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DESPIDO MASIVO DE TRABAJADORES EN SIDERÚRGICA DE HUACHIPATO. OFICIOS


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, a esta hora de la tarde se cumplen más de 38 horas desde que tres dirigentes del sindicato N° 1 de la siderúrgica de Huachipato, Región del Biobío, se encuentran protestando en la chimenea de la empresa por los despidos masivos que se han llevado a cabo.
El sindicato N° 1 llegó a contar con más de 1.500 socios. Se ha ejercido una política permanente de despidos -ello ha significado disminuir a un tercio o menos los trabajadores sindicalizados-, que la empresa justifica por ciertos problemas económicos asociados al alto costo productivo y al bajo precio de mercado.
Los dirigentes del mencionado sindicato han recurrido a un método extraordinario y absolutamente necesario, en mi opinión, para denunciar las desvinculaciones. A pesar de acuerdos preliminares en torno a establecer condiciones particulares de explotación concordadas, ello no ha ocurrido y las exoneraciones continúan.
Está claro que Huachipato enfrenta una crisis, que no afecta al grupo CAP -CAP minería y CAP consorcio- que obtienen buenas utilidades. La que asume las pérdidas es la siderúrgica de Huachipato.
El gigante chino acaba de anunciar la producción de más de 800 millones de toneladas año -más de 2 millones diarias- lo que, si se compara con nuestra siderúrgica, que produce 1 millón de toneladas anuales, genera condiciones en las cuales es imposible competir.
Todos conocemos las circunstancias de producción de China. No son las más regladas ni ambiental ni laboralmente. Pero ha invadido el mercado, generando condiciones que repercuten en Chile y que han obligado a cerrar uno de los altos hornos de Huachipato y comenzar un proceso de despidos.
La siderúrgica Huachipato, construida por la CORFO con platas fiscales en la década de los 60, ha sido un símbolo del desarrollo productivo de la Región del Biobío y ha albergado a los sindicatos más poderosos de la zona, con sobre 2 mil trabajadores afiliados. Nunca pertenecieron a la CUT. Conformaban el ente más poderoso y su aporte al desarrollo nacional está muy claro: un país no progresa sin acero.
Entonces, el Ministerio de Economía debe evaluar la situación, junto con el de Relaciones Exteriores.
A mi juicio, la comisión que controla que los productos que ingresan no contengan dumping tiene que hacer respetar las normas internacionales, a fin de que aquellos no sean subsidiados por el Estado, y reflejen el precio real de costo, única posibilidad de que la producción nacional pueda competir.
Hago un llamado a la gerencia de Huachipato. He intentado durante todo el día comunicarme con el gerente de la planta, el señor Escobar, pero no ha sido posible. Vamos a seguir intentándolo mañana.
Siempre hemos respaldado a la empresa frente a momentos difíciles. Hoy solo le pedimos que se abra al diálogo, para que las medidas extremas que están desarrollando los dirigentes del sindicato N° 1 no sean necesarias.
A esta hora ellos permanecen a 115 metros de altura. El clima en la zona ha estado bastante adverso, lo que ha evitado los incendios forestales; sin embargo, tal situación es desafortunada para aquellos dirigentes que están en las alturas.
Hemos conocido situaciones similares en Bocamina II, de Endesa Coronel, y también en la grúa del mall de Concepción.
Parece ser que los mecanismos formales de la institucionalidad son insuficientes para proteger los derechos de los trabajadores y de los subcontratistas, quienes deben recurrir a este tipo de medidas para ser escuchados.
He conversado con algunos de los dirigentes, entre ellos Mónica Aguilera y Patricio Pérez. Han dicho que no han podido tomar contacto con la dirección regional, ni con el gerente general, ni con el gerente de producción. Se encuentran en la más amplia incertidumbre. El suyo es un testimonio de lucha, de denuncia, que refleja claramente que el sindicalismo en Chile está debilitado y que las empresas en general, frente a esta debilidad, o se portan en forma pasiva o se aprovechan de la situación.
Creo en la posibilidad de diálogo con la empresa, a fin de profundizar el debate de Huachipato en la Región del Biobío. En lo que no creo es que haya una empresa insensible que deje solos a los dirigentes sindicales, que defienden a los trabajadores y a quienes forman el gremio, sin posibilidad de diálogo sobre los despidos.
Se ha planteado el regreso de Huachipato al Estado. Esa es una materia que uno podrá debatir y evaluar respecto de las necesidades estratégicas que tenga el país. Por ahora, comparto la posibilidad de abrir discusión acerca de los productos estratégicos que Chile requiere para su desarrollo, en particular en la Región del Biobío, donde lamentablemente hemos sido golpeados en forma permanente por la caída de los sectores productivos tradicionales -la pesca, el acero, incluso forestales-, que ha llevado a los actuales niveles de cesantía y, especialmente, y al peor minuto histórico en el aporte de la Región al PIB.
Por tanto, la situación descrita debe enfrentarse.
En el caso particular de los dirigentes del sindicato N° 1, espero que la empresa los escuche. Y, asimismo, espero que el Servicio de Salud de Talcahuano (petición que formularé en el oficio correspondiente, porque temo que esta situación pueda continuar) preste la atención de salud necesaria para quienes se encuentran en la plataforma de las chimeneas, porque su superficie es de no más de 40 o 50 centímetros, y es preciso evitar cualquier posibilidad de accidente. Es decir, se requiere control, apoyo en salud y en las condiciones de seguridad, porque los dirigentes están cumpliendo con las mínimas normas de seguridad para permanecer como están.
Creo sumamente necesario oficiar al Servicio de Salud de Talcahuano, al Ministro del ramo -trataré de entrevistarme con él porque la solución puede tardar mucho- y a la Dirección del Trabajo en lo relativo a las condiciones de seguridad.
Espero que la respuesta de la empresa no sea un recurso de protección para intentar bajar a los dirigentes y que el mecanismo de reacción sea un diálogo que conlleve el compromiso de cesar los despidos hasta que no haya una alianza estratégica entre el Estado y la totalidad de los actores: gobierno regional, empresa privada, trabajadores, parlamentarios, como sucedió cuando Huachipato necesitó del apoyo de todos. Ahí estuvieron los actores, los alcaldes de Hualpén y de Talcahuano y los sindicatos, para enfrentar los difíciles momentos que hubo hace diez años. Y esa situación no puede repetirse.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!