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REFORMA CONSTITUCIONAL SOBRE REGULACIÓN DE VOTO DE CIUDADANOS CHILENOS EN EL EXTRANJERO


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, manifiesto hoy mi profunda satisfacción, porque este ha sido un largo camino: como aquí bien se ha recordado, desde 1991, cuando el Diputado Dupré presentó el primer proyecto sobre la materia.
El año 2005, mientra analizábamos reformas constitucionales importantes -al concretarse implicaron, entre otras cosas, el término de los Senadores designados; cambios en el Consejo de Seguridad Nacional; facultar al Presidente de la República para destituir, de ser necesario para el país, a los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas-, tuve quizás la ingenuidad de pensar que también lograríamos el derecho a voto para los chilenos residentes en el exterior. Pero no lo conseguimos.
En 2007 presenté una moción. Creí que llegaríamos a acuerdo. Tampoco fue posible.
Por eso -reitero-, siento realmente una profunda satisfacción.
Tiene razón el Senador Guillier cuando sostiene que nos demoramos demasiado tiempo: veintitantos años. Pero hoy finalmente estamos llegando a un punto muy significativo. Y espero que no haya marcha atrás.
A mi juicio, estamos haciendo un acto de reparación para con todos los compatriotas que se encuentran en otro país.
En el censo efectuado cuando Soledad Alvear era Ministra de Relaciones Exteriores se calculó que alrededor de 850 mil connacionales vivían fuera de Chile. De ellos, solo el 12 por ciento eran exiliados. El resto residía en el exterior fundamentalmente por razones de estudio, económicas y, por supuesto, familiares.
Señor Presidente, en un mundo cada vez más globalizado y donde las comunicaciones son prácticamente instantáneas no existe impedimento alguno para que los chilenos radicados en el exterior (porque están estudiando, trabajando, o porque salieron al exilio) vean todos los días nuestra televisión, escuchen radios nacionales y sepan exactamente lo que ocurre en nuestro país.
Más aún, me atrevería a apostar que muchos de ellos ven nuestra televisión y escuchan nuestra radios más que nosotros mismos en Chile. Y tratándose de sectores jóvenes, probablemente están bastante más identificados con lo que pasa en el día a día en nuestro país.
En consecuencia, pienso que, si hubiera una elección aquí, todos esos compatriotas ejercerían su derecho a voto.
Es cierto, aprobamos una reforma que estableció inscripción automática y voto voluntario. Creíamos que con ello se legitimarían más nuestros procesos electorales y concurriría más gente a votar. El camino recorrido ha demostrado que no es precisamente así.
Pero sí resulta importante el hecho de que estamos tratando de ampliar ese ejercicio soberano.
La ciudadanía ha de entender que radicar el ejercicio del voto exclusivamente en la dimensión física del país no se justifica en un mundo globalizado. Las personas hoy trabajan desde cualquier punto. Un avión puede llevarlos a cualquier país. Y da lo mismo, porque a través de Internet se pueden comunicar instantáneamente y contar con lo que requieran para cumplir sus obligaciones laborales.
La pregunta que ha de formularse es qué sucede en nuestra región.
Aquí un Senador entregaba antecedentes sobre otros países. Pero yo pregunto por nuestra región.
Cuando ve a ciudadanos argentinos, brasileños, venezolanos, colombianos ejercer su derecho a voto, uno dice: "¡Tanto tiempo y no hemos sido capaces!".
Señor Presidente, hoy quiero reafirmar que después de mucho andar, de un largo camino, de muchas discusiones, lo estamos consiguiendo.
Se lo planteé al Presidente Piñera cuando llevaba menos de un mes de mandato y tuvimos la oportunidad de acompañarlo en un viaje a Estados Unidos. Se encontraba, entre otros, el Senador Espina. Su Señoría recordará la conversación de una noche en que le manifesté al Primer Mandatario: "Presidente, usted se comprometió con los chilenos. Ellos están esperando que cumpla su palabra".
No logramos acuerdo, pues había exigencias a mi juicio absolutamente desproporcionadas. Porque no todos pueden venir a nuestro país. Para personas que viven en Nueva Zelandia, por ejemplo, viajar a Chile implica un costo enorme.
Entonces, nos pareció que la obligación de venir a lo menos una vez cada cinco años era absolutamente desmedida.
Por cierto, algunas naciones podrán establecer dicha exigencia; pero para las de nuestra región resulta del todo desproporcionada.
Después de mucho andar, se logró el referido acuerdo en la Comisión de Constitución, donde participé activamente. Y agradezco a sus integrantes, quienes aceptaron que lo firmara pese a no ser miembro titular, pues se trataba de un tema que veníamos trabajando desde hacía muchos años.
No puedo dejar de mencionar a la entonces Senadora Soledad Alvear, con quien estuvimos permanentemente preocupadas de esta materia.
Aun más, le llevamos al a la sazón Ministro Chadwick el proyecto de ley orgánica constitucional que debía suceder a esta reforma, a fin de adelantar camino y evitar que hubiera razones para decir "Es muy complejo", pues veíamos que podía ser extraordinariamente sencillo.
El gran acuerdo sobre la reforma constitucional alcanzado en la Comisión fue precisamente la entrega del derecho a voto a los chilenos que viven en el exterior.
Señor Presidente, creo que la modificación introducida en la Cámara de Diputados es más bien un progreso, pues nunca me gustó que exigiéramos inscribirse en cada elección.
Porque de nuevo hay que plantearse lo mismo: por qué la persona debe trasladarse en algunos casos cientos y cientos de kilómetros si ya se inscribió una vez y con ello demostró su voluntad de votar y de hallarse verdaderamente interesada en elegir a las autoridades chilenas.
Por lo tanto, con profunda satisfacción, hoy día digo que el acuerdo logrado es importante.
Ahora, puedo entender al Senador Larraín, pero lamento que no apoye el acuerdo.
Su Señoría nos acompañó en la oportunidad anterior. Ello, incluso, le valió críticas. Pero, valientemente, hizo ver sus convicciones; aceptó que era importante avanzar en el derecho a voto para los chilenos residentes en el extranjero.
En mi concepto, es adecuado que nuestros compatriotas se inscriban una vez. Pero, obviamente, si cambian de ciudad deberán volver a inscribirse. Es exactamente lo que hacemos en Chile. O sea, si nos cambiamos de comuna, tenemos que concurrir al Servicio Electoral y efectuar la modificación pertinente.
Naturalmente, la ley orgánica constitucional que regulará la situación, que no es tan difícil. Porque, sin duda, el proceso estará a cargo de los cónsules. Es decir, lo llevarán a cabo profesionales del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Por lo tanto, creo que estamos dando un tremendo paso.
Señor Presidente, yo le comentaba a un grupo de chilenos radicados afuera, organizados desde hace muchos años para pelear por esto¿
El señor TUMA (Vicepresidente).- Terminó su tiempo, señora Senadora.
Su Señoría tiene un minuto adicional para que pueda concluir.
La señora ALLENDE.- Muchas gracias.
Señor Presidente, esos compatriotas estaban dudosos. Pero yo les decía: "Esta reforma constitucional es positiva, porque estamos elevando al máximo rango este derecho: al nivel constitucional. Esa es la importancia que le estamos dando".
Por supuesto, esta reforma será seguida por una ley orgánica constitucional que regulará el procedimiento respectivo. Pero -reitero- su importancia radica en el hecho de que la elevamos al máximo rango.
Incluso más, les decía a esos compatriotas que aquello significaba que el día de mañana otras mayorías no podrían terminar el derecho en cuestión, por hallarse en el rango constitucional.
Por eso, con profunda satisfacción, tras un recorrido tan largo, hoy puedo decir que hemos dado un tremendo paso; que por fin nos ponemos al día, después de esperar por muchos años, quienes tenemos la convicción de que mientras más participación haya, mientras más amplio sea nuestro concepto de ciudadano y mientras más oportunidades le demos a la gente para ejercer el derecho en comento, más fortaleceremos la democracia y más ganará nuestro país.
En consecuencia, con mucha alegría, como una de las autoras de esta reforma constitucional, expreso mi reconocimiento a Amplitud, que nos acompañó en la Cámara Baja, al Diputado y a los Senadores de Renovación Nacional que se sumaron a este acuerdo. De verdad, se lo agradezco, los felicito.
En definitiva, si bien con demora, logramos un importante acuerdo.
El paso de hoy será recordado porque por fin nos pusimos al día y fuimos capaces de otorgar un derecho que debíamos haber conferido hace mucho tiempo.