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APORTE PERMANENTE DE MARZO PARA FAMILIAS DE MENORES INGRESOS Y MAYOR COBERTURA DE BONO DE INVIERNO PARA PENSIONADOS


El señor QUINTEROS.- Señora Presidenta, antes que nada, por su intermedio, quiero agradecer públicamente a todas las señoras Senadoras y señores Senadores por la buena predisposición, la gentileza y, por qué no decirlo, el afecto con el cual varios de ellos me han recibido al llegar a esta Corporación.
Muchas gracias por eso.
Asimismo, saludo al Ministro de Hacienda y a la Ministra de Desarrollo Social aquí presentes. Les deseo éxito en su gestión y ojalá que podamos eliminar la brecha de desigualdad de la que se ha estado hablando.
Para mí, señora Presidenta, es motivo de especial satisfacción que mi primera intervención en este Honorable Senado sea para referirme a un proyecto de ley tan significativo para millones de chilenos y que responde plenamente al compromiso del nuevo Gobierno y a la demanda de la ciudadanía por disminuir la desigualdad en nuestro país.
En efecto, como acá se ha dicho, este bono familiar permanente va a garantizar que las familias reciban de manera estable un apoyo cada mes de marzo, el que será mayor según la cantidad de integrantes del grupo familiar causantes de la asignación familiar.
Yo he escuchado acá algunas voces que critican estas medidas, ya sea por su monto o por su cobertura, sin reconocer el innegable avance que representan para los sectores más vulnerables.
Quiero decirle al colega Moreira que no son un millón 600 mil personas las beneficiarias: ¡son un millón 600 mil familias, que equivalen a 3 millones y medio de causantes!
En nuestra Región, Honorable colega, son 142 mil 738 las familias que van a recibir este beneficio, las que representan a cerca de 450 mil personas.
Sin duda, un bono no resuelve el problema de la desigualdad, pero se encamina en la dirección correcta, llegando focalizadamente a los más necesitados. Además, estas medidas no pueden ser vistas en forma aislada. Adquieren pleno sentido cuando van de la mano de otras iniciativas que robustecen el sistema de protección social y fortalecen la educación y la salud públicas. De este modo, se enfrenta de manera integral y estructural el problema de la desigualdad en Chile.
En todo caso, sin perjuicio del innegable valor de este proyecto, debemos tener presente también otra fuente de desigualdad, como es la distancia respecto de los principales centros de nuestro país. No es lo mismo una asignación de 40 mil pesos en Santiago que en Palena, en Chiloé, en Arica o en Punta Arenas. En futuros proyectos debemos avanzar en la dirección de reconocer estas diferencias, para hacernos cargo igualmente de la desigualdad en el costo de vida en las diferentes regiones, particularmente en las zonas extremas.
Otra desigualdad que siempre se olvida, pero que por mi anterior responsabilidad como alcalde tengo muy presente, es la que se produce en la base misma de la estructura del Estado, que permite el otorgamiento de estos beneficios: los municipios.
En efecto, como recordaba el Senador Ossandón, los beneficiarios de subsidios y de programas sociales cubiertos por este nuevo aporte familiar permanente ingresan a los sistemas desde los municipios. Y cada vez que se anuncian mejoramientos de cobertura o de beneficios aumenta considerablemente la demanda espontánea de gente que llega hasta las oficinas municipales para consultar. Son miles de personas que hay que atender, y deben recibir una orientación y una respuesta adecuadas.
Lamentablemente, no todos los municipios están en condiciones de soportar esta mayor demanda. Se trata de otra desigualdad que incide directamente en la puerta de entrada de los beneficiarios.
Pero, más allá de las circunstancias, todos debemos reconocer que el Gobierno está emprendiendo los cambios por los que votaron los chilenos en diciembre. De esta manera, con beneficios concretos, claramente determinados y sin la llamada "letra chica", hemos comenzado a transitar por el camino para hacer de Chile un país más justo.
He dicho.