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CREACIÓN DE SUBSECRETARÍA Y DE INTENDENCIA DE EDUCACIÓN PARVULARIA


El señor PROKURICA.- Señora Presidenta, en la gran discusión que hemos llevado a cabo en el último tiempo sobre la calidad de la educación, la importancia de la educación preescolar no merece ninguna duda.
No hay nadie que no plantee que en este ámbito hay que poner un énfasis importante.
Hasta la fecha se afirma que la educación preescolar es un factor fundamental de equidad y movilidad social. Actualmente, se consolida esa visión agregando que la calidad de la educación en los primeros años, además, permite aumentar la productividad en el largo plazo. Esto último, producto de que "la neurociencia ha demostrado que el período en que el cerebro es más eficiente para el aprendizaje comienza antes de los 3 años, por lo que la educación temprana posibilitaría la generación de capital humano y el aumento de la competitividad".
En forma científica, nos están diciendo que, en la práctica, los menores que no asisten a educación parvularia se están perdiendo dicho período de aprendizaje. Por el contrario, los que sí van ganan un hándicap respecto de los otros.
De acuerdo a esa premisa, que el Estado invierta en la educación temprana de nuestras niñas y nuestros niños resulta más rentable que hacerlo a mayores edades. Ello, con el añadido de que tal acción, al mismo tiempo, contribuye a igualar oportunidades y a disminuir las brechas iniciales en favor de los menores provenientes de familias de más escasos recursos.
Entonces, en esa etapa hay que poner el mayor énfasis, porque es ahí -así lo han planteado el ex Presidente Piñera, la Presidenta Bachelet, los técnicos, los propios Ministros- donde se marcan las diferencias, las diferencias más inexplicables y absurdas: las que vienen desde la cuna.
Algunos estudiosos, como el profesor de la Universidad de Chicago galardonado con el premio Nobel de Economía del año 2000, el norteamericano James Heckman, han señalado que la inversión en educación temprana cumple una doble función: primero, promueve la equidad y justicia social y, segundo, hace que la productividad en la economía sea mucho mayor. Dicho profesor dijo: "Las intervenciones iniciales dirigidas a niños desfavorecidos logran retornos mucho más altos que otras inversiones".
El Director del Centro de Estudios Públicos y ex Ministro de Educación, Harald Beyer -lamentable e injustamente removido del cargo ministerial-, ha expresado una opinión similar. Manifestó que las desventajas iniciales son claves para determinar el grado de preparación con que los niños y las niñas llegan a la escuela. Según Beyer: "Los estudios longitudinales sugieren que esas brechas iniciales generalmente no se cierran e incluso se amplían durante la vida escolar y más adelante durante la vida laboral".
El objetivo de este proyecto, señora Presidenta, es la creación de la Subsecretaría de Educación Parvularia, órgano administrativo de colaboración directa del Ministro de Educación que tendrá a su cargo la elaboración, coordinación, aplicación y evaluación de políticas y programas en materia de desarrollo, promoción y entrega de la educación parvularia.
Asimismo, tiene la misión de crear, dentro de la Superintendencia de Educación, la Intendencia de Educación Parvularia, instancia que tendrá la función de fijar los criterios técnicos para el ejercicio de las funciones de la Superintendencia en relación con los establecimientos que impartan educación preescolar.
Al respecto, formularé un comentario sobre un aspecto importante.
No basta con resolver los problemas de cobertura en educación; también hay que preocuparse por la calidad. Pero hacer discursos de la calidad carece de sentido si no existe una fiscalización in situ, en terreno, como la que ha efectuado en el último tiempo la Superintendencia de Educación.
En Atacama, por ejemplo, gracias al papel fiscalizador de la Superintendencia, se detectó una gran cantidad de irregularidades en el uso de recursos: dineros destinados a educación que no han sido ocupados para tal fin; otros mal utilizados; otros que están durmiendo en una cuenta (si bien nadie se los ha llevado para la casa, no han llegado a tiempo a beneficiar a los alumnos más vulnerables).
Por lo tanto, de la mano con la creación de este tipo de institucionalidad, debe ir una fiscalización efectiva, como lo planteó muy bien el Senador que me antecedió en el uso de la palabra, con el propósito de que los fondos que invierte el Estado lleguen a destino.
Por su parte, Mariana Aylwin, ex Ministra de Educación, expuso ante la Comisión en su calidad de Presidenta de la Fundación Educacional Oportunidad. En esa ocasión se refirió a múltiples estudios que advierten que la etapa que va entre los 0 y 6 años de edad es clave para el desarrollo emocional y de aprendizaje de los niños. A mayor abundamiento, resaltó que es en ese período donde se debe trabajar para alcanzar la anhelada igualdad de oportunidades.
En otro orden de consideraciones, agregó que la educación inicial es reciente en nuestro país, especialmente en los sectores vulnerables. Así -precisó-, hasta mediados de la década del 90 la mayoría de las escuelas públicas, que concentran la mayor parte de los estudiantes en situación de pobreza, solo entregaba educación desde el primer nivel de enseñanza básica, y recién el 2002 se establecieron por primera vez las bases curriculares para la educación inicial.
Señora Presidenta, como hemos visto, existe un amplio consenso sobre la importancia que tiene la formación en los primeros años de vida de nuestras niñas y nuestros niños, ya que en esta etapa se estructuran las bases fundamentales para el desarrollo y futuro de ellos. Los menores que no encuentren las condiciones ambientales adecuadas en ese período no solo perderán oportunidades para desplegar sus capacidades, sino que también pondrán en riesgo la expresión de las competencias que se desarrollan a lo largo de la vida.
Por eso debemos entregarles herramientas para que puedan enfrentar el futuro.
En este sentido, los objetivos introducidos en este proyecto de ley parecen ser los adecuados y los correctos, siempre y cuando permitan corregir políticas de infancia que han sido tradicionalmente dispersas y descoordinadas. Según la experiencia internacional, la calidad se asocia con sistemas de educación inicial en los que la provisión, regulación y supervisión de programas y servicios están alineadas.
Si se destinan recursos a educación, pero no hay fiscalización ni políticas que estén en la misma línea, a fin de que todas las acciones apunten en un solo sentido, los esfuerzos realizados no producirán resultados positivos.
Lo planteo nuevamente, como también lo dijo el Senador Moreira: junto con la creación de la institucionalidad propuesta, son indispensables la coordinación y la fiscalización para asegurar un buen empleo de los recursos públicos en educación.