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REGULACIÓN DE LOBBY ANTE ÓRGANOS DE ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO Y CONGRESO NACIONAL. INFORME DE COMISIÓN MIXTA


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, habríamos preferido un debate más extenso. Pero el Gobierno está apresurado, quiere más estadísticas para el Presidente Piñera. Porque, al final -y está bien-, desea salir de su mandato con un gran número de proyectos aprobados, entre los cuales se encuentra la resolución del que establece normas sobre el lobby.
Fui el primero en presentar, hace 11 años, una iniciativa de ley sobre el lobby. Estuve en Washington; conversé con los lobbistas, con los Senadores republicanos y demócratas. En definitiva, hicimos el debate. Nosotros proponíamos una Oficina de Registro de Lobbistas dependiente de la Contraloría General de la República. Elaboramos un diseño. Y a la primera sesión en la Cámara Baja para ver ese proyecto, más otro de los Diputados Burgos y Tohá, se cambia el criterio y se señala que debe ser el Ministerio de Justicia el que administre todo lo que tenga que ver con el registro de lobbistas.
¿Y quiénes propiciaban eso? ¡Los lobbistas! Y en Chile existen connotados lobbistas.
El debate es bueno, señor Presidente.
Cabe recordar que la única Administración de Estado que tiene regulado el lobby es Estados Unidos. No existe en Europa, no hay ni una sola legislación en América Latina: no existe ley de lobby. Solo la tiene Estados Unidos, donde hay industrias que mueven miles de millones de dólares y cientos de miles de lobbistas. Así están las estadísticas: movilizan miles de millones de dólares y decenas de miles de lobbistas. Porque los intereses son grandes en la democracia más grande, o en el país militarmente más poderoso del mundo.
Entonces, cuando iniciamos ese proyecto de ley queríamos que hubiera transparencia para mejorar la política, a fin de que la gente volviera a creer en ella, y que los intereses corporativos o los conflictos de intereses, que existen, estuvieran desnudos, fueran claros.
El lobby seguirá existiendo. Lo único que pretendemos es que sea transparente.
¿Es legítimo el lobby? Por cierto que sí.
Tiene una empresa, una corporación, un sindicato. A ese sector le asiste el legítimo derecho de informar a los legisladores, de convencerlos hacia sus posiciones.
Por ejemplo, en el proyecto Octopus, en la Región del Biobío, se hizo lobby. Me he reunido dos veces con todos los actores. Tienen derecho a realizarlo.
¿Los pescadores artesanales, la junta de vecinos pueden juntarse? Sí, señor Presidente.
Nosotros, cada vez que nos reunimos lo hacemos de manera pública e informada.
Pero el proyecto que hoy día nos proponen es más bien un prototipo que no va a cumplir su tarea. O sea, obligarnos a los sujetos pasivos de lobby a que declaremos y que no exista un registro de lobbistas es engañarnos a nosotros mismos, es mentirnos en el Solitario.
Yo quiero un registro de los lobbistas, señor Presidente. Porque el mecanismo de que cada servidor público que sea objeto de una reunión deba declararla no garantizará nada. Por el contrario, nos va a llenar de denuncias, puesto que ello queda al arbitrio de cada cual.
Lo más formal es que exista un conjunto de lobbistas. Ellos son los autorizados a hacer lobby en el Congreso Nacional y también en el Ejecutivo. ¿O me van a decir también que los lobbistas no van a la Moneda, a los Ministerios, a los gobiernos regionales? Concurren a los servicios públicos, a todos los lugares de la Administración Pública, a los municipios, en fin.
Entonces, uno quisiera que los que realizan tal actividad se inscribieran en el registro de lobbistas, y la ciudadanía supiera quién es el lobbista y quién es el sujeto del lobby, sea parlamentario, alcalde, concejal, funcionario público o Presidente de la República.
Ese es el mecanismo óptimo para tener transparencia sobre los contenidos, la oportunidad, el objetivo y el sujeto del lobby. El resto solo se halla destinado a crear controversia, a dañar lo que tenemos hoy día, que es una administración en donde no hay ley de lobby, pero en que opera -comillas- la conciencia de aceptar o no la reunión y de declarar o no aquello.
Todos hemos sido objeto de lobby de manera permanente. Y este hecho no constituye delito.
Hicimos el esfuerzo para establecer una ley de lobby con registro de lobbistas, tal como la tiene Estados Unidos. O sea, esta democracia del sur del continente innova, y toda la experiencia norteamericana desde los años 50 hasta la fecha se echa al tacho de la basura: "Están equivocados los yanquis". Allá hay registro de lobbistas, pero en Chile no. Aquí somos mejores.
No, señor Presidente. Acá queremos aparentar que habrá una ley de lobby, pero ello no va a suceder, no habrá transparencia para esta actividad.
¡Ojalá tengamos pronto una ley de lobby de verdad!
Voto que no, señor Presidente.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!