ocurrido en los últimos diez días, con estos anuncios, sí genera un mal clima. Y pienso que, desde el exterior, Chile, más que distinguirse del resto del continente por ciertas prácticas, por cierta transparencia, por cierta fortaleza institucional, parece caminar en el sentido contrario.
Me alegro de que el Servicio de Impuestos Internos fiscalice y una Superintendencia esté operando. Pero la pregunta es qué ocurre en el caso de aquellos importantes actores económicos que toman decisiones, que financian campañas, que están en el día a día, que han sido asesores presidenciales y que se hallan involucrados en estos problemas.
Desde ese punto de vista, por lo tanto, tenemos una tarea pendiente, y conviene que generemos las mejores condiciones a fin de tirar para adelante.
Y, sobre la misma base, cabe pedirle al Banco Central que también haga un esfuerzo en orden a que si permanentemente va anticipando una expectativa a la baja, se manifieste la capacidad de reaccionar lo más a tiempo posible -no es una crítica- con su tasa de política monetaria.
He dicho.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Como quedan pocos minutos y es de interés de la Sala conocer algunas respuestas a las preguntas de los señores Senadores, propongo prorrogar la sesión por diez minutos.
Acordado.
Tiene la palabra el señor Presidente del Banco Central.

El señor VERGARA (Presidente del Banco Central).- Señor Presidente, agradezco a Sus Señorías por los comentarios recibidos.
Por motivos de tiempo, no podré responder una a una las interrogantes, sino que las agruparé de acuerdo con los distintos aspectos planteados durante la sesión.
Deseo partir tomando algunos conceptos mencionados por muchos de los que intervinieron y que considero importantes. Y, de hecho, también se incluyen de alguna forma dentro de nuestro mensaje en el Informe de Política Monetaria.
Tenemos una economía e instituciones sólidas. Eso es muy significativo.
Son importantes las señales que permiten reactivar.
La inversión privada es muy relevante: corresponde a 80 por ciento de la inversión total.
La confianza es clave en ello, como también en el consumo.
Y subrayo el papel de los acuerdos.
Todos estos elementos fueron mencionados por gran parte de los señores Senadores, y me parece que asimismo se encuentran dentro de los planteamientos que hemos hecho en nuestro Informe de Política Monetaria. A algunos de ellos me referiré más en detalle.
Se nos pregunta qué pasó durante el período.
En la presentación decimos que ha habido factores esperados, dentro de los cuales se incluyen el ciclo minero, el precio de las materias primas internacionales y la maduración propia del ciclo interno. En efecto, la economía es cíclica.
Sin embargo, una parte significativa de la situación, obviamente, ha sido sorpresiva, inesperada. Y ese también es un mensaje relevante que estamos entregando en nuestro Informe de Política Monetaria.
Dentro de los factores internos, indicamos varios. Se ha mencionado aquí el de las expectativas. Mas, ¡ojo!, algunos de ellos en cierta forma eran esperados, pero su efecto ha sido más intenso del que pensábamos hace un tiempo. Ello dice relación, por ejemplo, con la misma maduración del ciclo minero o con los efectos en la postergación de proyectos por lo que el Honorable señor Horvath llamó algo así como "burocratización" de los procesos de inversión. Me parece una materia muy importante y de más largo plazo.
Naturalmente, algo que salió mucho y que recogemos en esta oportunidad es lo de las expectativas y la incertidumbre, y cuál es el rol de ello dentro de la desaceleración. Evidentemente, las primeras siempre son relevantes. Keynes decía que en la economía interesaba mucho lo que llamaba "espíritus animales", o sea, cómo la gente se sentía, de alguna forma, respecto a ella, en términos generales.
Desde luego, coincidimos con lo dicho por la mayor parte de los Senadores en el sentido de que el desafío fundamental precisamente es revertir el deterioro en las expectativas, tanto de consumidores como del sector empresarial. Más aún, nuestras proyecciones para 2015, que implican un crecimiento superior al de este año, asumen que ese efecto se registrará. Es parte de nuestro escenario base de proyección para el próximo año.
Ahora, la pregunta que surge naturalmente es qué explica este deterioro de las expectativas.
Hay muchas cosas que obviamente no sabemos. Y en particular se consulta sobre el tema del clima de reformas y se mencionan algunas de ellas.
Aquí me cuelgo de lo que decía el Senador Zaldívar. Es natural que en un período de cambios se produzcan ciertas incertidumbres, las cuales se van despejando en la medida en que se toman decisiones. En ese sentido, nosotros valoramos mucho -lo dije en mi presentación- el acuerdo logrado en materia de políticas tributarias.
Ahora, exactamente cuál es la dimensión de ese efecto -que era lo que se nos preguntaba-, la verdad es que resulta muy difícil decirlo. Considero natural pensar que hay un efecto por ese lado, pero cuantificarlo con precisión es muy complicado. No tenemos esa estimación.
Otra cosa que se nos preguntó fue por qué el crecimiento del próximo año sería más alto que el del 2014.
Nosotros mencionamos varios elementos. Señalamos también que sería una recuperación relativamente suave y gradual. Pero hay una política monetaria claramente más expansiva, hay tasas de interés a largo plazo que son las más bajas históricamente, y eso produce un impulso de la economía. De que tiene un rezago, lo tiene, pero produce un efecto en la economía.
Asimismo, esperamos una política fiscal algo más expansiva.
Se proyecta un mayor crecimiento externo de nuestros socios comerciales y el aumento del tipo de cambio también genera un efecto sobre las exportaciones y el crecimiento.
El aumento del tipo de cambio es, tal vez, relativamente contractivo en el corto plazo, porque encarece los bienes importados. Y de hecho el alza de la inflación que hemos experimentado se explica, básicamente, por el incremento en el tipo de cambio. Pero causa un efecto positivo hacia mediano plazo en la medida en que se produce una expansión de los sectores transables.
Y aprovecho de referirme al tema de la inflación.
¿Por qué esperamos que la inflación sea transitoria? Porque el elemento fundamental que está detrás de su aumento es, precisamente, la subida del tipo de cambio, que ha generado un efecto importante. Nosotros esperamos que este fenómeno sea transitorio, en particular en las actuales condiciones cíclicas de la economía chilena.
Yo tendría cuidado en comparar esta situación con la que se dio en los años 2008-2009 o en los años 1998-1999. En esos períodos hubo recesiones, explicadas por un deterioro muy fuerte de la economía mundial. De hecho, en el 1998-1999 se desató la crisis asiática, después vino la crisis rusa y se produjo una caída muy fuerte de muchos países emergentes. Y la etapa 2008-2009 constituye la mayor crisis económica desde la Gran Depresión.
Ciertamente, no estamos ahora en esas circunstancias. Este es un escenario distinto, de desaceleración; desaceleración importante -no estoy diciendo que sea una buena noticia: es una mala noticia, qué duda cabe-, pero nos encontramos con crecimiento positivo.
Más aún, se nos preguntaba si nosotros visualizamos crecimientos negativos por dos trimestres, y asumo que la consulta apuntaba a eso debido a que tal es la definición técnica de recesión. Y la verdad es que aquello no está considerado en nuestro escenario base.
De hecho, en nuestras proyecciones estimamos un crecimiento para el tercer trimestre algo más bajo que el de los anteriores -ahí se produciría el crecimiento más bajo-, y una recuperación a partir del cuarto trimestre de este año; recuperación que -insisto- sería gradual y dentro de la cual se hallan considerados todos los elementos antes mencionados, en particular -y muy importante- el supuesto de que las expectativas, tanto de consumidores como de empresarios, mejorará.
Por lo tanto, señor Presidente, todo lo que se dijo aquí respecto a la relevancia de las señales, de la confianza, de los acuerdos, de un aumento en las expectativas, en términos generales y amplios, es correcto.
Se hicieron muchos comentarios en cuanto a la reversión de la desaceleración y lo clave que para ello resulta mejorar las expectativas.
Desde hace ya un buen tiempo se está produciendo un menor crecimiento de las economías emergentes y alguna recuperación -modesta, pero alguna recuperación, particularmente liderada por Estados Unidos- de las economías desarrolladas.
En las economías emergentes el crecimiento es menor. Obviamente, ha bajado la proyección de este indicador, pero de todos modos continúa siendo mucho más alto que el de las economías desarrolladas, que ha subido porque estaba muy bajo. Sin embargo, sigue habiendo una diferencia importante y creciendo más las emergentes.
Ahora, dentro de los países emergentes que han sufrido mayores revisiones a la baja en su proyección de crecimiento -tal como lo mostré denantes en mi presentación- están los latinoamericanos y, dentro de ellos, Brasil y también Perú. La excepción es Colombia. Dijimos que había heterogeneidad. Y Colombia está mostrando tasas de crecimiento bastante significativas.
Sin embargo, es obvio que en las proyecciones que constituyen nuestro escenario base hay riesgos serios, uno de los cuales -también mencionado por parte de los Senadores- es que se reviertan las favorables condiciones de financiamiento externo.
Hoy en día las condiciones de financiamiento externo son especialmente favorables para los países emergentes y para Chile en particular. Son tan favorables, que evidentemente existe el riesgo de que experimenten una reversión, sobre todo teniendo claro que lo más probable es que Estados Unidos empiece a subir pronto sus tasas de interés. Me refiero a mediados del próximo año.
Es natural que en períodos de desaceleración haya un mayor impulso fiscal. Nosotros tenemos una regla de balance estructural, una regla fiscal. De acuerdo con ella, desde el punto de vista del largo plazo, la autoridad se ha comprometido a llevar el balance estructural a un equilibrio hacia finales del actual período presidencial, lo cual valoramos.
En cuanto al consumo privado, es indudable que se ha desacelerado en forma importante. Pero, ¡cuidado!, porque por ahí se dijo que había bajado. ¡No! No ha bajado: se ha desacelerado; ha crecido menos que lo esperado. ¿Qué es lo que se ha desacelerado más? El consumo de bienes durables, que, presentando ciertas características similares a la inversión y ajustándose más rápidamente, ha experimentado una caída relativamente significativa en sus tasas de crecimiento.
El endeudamiento es natural. Varios Senadores plantearon que en escenarios de desaceleración el endeudamiento pasaba a ser un tema preocupante. La verdad es que siempre debiera ser así, tal como nosotros lo señalamos en nuestro Informe de Estabilidad Financiera, que presentamos dos veces al año ante la Comisión de Hacienda del Senado.
Los niveles de endeudamiento, si los vemos a nivel agregado, son relativamente moderados. En algunos estudios que han salido sobre empresas específicas aparecen endeudamientos altos, pero, a nivel agregado, la información que manejamos es que son relativamente moderados. Obviamente, podrían empeorar en un escenario de menor crecimiento, donde ya ha habido algunos aumentos de la tasa de desempleo que podrían ser mayores aún.
Con todo, es importante destacar lo siguiente.
Cuando uno dice que el endeudamiento agregado es moderado, no da cuenta de la heterogeneidad que existe entre los distintos grupos. Y, efectivamente, puede haber distintos sectores de la población que estén más endeudados, como pareciera ser por la información casuística que uno posee.
Aprovecho la oportunidad, entonces, para hacer presente en este Senado la relevancia de que se apruebe, ojalá a la mayor brevedad, el sistema de obligaciones económicas o la base de datos consolidados de los deudores. Eso nos permitiría contar con información sobre deudas de consumo por segmentos de la población. Los datos que existen en la actualidad no nos permiten, desgraciadamente, dicho análisis.
Un comentario respecto al objetivo del Banco Central.
Es cierto que el propósito del Instituto Emisor es la estabilidad de precios y el normal funcionamiento de los pagos internos y externos, pero eso en absoluto significa que el Banco Central no tenga una fuerte preocupación por temas como el crecimiento y el empleo. De hecho, hay una fuerte correlación entre ambos: un menor crecimiento y un menor empleo se traducen en menores presiones inflacionarias y, por lo tanto, en una acción de política más agresiva por parte del Banco Central. Si no, ¿cómo se entendería que el Banco Central haya estado implementando una política monetaria más expansiva durante todo este período, con inflaciones por sobre el rango superior de tolerancia y superiores a nuestra meta?
La inflación se halla en 4 y medio por ciento y el Banco Central ha estado ejecutando una política monetaria expansiva. Y la razón, justamente, es que ese menor crecimiento y ese menor empleo auguran menores presiones inflacionarias a futuro.
A continuación me voy a referir al impacto en la energía.
Nosotros mencionamos varios elementos de largo plazo, estructurales, que generan efectos sobre el crecimiento a largo plazo. Ellos no tienen que ver tanto con el ciclo, sino más bien, evidentemente, con el crecimiento a largo plazo, que al final es mucho más importante que el ciclo. Y uno de ellos es la energía.
En el Informe de Política Monetaria de diciembre de 2013 se incluía un cuadro con detalles sobre los efectos específicos. No los recuerdo ahora, pero quiero decirles que sí son significativos.
Dentro de los elementos de largo plazo que nosotros citamos ahí están la energía, la infraestructura, la calidad de la educación. Obviamente, puede haber otros, pero los mencionados son muy importantes.
Quiero terminar, señor Presidente, con la reacción de la política monetaria ante la actual desaceleración.
El Banco Central advirtió acerca de la desaceleración de la economía hacia mediados del año pasado. De hecho, prevenimos sobre la necesidad de una política monetaria más expansiva. Y eso se empezó a visualizar, en la práctica, a partir de octubre de 2013. Desde entonces, la tasa de política monetaria ha caído 150 puntos base. De hecho, hace poco salió un artículo en el cual se indicaba que Chile era el país que más la había bajado durante el presente año. O sea, en nuestra opinión ha habido una reacción oportuna en tal sentido.
Y no solo eso. Las tasas de largo plazo -que, ojo, son las más relevantes para la inversión y también para el consumo de algunos bienes durables- se ubican, como se mostró en la presentación, dentro de las más bajas de la historia del país. No del último tiempo. ¡De la historia del país!
Y tal medida significa que existe un impulso monetario importante generando efectos en la actualidad. Más aún, nosotros hemos dicho que, en el escenario más probable, eventualmente se podría requerir un impulso monetario adicional.
Muchas gracias.

El señor TUMA (Vicepresidente).- Agradezco a don Rodrigo Vergara, Presidente del Banco Central, así como a los demás miembros del Consejo del Instituto Emisor, por la solidez del contenido del Informe de Política Monetaria, por su participación y por la claridad con que se respondieron las consultas de los señores Senadores.

Por haberse cumplido su objetivo, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 13:11.
Manuel Ocaña
Vergara,
Jefe de la Redacción