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MODIFICACIÓN A LEGISLACIÓN SOBRE EXPENDIO, COMERCIALIZACIÓN Y PRODUCCIÓN DE BEBIDAS ALCOHÓLICAS


El señor NAVARRO.- Señora Presidenta, esta normativa debiera llamarse "ley de la embriaguez permanente". Porque cuando uno se embriaga -y todos lo hemos hecho en alguna oportunidad; no conozco a nadie que no haya pasado por esa experiencia, siendo adolescente o adulto- se nubla la razón en cuanto a cómo proceder frente a una calamidad nacional y mundial.
El 25 de abril de 2006 ingresó el proyecto que "establece advertencia sobre consumo excesivo de bebidas alcohólicas" (boletín N° 4.166-11), patrocinado por mí y por otros Senadores.
Tras nueve años, ¿en qué etapa se encuentra dicha iniciativa?
Primero, se dispuso que la estudiara la Comisión de Salud. Luego, el 13 de junio de 2006 esta misma Sala, que hoy día quiere postergar el debate del proyecto que nos ocupa, acordó que también fuera informada por la Comisión de Agricultura. El 14 de noviembre de 2006 se despachó el primer informe de Salud. Y actualmente, ¡después de nueve años!, se encuentra pendiente en Agricultura (la presidía el Senador Coloma, ferviente defensor de los productores viñateros), porque en sesión celebrada el 28 de abril de 2009 se decidió postergar su estudio en particular hasta que las Comisiones unidas de Agricultura y de Salud resolvieran los proyectos refundidos que estamos viendo ahora.
La mencionada iniciativa -reitero- ingresó en 2006. Se resolvió en esta Sala el año 2009. Estamos en el 2014. Y aquí, una vez más, se pide postergar el debate.
Esto no es casualidad, señora Presidenta: acá se ha ejercido sistemáticamente un bloqueo a toda normativa legislativa que persiga poner en las bebidas alcohólicas lo mismo que se incluyó en las cajetillas de cigarrillos.
Hace cincuenta años el tabaco "era inocuo". Las tabacaleras compraban a los científicos, quienes elaboraban informes donde se afirmaba que no hacía daño. Y hoy día, medio siglo después, se sabe que provoca cáncer. Pero esta sociedad se ha dado cuenta de ello tardíamente, cuando hay miles y miles de fallecidos por cáncer pulmonar y el problema cuesta miles y miles de millones de dólares al mundo entero.
Señora Presidenta, yo quiero hacer un llamado a esta Sala.
¡Hasta cuándo se va a bloquear este proyecto de ley!
¿Hay voluntad o no para etiquetar las bebidas alcohólicas?
Por cierto, cuando se exportan desde nuestro país a Madrid, a Nueva York, a Sidney, van con una leyenda: "El consumo excesivo de bebidas alcohólicas puede producir daño a la salud". Empero, cuando las consumen nuestros jóvenes no hay etiqueta; cuando van a las mesas chilenas no hay etiqueta. Como si aquí su consumo abusivo no provocara daño: ¡solo a los extranjeros...!
Entonces, Chile vende tipos particulares de pisco, de vino, que únicamente dañan la salud de los habitantes del mundo desarrollado. Al connacional no le hacen nada. Porque, en definitiva, aquí se niega la advertencia.
Señora Presidenta, el alcohol está presente en el mundo entero desde hace más de 30 mil años. De ahí datan los primeros registros.
Ahora, el daño que ocasionan las bebidas alcohólicas ha sido corroborado por muchos estudios de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Chile.
Al final, uno dice: "El que quiera chupar, que chupe". "Con la mía nomás", reza el viejo y típico refrán. Por lo tanto, cuando uno grita "¡Borracho!" y el otro le responde "¡Con la mía nomás!", se podría sostener: "Si tiene dinero, que consuma alcohol".
¿Pero qué señala la referida Facultad?
Su análisis demuestra que cada año se pierden 2 mil 969 millones de dólares por problemas derivados del consumo de alcohol: aproximadamente, 2 mil 830 millones por baja en la productividad laboral y 110 millones por atenciones de salud. Esto equivale a 300 mil viviendas básicas o 4 mil 500 consultorios equipados.
¿Y cuánto recupera nuestro país en impuestos?
Porque los otros dicen: "Nosotros pagamos impuestos".
Como en el tabaco: el viejo debate.
¡La recuperación llega a 813 millones de dólares!
O sea, ¡las pérdidas en productividad laboral y atenciones de salud ascienden a 3 mil millones de dólares y recuperamos 813 millones...!
¡Flor de negocio para Chile...! ¡Gran negocio...!
Es un negocio para los productores.
Por cierto, señora Presidenta, el alcohol es tolerado socialmente. Se habla del "bebedor social".
Tengo en mis manos el detalle extenso de las patologías derivadas del consumo de alcohol. ¡Es terrorífico! ¡Si alguien lo leyera!
Sin embargo -y puedo decirlo por experiencia familiar-, ningún alcohólico se reconoce a sí mismo como tal. Es imposible, porque se trata de una enfermedad.
Considerar a un alcohólico como persona que se divierte y goza de beber constituye un error: es un enfermo y debe ser tratado en consecuencia.
En la lucha contra el alcoholismo, las asociaciones de alcohólicos anónimos, que tanto bien le hacen al país cuando recuperan a los consumidores excesivos, y la iglesia evangélica, que ha sacado del alcoholismo a miles de hombres y mujeres para reinsertarlos en la sociedad, deben recibir apoyo. Y el mejor respaldo que pueden tener es el reconocimiento del alcohol como veneno cuando se ingiere de manera desmedida.
¿Qué genera el consumo de alcohol en aquella forma? Entre las patologías neurosiquiátricas: depresión, trastorno de ansiedad, trastorno de conciencia. Entre las hematológicas: inmunopatías, desórdenes de la coagulación. Entre las reproductivas: infertilidad, impotencia, síndrome de alcoholismo fetal. Además, anorexia, desnutrición.
Entonces, uno se pregunta: si el alcohol provoca todo aquello, ¿quién lo defiende y por qué?
¿Por qué el proyecto que presenté en 2006, ¡hace nueve años!, sigue todavía en la Comisión de Agricultura? ¡Por suerte no lo habían archivado...! Acabo de rescatarlo. ¡Ahí está!
Señora Presidenta, aquí hay daños económicos para nuestro país. No es "Con la mía nomás tomo". ¡No! "Con la nuestra tenemos que cuidarte y sanarte, y a costos elevadísimos".
El 50 por ciento de los adolescentes comienza a beber antes de los 17 años, y el 5 por ciento, antes de los 12.
Entonces, ¡que nuestro ídolo tenga la camiseta con la cerveza de moda, que la publicidad esté en los estadios...!
Esta iniciativa busca regular, y está rozando algunos intereses.
Tenemos el proyecto de ley sobre lobby, que no me gusta del todo, porque al final nos pone a los parlamentarios como objetos de él. Pero de algo servirá. Y espero que en lo que sigue del debate, cuando lleguen los productores de todo tipo de alcoholes, quede registrado a qué vienen al Congreso Nacional.
Y ojalá podamos terminar de una vez por todas con las donaciones secretas a las campañas. Porque, claramente, ello daña a la democracia, daña a la credibilidad en la política y en instituciones tan importantes como el Parlamento.
Por lo tanto, voy a votar a favor de este proyecto de ley. Porque el año 2009 se postergó la iniciativa presentada en 2006. Dijeron: "Cuando se apruebe este haremos Comisiones unidas con el proyecto de Navarro, que se halla en la Comisión de Agricultura".
Recuerdo la última vez que concurrí a dicho órgano técnico: fui derrotado una vez más, cuando expresaron: "La verdad es que deseamos discutirlo, pero cuando lleguen los proyectos refundidos de la Comisión de Salud".
2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014: ¡seis años! Y aquí, en la Sala -no sé quién lo pidió-, una vez más se solicita postergar la votación.
La conciencia nacional y miles y miles de familias nos van a agradecer si el Senado de la República avanza un milímetro en la lucha contra el flagelo del alcoholismo.
Acá, de quienes están porque no haya legalización en el caso de la marihuana y rasgan vestiduras por ello espero una actitud coherente en el ámbito del alcohol.
Aquí votamos los proyectos de ley regulatorios del consumo de tabaco.
Los fumadores pasivos sufrimos mucho durante la dictadura: uno iba a las reuniones del partido y se encontraba con una nube de humo. ¡Y ay de quien osara criticar para que un fumador apagara su cigarrillo, porque era expulsado! ¡Todos fumábamos...!
Hoy día tenemos a los consumidores afuera de los edificios, pasando frío, sufriendo la ventolera: ¡que algo les cueste el vicio...! Y los fumadores pasivos, la inmensa mayoría, algo han ganado: no se contaminan con el humo generado por los demás, que es más pernicioso para aquellos.
Señora Presidenta, pido que se vote. Voy a pronunciarme a favor. Es una gran idea advertir sobre las consecuencias de la ingesta de alcohol; informar al consumidor, y, sobre todo, generar políticas tendientes a desincentivar el consumo en Chile, pero no solo en los jóvenes, sino en la población entera. Porque al final pagamos todos.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
He dicho.