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ENVÍO A COMISIÓN DE AGRICULTURA DE PROYECTO QUE ADECUA LEGISLACIÓN NACIONAL A CONVENIO MARCO DE OMS PARA CONTROL DEL TABACO


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, tengo a la vista lo siguiente: "El ministro de Salud, Jaime Mañalich, ahondó las críticas contra el fuerte lobby que han hecho las tabacaleras, en la antesala de la votación que realizará hoy la Cámara de Diputados".
Dice Mañalich al Canal 24 Horas: "El lobby es gigantesco en los pasillos, en las conversaciones, en las llamadas telefónicas a los parlamentarios, en discernir cuál es el punto que se puede tocar para demorar la legislación (...). Esto se manifiesta en disecar la ley".
Y agrega: "Esto se ratificaría en el punto de la iniciativa donde se prohíbe fumar en los espacios" públicos.
Finalmente, dice: "La industria tabacalera pagó" (¡pagó!) "para que los restaurantes dividieran estos espacios, y quiero señalar que esta estrategia ha fracasado en todas partes del planeta".
Ese fue un ministro de ustedes, un ministro de Derecha. Ese fue el Ministro de Sebastián Piñera que acusó a las tabacaleras de lobby, de haber pagado.
No es Guido Girardi.
Por tanto, tenemos aquí un punto en cuestión: hay lobby.
Por eso legislamos para dictar una ley de lobby: una mala ley de lobby -yo voté en contra-, porque, en definitiva, va a causar efecto cero.
Y lo han dicho acá.
Cuando quisimos legislar sobre la materia, el entonces Diputado Navarro presentó la primera iniciativa para establecer el lobby en Chile. Y ello, después de visitar Washington y comprobar que allí había un elemento que podíamos incorporar a nuestra legislación.
Entonces, despejemos las dudas: la denuncia sobre el lobby de las tabacaleras no la hizo Girardi, sino el Ministro Mañalich, el año pasado.
Señor Presidente, el planteamiento para llevar proyectos a la Comisión de Agricultura lo he vivido muchos años.
Fui el primero en presentar una iniciativa de ley sobre etiquetado de bebidas alcohólicas. Y el Senador Coloma lo sabe bien, porque me peleé con él durante largo tiempo. Pero mi iniciativa sigue ahí: ¡9 años sin que se mueva una hoja, por el lobby de la industria vitivinícola, que paró su tratamiento!
En la Sala se dijo: "¡No! Llevémosla de Salud a Agricultura".
Bueno: hoy estamos discutiendo un proyecto del Senador Chahuán -no es el mío-, que llega a Comisión Mixta para ver las restricciones a la publicidad del alcohol y el etiquetado. Y el colega Moreira jugó un rol muy importante para sacar adelante aquello.
Estamos contra las drogas que causan daño.
Por cierto, los 2 mil 500 millones de dólares que según el propio Jaime Mañalich gasta nuestro país para atender a las víctimas del tabaco y la preponderancia de este en 18,5 por ciento de todas las muertes registradas en Chile debieran inducir a dar facilidades para atacar frontalmente el tabaquismo.
En tal sentido, la resistencia a la regulación me parece natural.
Hay algunos libremercadistas: libertad plena para elegir lo que quieran.
Pero en cuestiones valóricas no sucede lo mismo. Por ejemplo, cuando discutimos sobre transgénero condenan la decisión de quienes quieren tener un sexo distinto del de nacimiento.
Es un problema ideológico.
En el caso que nos ocupa se enfrentan la libertad de emprendimiento económico y el derecho de las personas a la salud.
A mi entender, constituye una irresponsabilidad del Senado actuar con dilación en materia de políticas públicas que han sido homogéneas en los dos últimos gobiernos.
El combate al tabaquismo se hizo en la Administración de Sebastián Piñera y se está haciendo hoy, con la Ministra Helia Molina, en el Régimen de la Presidenta Bachelet.
¿Por qué dilatar, entonces?
¿Qué tiene que ver el Ministerio de Agricultura con una materia de salud pública?
Yo siento que es más bien una jugada, una carambola, una triangulación.
Aquí debiéramos procurar el despacho del proyecto respectivo cuanto antes.
Y si hay problemas en el área de los trabajadores, el Estado debe buscar nuevas formas para seguir brindando empleo.
Empero, generar empleo que provoca muerte constituye un grave error.
Los trabajadores que pifian en las tribunas del Senado temen por sus familias, al igual como sucedía con los del sector pesquero cuando aprobamos una mala y maldita ley de pesca.
Sin embargo, creo que se equivocan. Y tarde o temprano lo descubrirán. Porque el mecanismo para mantener el empleo no es apoyar una ley mala, una ley que causa daño, una ley asesina, sino generar condiciones, junto con el Estado y los empleadores, para ver cómo se generan ocupaciones dignas, bien remuneradas y que no perjudiquen a nuestro país.
Yo voto contra el envío del proyecto a la Comisión de Agricultura, señor Presidente, porque creo que es una dilación buscada por quienes hoy se niegan a legislar sobre la materia.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!