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CAÍDA DE PRECIO DEL DÓLAR Y MEDIDAS PARA REVITALIZACIÓN DE SECTOR FRUTÍCOLA


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, 2010 quedará marcado como el año del rescate de los mineros en las good news. Sin embargo, en las malas noticias nos recordarán por el maremoto y el terremoto; por la muerte de 81 reos en la cárcel de San Miguel, y, sin lugar a dudas, tal y como hemos enfrentado la guerra cambiaria protagonizada por Estados Unidos y China -estamos a pocos días de terminar el año-, por ser el país que nada hizo por el sector agroexportador, que poco le importó.
El año 2009, en Chillán, el entonces candidato y hoy Presidente de la República presentó 25 compromisos para "poner de pie la Agricultura y mejorar la calidad de vida del mundo rural", acusando un supuesto "abandono de los gobiernos de la Concertación", una competencia externa desleal y un tipo de cambio cada día menos competitivo.
El fin de semana recién pasado se cumplieron nueve meses desde que asumió la nueva Administración. Durante ese período hemos contado con la muy buena voluntad del señor Ministro de Agricultura para participar constantemente en la Comisión de Agricultura del Senado y absolver dudas dentro de ella. Pero, a pesar de eso, aún no hay claridad sobre cómo y cuándo se van a cumplir las promesas de campaña del señor Presidente de la República.
Sin embargo, esto no es solo un problema de endeudamiento y que tenga que ver únicamente con el Banco del Estado, sino que también está relacionado con lo que gana la banca en miles de millones de dólares al año, estemos o no en crisis, sector que no es capaz de prestar siquiera un peso para el capital de riesgo de los pequeños productores, quienes dependen de la tierra para alimentar a sus hijos y darles educación de calidad.
Estoy convencida de que debemos otorgar condiciones crediticias preferentes a la agricultura, porque es una actividad estratégica.
Recomiendo leer, señor Presidente, el documento del Papa sobre la importancia de la agricultura. En él habla del relanzamiento estratégico de ella y la revaloriza como un recurso indispensable para el futuro.
Chile está viviendo un proceso de integración comercial mucho más intenso que el vivido en el pasado. Bajo ese contexto, el manejo cambiario toma un rol más importante, pues cuanto mayor es el peso del comercio exterior más grande es la incidencia del tipo de cambio en la evolución de la economía.
Por otro lado, el tipo de cambio es clave para la definición de la estrategia de inversión financiera y endeudamiento externo de los agentes económicos, y el diseño de la política cambiaria y monetaria.
De todo lo anterior se desprende, entonces, que el mal o buen manejo cambiario incide también en el crecimiento económico, en la estabilidad macroeconómica real, en la equidad y en el empleo.
El dólar alcanzó ayer -y ya se ha dicho aquí- su valor más bajo en los últimos 30 meses al caer por octava jornada consecutiva, entre otros factores, debido al alto precio del cobre, que implica una mayor cantidad de divisas en el país, y a la debilidad de la moneda norteamericana ante el euro. Al término de la jornada de ayer, el tipo de cambio se situó en $474,80 comprador y $475,10 vendedor.
Pese al sostenido avance de la moneda chilena y el consecuente detrimento de la moneda norteamericana, el Banco Central se ha mantenido al margen, hasta ahora, de una intervención cambiaria, lo que de verdad no entendemos.
¿Cómo es el panorama? ¡Deplorable!
Sí: deplorable, pues nuestras autoridades económicas no han sido capaces de reaccionar, han sido casi miopes y han carecido de estrategia.
¡Inimaginable para el "Gobierno de la excelencia"!
Al contrario, se han congratulado por el precio del cobre, dejando que la agricultura se desmorone frente a nuestros ojos. Pero no advierten que ese sector mueve más la economía local que lo que lo hace el mundo de la minería.
Sí: la actividad agrícola sostiene más empleos que la minera.
Al ritmo que vamos, de una caída constante del tipo de cambio, solo se sostendrán las grandes empresas que puedan aguantar el embate mundial. Ello, pese a todas las señales del sector agroexportador y a que este Senado lo ha hecho presente al Ministro de Hacienda y, en sesión especial de septiembre, al Presidente del Banco Central.
La situación se agravó más cuando, frente al anuncio de la Reserva Federal estadounidense de compra por más de 900 millones de dólares, nada dijo nuestra autoridad económica.
El Banco Central, por definición, se preocupa principalmente de que los equilibrios macroeconómicos no generen inflación y actúa en forma independiente de la política estratégica del país, mostrándose ausente de lo que ocurre en él.
Sin embargo, cabe consultar: ¿Por qué si el Instituto Emisor no es capaz de reaccionar frente a lo que ocurre nosotros tendríamos que subsidiarlo ante una crisis de su patrimonio? ¿Alguien se ha preguntado dónde están los 8 mil millones de dólares que se le traspasaron hace dos años? ¿Por qué no ocupa el dinero que recibió y sale a comprar dólares?
Al revisar el informe de este año al Senado de la República y el informe de los auditores se observan, en la Nota 2 a los estados financieros, algunas omisiones.
Señor Presidente, me gustaría saber por qué se omiten en los estados financieros la presentación de los estados de cambio en el patrimonio; la presentación del flujo de efectivo (caja del Banco Central), y los resultados integrales. Y ruego que no se me responda que ello ocurre así por las normas IFRS, pues no es efectivo.
¿Por qué se omite información relevante?
Quienes representamos a zonas agrícolas del país -mi colega Hernán Larraín y yo, en la Región del Maule- hemos pedido en reiteradas oportunidades que el Gobierno actúe tal como se hizo en el pasado: que se intervenga el tipo de cambio. En realidad, no que se intervenga: que exista una política cambiaria.
Sin embargo -como ya señalé-, el Banco Central no nos cuenta cuál es su situación patrimonial.
En sesiones de la Comisión de Agricultura, destacados economistas han sostenido que ella no es buena.
¿Debemos en el Senado, en el Parlamento, subsidiar al Instituto Emisor si su patrimonio es negativo?
Señor Presidente, hoy en nuestro país existen más de 300 mil hectáreas con plantaciones frutícolas; sobre 28 mil productores (un tercio de ellos con menos de 5 hectáreas); exportaciones que -según se ha expresado- superan los 3 mil millones de dólares, y más de 450 mil ocupaciones directas que se hallan en riesgo.
Esta mañana escuchamos al Presidente del Banco Central decir aquí que el Consejo velará por que la economía siga creciendo y se protejan los empleos de todos los chilenos.
¡Claramente, hay un sector que no se encuentra protegido!
Empero, el tipo de cambio y las políticas cambiarias no ayudan a potenciar al referido sector.
Hoy estamos comiendo en nuestras mesas las mejores cerezas que podríamos soñar. Y ello no es casualidad: ocurre porque no es rentable exportarlas. Si la situación sigue así, no será rentable sacarlas del árbol, y el próximo año no habrá producción.
Señor Presidente, en la actualidad hay quienes arrancan sus viñas del suelo.
La autoridad económica no reacciona, pese a recibir todas las señales que se le podían mandar.
¿Qué sucederá con nuestros pequeños agricultores? ¿Qué ocurrirá con los trabajadores agrícolas?
Señor Presidente, el norte se desarrolla: es cierto. Pero el sur genera más mano de obra y es clave para nuestro crecimiento como país.
¡El sur también existe!
Ruego que el Presidente de la República cumpla su palabra de campaña; nosotros lo vamos a apoyar. De lo contrario, no serán solo letreros los que se verán en nuestras carreteras.
Aparte lo que ya han solicitado mis colegas, pido que se estudie una iniciativa legal sobre endeudamiento contingente por 30 mil millones de dólares.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).