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REAJUSTE DE MONTO DE INGRESO MÍNIMO MENSUAL. VETO


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, el martes recién pasado sostuvimos una reunión con el Ministro señor Larroulet, oportunidad en la que le planteé nuestras inquietudes respecto del veto. No contaba entonces con una bolita de cristal para anticipar el resultado de lo que iba a pasar hoy. Pero ello es parte del trasfondo de esta discusión.
Anoche en Televisión Nacional el nuevo Director del INE dijo que convocará a una serie de expertos para revisar lo relativo al IPC.
Tal como señaló el señor Ministro el martes en la mañana, el cálculo de dicho indicador puede ser discutible y el error que conlleva puede variar el índice en más o en menos.
Pero, sin lugar a dudas, hay algo claro, que ayer en las noticias se reiteró con mucha fuerza: es necesario revisar tal situación y entregarle al país certeza en cuanto al costo de la vida.
Hombres y mujeres que perciben el salario mínimo ven cada mes que su remuneración no les alcanza para vivir. Por tanto, el monto del ingreso mínimo tiene que estar en sintonía con el incremento del costo de la vida.
Señor Presidente, las reflexiones formuladas en la discusión del salario mínimo en orden a mejorar los montos de las asignaciones familiares -es una propuesta del Senador Zaldívar- y del sueldo mínimo y a ver los indicadores para fijar el estándar o el piso necesario para enfrentar el gasto general mensual de las familias, es algo que debemos repensar.
Obviamente, cuando abordamos tal debate, no podemos dejar de tener presentes a aquellas familias que laboran en condiciones aún más precarias.
En la conversación que sostuvimos en la testera con los Senadores señores Gómez y Pizarro -Vicepresidente y Presidente de la Corporación, respectivamente-, preguntábamos qué pasa con aquellas personas que deben vivir con la remuneración de los programas de emergencia.
En la comuna de Valparaíso, que alberga al Congreso Nacional, algunos hogares subsisten con lo que obtienen por pagos vinculados a programas de emergencia. Y laboran en actividades insertas en una política permanente que se arrastra por más de quince años y que absorbe algo que el municipio ha de hacer por mandato legal: el aseo y el ornato. Y no le estamos proveyendo a la municipalidad de Valparaíso -esto se repite en Concepción, en Talcahuano y en otras partes del país- los recursos suficientes para contratar en forma permanente a sus trabajadores, de modo que cumplan su función legal. Y no les aseguramos el derecho a vacaciones ni a leyes sociales; los sacamos del sistema normal de contrato de trabajo y, por tanto, de la protección de seguridad social.
Entonces, la discusión es mayor aún: el monto del salario mínimo tiene que orientar o nivelar la discusión en nuestro país. Cómo se calcula ese salario y el IPC no es algo menor. Podrá haber distintas miradas y diferentes opiniones, pero lo que se relataba ayer y se veía en Televisión Nacional es que el Director del Instituto Nacional de Estadísticas -hombre serio, conocido y reconocido- convocó a un grupo de expertos para saber qué está pasando en las materias de su responsabilidad.
El IPC es un indicador relevante.
Las familias más sencillas del país estiman que sus remuneraciones no aumentan como lo hace el costo de la vida. Y además nos enfrentamos a situaciones irreales y engañosas respecto de programas de emergencia que se arrastran durante mucho tiempo y que no dan protección suficiente a los trabajadores.
Le expresé al Ministro Larroulet ayer martes en la mañana que insistir con el veto no era sano ni bueno y que había que revisar el monto del salario mínimo. Nunca pensé que ocurriría lo que pasó en la Cámara de Diputados. Y escuché atentamente al Senador señor García-Huidobro cuando explicaba por qué había acontecido eso, y que tendrán que poner orden en sus bancadas. Pero, a mi juicio, más allá de lo que representa ese hecho desde el punto de vista parlamentario, implica una tremenda oportunidad para hacer una revisión del tema y que no vuelva a suceder lo de siempre: el próximo año estaremos nuevamente discutiendo lo mismo -en realidad en unos meses más, porque debemos zanjar el problema- y repetiremos los argumentos.
Señor Presidente, ratifico lo obrado por la Comisión de Hacienda y espero que el Ejecutivo envíe un buen proyecto de ley que recoja nuestras aspiraciones.