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ANÁLISIS DE CONFLICTO EN REGIÓN DE LA ARAUCANÍA


La señora RINCÓN.- Seré breve, señor Presidente, porque nuestro representante, el Senador Mariano Ruiz-Esquide, ya ha señalado lo que esta bancada tenía que decir respecto a este tema.
Hoy se ha convocado a un encuentro en el cerro Ñielol para tratar esta materia. Y creo que hubiese sido interesante estar ahí, pero teníamos esta sesión especial.
Solo quiero expresar que como Estado nos cabe responsabilidad en la forma como hemos construido nuestra nación, y una responsabilidad directa en el trato que hemos tenido con nuestros pueblos originarios.
No hemos querido aceptar como sociedad que nuestros pueblos originarios estaban aquí antes de que llegara el Estado español y el Estado chileno.
La llegada del Estado chileno a esa región significó la pérdida del territorio del pueblo mapuche y el inicio de una relación de exclusión y de pobreza que se ha extendido ya por casi 130 años.
Es hora de que el país haga un sinceramiento de nosotros mismos y de nuestra realidad y aceptemos que somos un Estado -como lo ha dicho el Senador Ruiz-Esquide- plurinacional y multicultural, y terminemos con la exclusión a que hemos sometido a nuestros pueblos originarios.
¡Hay que hacer un cambio en nuestro país!
Quiero también ser muy franca: no es la violencia el camino.
Condeno -como lo ha hecho mi colega Ruiz-Esquide- los crímenes de mapuches y no mapuches: la vida humana es intransable.
El camino, sin lugar a dudas, es el diálogo. ¡Hay que PARLAMENTAR!
Así como en el pasado el Estado español y el pueblo mapuche celebraron parlamentos y llegaron a muchos acuerdos, hoy el Estado de Chile debe igualmente llamar a un gran parlamento con los pueblos originarios para poner término a la violencia, la exclusión y la pobreza.
Quiero decir que yo y todos nuestros colegas estamos disponibles para procurar:
-El reconocimiento constitucional -es algo urgente- de los pueblos indígenas.
-Que estos tengan participación política con sus propios Senadores y Diputados.
-Que gocen de plena autonomía para que sus asuntos propios y modos de vida, dentro de la unidad del Estado y de la Constitución y las leyes, se reconozcan.
-Que Chile pague la deuda histórica por los atropellos cometidos y la pérdida de los territorios.
HAGO UN LLAMADO a todos los poderes públicos y a la sociedad chilena para que nos reencontremos con nuestros pueblos originarios y, en especial, al Presidente de la República y al Gobierno para que todos juntos pidamos perdón, en nombre del país, por los atropellos cometidos en la conformación del Estado en esta región y para que terminemos con el racismo y el clasismo que se ha impuesto.
Tenemos que construir un país sin exclusiones, sin clasismo, sin racismo, sin violencia y con paz y justicia social.
A los pueblos originarios y al pueblo mapuche: ¡Fuerza!
La violencia no sirve a la causa mapuche.
Quiero expresar que pueden contar con nosotros.
Muchas gracias.