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INFORME DE COMISIÓN ESPECIAL PARA ESTUDIO DE REFORMAS A SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE FONDOS DE PENSIONES


El señor NAVARRO.- De cinco minutos.
El señor LAGOS.- Muy bien.
El señor NAVARRO.- ¡Así pasa con los partidos más pequeños! ¡Pero aquí estamos!
Señora Presidenta, está claro que la decisión en torno al sistema previsional es política. Y la pregunta que debemos formularnos hoy en la Nueva Mayoría, que cuenta con mayoría, es si queremos hacer una reforma profunda al sistema previsional chileno creado por la dictadura, que ha sido un fracaso para los trabajadores y que, en definitiva, solo ha hecho millonario a un grupo que ha dominado la industria respectiva durante largo tiempo.
--(Manifestaciones en tribunas).
Se trata -reitero- de una decisión política.
Puede haber distintas posiciones en lo técnico. Y con el Senador Tuma abordamos en la Comisión diversas opciones: hacernos cargo de la deuda histórica, acometer lo relativo a las lagunas previsionales, establecer reformas que verifiquen un cambio de sistema.
Yo era partidario de la AFP estatal el 2009, pues pensé que podíamos dar un paso adelante intentando cuestionar el sistema. En esa época no había ningún consenso en el Parlamento -ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado- en orden a tocar a las administradoras de fondos de pensiones. Se nos acusaba de querer desestabilizar el país. Se nos señalaba que si tocábamos los fondos de las AFP íbamos a afectar la matriz esencial del ahorro nacional y que ello sería de graves consecuencias para todos los trabajadores.
¡No había ninguna posibilidad!
La AFP estatal por lo menos intentaba que hubiera, al igual que en la salud o en la educación, un sistema público y uno privado (y no solo un sistema privado) en una materia tan sensible como el de las pensiones.
Creo que el país maduró. El sistema ha demostrado su incapacidad y su fracaso. Y me parece que una AFP estatal, aun cuando está en el programa de la Nueva Mayoría, es total y absolutamente insuficiente.
--(Aplausos en tribunas).
Hay que ir hacia una reforma profunda al sistema de pensiones, que cambie su naturaleza (la acumulación individual) y permita que las utilidades vayan a engrosar los fondos de manera que mejore el monto de las pensiones.
¿Por qué este negocio lo van a manejar aquellos que lograron el poder por medio de las armas? Porque ¿quiénes están hoy día en las AFP? ¡Los mismos que dieron el golpe de Estado en 1973 y luego cambiaron el sistema, vendieron las empresas públicas y se hicieron millonarios! ¡Y se han conservado por largos períodos allí!
Aquí, a lo menos, hay una responsabilidad compartida.
En efecto, fueron 17 años de dictadura y¿
--(Manifestaciones en tribunas).
¿ ha habido 24 años que hemos tenido gobiernos democráticos. ¿Pero por qué no nos hemos atrevido a tocar el sistema, señora Presidenta?
--(Manifestaciones en tribunas).
Yo estuve 12 años en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, donde aplicamos la teoría del salame: íbamos de a pedacitos, bajando las comisiones, haciendo que se gastara menos en publicidad. ¡Había temor profundo a tocar el corazón del sistema!
Y la verdad es que en 24 años no nos atrevimos a tocar el corazón de lo que sucedió durante el Régimen militar, cuando se tocaron el corazón y el bolsillo de los trabajadores.
Hoy día el Estado debe pagar a más de 60 por ciento de quienes se pensionan. El sistema fracasó. Y, en último término, la garantía estatal está posibilitando jubilaciones de hambre con recursos fiscales, en circunstancias de que la promesa hecha por las veintisiete empresas que surgieron al amparo del mecanismo creado era "Pensiones para que los jubilados puedan viajar por el mundo: 70 por ciento del sueldo en actividad".
Entonces, para no vendernos la pomada, el debate entre nosotros debe ser en torno a si en la Nueva Mayoría, que tiene los votos necesarios,...
--(Aplausos en tribunas).
... vamos a ser capaces de sentarnos para incorporar la demanda correspondiente al programa de la Presidenta Bachelet.
Porque ya no podemos culpar a la Derecha. Y observo que mis colegas de enfrente más bien toman palco ante una decisión sobre cambios que ya no depende de ellos, sino de nosotros.
Tenemos en marcha la reforma tributaria y la reforma educacional. Hoy día echamos a andar la enmienda al maldito sistema binominal, que es el cáncer de la política.
Representantes de todos los partidos han dicho que los programas de gobierno no son ni el Corán, ni la Biblia, ni el Talmud y son ampliables y achicables.
Yo estoy porque ampliemos. En este caso, porque el sistema de AFP dé lugar a la tercera gran reforma de la actual Administración. Y ello, no porque nos anime un afán electoral, sino en razón de que la ciudadanía lo exige y de que el referido mecanismo de pensiones, que castiga a los más pobres, fracasó.
Si el Gobierno quiere igualdad en la educación, igualdad tributaria, ¡cómo no va a trabajar para establecer igualdad en las pensiones, elemento esencial para vivir dignamente en la etapa poslaboral!
Entonces, llamo a asumir dicha tarea con responsabilidad, a determinar si estamos dispuestos a ir al fondo del problema.
Soy de aquellos que gustan de dar peleas. Pero siempre he dicho que enfrentarse a los poderosos siempre envuelve un riesgo. Y algunos Senadores de este lado y del otro lo saben muy bien: cuando uno enfrenta a un poderoso debe estar dispuesto a recibir empellones y soportar la rotura de algún hueso.
Yo estoy porque enfrentemos a los poderosos, ¡pero no a todos al mismo tiempo...! Se puede combatir contra ellos, ¡pero de a uno!
Peleemos por la reforma tributaria; por la reforma educacional; por la reforma profunda, el tercer año, del sistema de AFP, para establecer un régimen basado, no en el ahorro individual, sino en el ahorro colectivo, a fin de garantizar pensiones dignas con la misma plata con que el Estado está financiando hoy día pensiones que deberían solventar dichas administradoras.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
| ¡No más AFP!
--(Aplausos en tribunas).