Click acá para ir directamente al contenido
CRISIS DE DIVERSAS PESQUERÍAS EN CHILE


La señora RINCÓN.- ¡Qué duda cabe, señor Presidente, de que nos encontramos frente a una crisis del sector pesquero, en que las decisiones legislativas serán cruciales para determinar el tamaño, dirección y perspectivas económicas y sociales de la industria respectiva!
Hay muchos aspectos involucrados en tal definición, Honorables colegas. Permítanme describir algunos.
1.- La cuestión social
Tenemos primero la dimensión social.
Como lo he sostenido en otras oportunidades, no es posible solventar una actividad económica que se desarrolla en tan corto espacio de tiempo.
Ese modelo de funcionamiento implica mirar la actividad productiva como un juego de todo o nada: cuota de captura o cesantía; lucha por la cuota y por las triquiñuelas de la cuota, en fin.
No podemos dejar de observar la evolución social de las miles de familias que dependen de la cuota de pesca. Hay que visualizar los procesos más integralmente; trabajar para resaltar sectores geográficos; revitalizar la dimensión de turismo formal, artesanal o típico, y coordinar grandes procesos de reconversión que permitan sustentar trabajo todo el año.
No es dable olvidar que la primera vocación pública en la política parte por la dignidad humana y la dignificación de sus procesos vitales.
Eso parece aún más esencial en las zonas afectadas por el terremoto y el maremoto últimos. Me he juntado en innumerables ocasiones con pescadores artesanales de Duao, Chanco, Pelluhue, Curanipe, Loanco, todas caletas del Maule Sur. Y en ellos veo una oportunidad. La reconstrucción del borde costero, de las caletas, del turismo de intereses especiales nos ofrece un espacio para generarle una expectativa diferente a toda esa gente.
2.- La cuestión del recurso
Las oportunidades sociales de que hablábamos dependen en gran medida de la existencia de la pesca. Toda la dimensión social no puede llevarnos a olvidar que se trata de pescadores, con toda la tradición que ello implica.
¿Pero cómo ha sido el comportamiento de la pesca? ¿Por qué esa dimensión declinante de la actividad? ¿Se debe al actual comportamiento de la merluza común y el jurel?
El caso de la merluza común
En el caso de la merluza común, que se pesca en forma compartida por el sector industrial, que tiene 65 por ciento de la cuota de captura, y el artesanal, con 35 por ciento, aproximadamente (conforme al fraccionamiento establecido por la ley Nº 19.849, de diciembre del 2002, que prolongó por 10 años los límites máximos de captura por armador), salvo un par de años de gran abundancia, la cuota artesanal no se ha extraído.
La merluza gayi, por otra parte, comenzó a sufrir un aparente y supuesto ataque de la jibia, molusco siempre existente en la costa chilena en cantidades limitadas, pero que encontró ambiente propicio para reproducirse abundantemente desde el 2001, iniciando su ataque en la Quinta Región.
Estudios de la Universidad de Concepción demuestran que aproximadamente 50 por ciento del alimento hallado en el estómago de ejemplares de jibia corresponde a merluza. Pero el doctor Hugo Arancibia, de esa misma casa de estudios superiores, lo desmiente de manera categórica.
Lo que sí es real es que dicha especie cayó en su biomasa y, especialmente, se ha juvenilizado. Estudios de años recientes indican una mayor abundancia de merluza, pero, asimismo, que ella se ha mantenido pequeña, no ha crecido en tamaño, lo que ha dado origen a variadas teorías. No obstante, todos los estudios son concluyentes en cuanto a la reducción de su biomasa.
El caso del jurel
El jurel es la principal especie pelágica nacional. En el fraccionamiento existente a partir del 2002, el 95 por ciento corresponde al sector industrial y el 5 por ciento al artesanal, que no tiene naves adecuadas para capturarlo.
Se llegó a pescar en nuestro país más de 4 millones de toneladas -para poder entenderlo, estamos hablando de algo parecido a 10 millones de vacas entrando al matadero- entre los años 94 y 96. Luego de una crisis derivada de la sobrepesca y otros factores, Chile decidió establecer una cuota de 1.500.000 toneladas durante la década del 2000.
Entre 2000 y 2003, el jurel empezó a demostrar en los estudios una mejoría con la aparición de tallas-edad que se encontraban ausentes; pero a partir del 2004 la situación comienza a desmejorar.
Aquello, porque la juvenilización del recurso significa que hay pocos ejemplares adultos aptos para la reproducción y que los tamaños son cada vez menores.
En sus mejores tiempos, la biomasa o cantidad de jurel presente en el océano era de 25 millones de toneladas; hoy solo llega a 2,4 millones.
Los dos peores problemas que podía enfrentar: stock reducido y fracción casi inexistente de adultos necesarios para reproducir.
3.- La cuestión internacional
No podemos obviar que en estos procesos productivos ha tenido un efecto significativo la depredación llevada a cabo por países expertos en pesca distante, en altamar, más allá de nuestra zona económica exclusiva.
Es absolutamente indispensable negociar un nuevo protocolo de cooperación internacional. El deterioro del jurel ha sido paulatino. Ya en el 2009 científicos de todo el mundo, reunidos en el Grupo de Trabajo Científico de la Organización Regional de la Pesca del Pacífico Sur, destacaron que su estado era grave y que debía disminuirse la captura.
Pero la negociación en dicha Organización ha sido mala para Chile y el recurso en comento; más bien, ha atraído cada vez mayor cantidad de barcos factorías, ocasionándole grave daño a la especie.
¡Esa pudo haber sido una buena razón para defender derechos soberanos frente al Perú!
La Cancillería ha dicho que reforzará estrategias de amplio impacto mirando los regímenes del Pacífico Sur y asumiendo posturas más claras de defensa de nuestros recursos naturales o, al menos, tratando de evitar la depredación brutal que vivimos año tras año.
4.- La cuestión legal
Todo lo anterior nos lleva a situarnos en el escenario de enfrentar el año 2012 un nuevo marco para la industria pesquera nacional. Resulta evidente que se debe cuidar la biomasa; mirar la supuesta evolución del jurel del norte; reducir los volúmenes de captura, y afrontar una estrategia de contención para una reproducción futura. Y eso ha de hacerse también con los otros recursos.
En lo anterior, creo que todos estamos de acuerdo. Pero aquí es donde se necesita claridad sobre la evolución de la industria; sobre las presiones internacionales; sobre innovación productiva; sobre reconversión; sobre asignaciones finas de todas las cuotas; sobre criterios de flexibilización entre armadores y pescadores artesanales.
Hay otros problemas involucrados, como la pesca del jurel bajo talla mínima legal, que aún no ha desovado, en las Regiones del norte de Chile, la única población de juveniles de jurel identificada en el Pacífico Sur, lo que es cada vez más grave para el recurso y la credibilidad científica del país.
Asimismo, resulta esencial una mirada tributaria que prevenga la depredación nacional del recurso.
¿Ha hecho suficientes esfuerzos el sector empresarial para dar trabajo en buenas condiciones, mejorar los salarios de sus trabajadores y de esa forma aportar al desarrollo del sector pesquero en Chile?
Nos declaramos disponibles para estudiar mecanismos ingeniosos y valiosos para otros segmentos de la economía nacional.
Creo que dicho sector debe discutir decididamente un sistema de royalty.
No basta un anuncio -puede ser razonable- en cuanto a reducción de cuotas si no viene acompañado de esfuerzos más contundentes de compromisos políticos, sociales, económicos y científicos de mediano plazo.
¿Qué tipo de legislación queremos? ¿Cuánta competencia y cuánto monopolio? ¿Qué clase de postura internacional asumirá Chile? ¿Con qué tributos? ¿Con qué márgenes de flexibilidad?
Debemos revisar la legislación, señor Presidente, y corregir los errores cometidos. Pero también tenemos que recoger la evidencia existente en esta materia.
Lo he explicado en otras sesiones. Le presenté un proyecto de ley al Presidente de la República durante un viaje a Ecuador y Colombia (ya lo había entregado al Subsecretario de Pesca, señor Pablo Galilea), junto con mi colega del Maule Norte -lo digo porque se mencionó en esta Sala-, en igual sentido.
Considero fundamental que en el Congreso tomemos medidas para recoger las iniciativas planteadas. Hasta ahora no lo hemos logrado, y este Gobierno sigue haciendo lo mismo que el anterior.
¡No más, señor Presidente!
Finalmente, por sobre todas las cosas, este Parlamento requiere conocer con claridad qué planes existen en la dimensión social.
Hemos señalado muchas veces en este Hemiciclo que no estamos disponibles para aceptar que los trabajadores paguen el costo de esta crisis. Sabemos que con la reducción de las cuotas de captura informadas por el Ejecutivo hace unas semanas habrá un impacto esencial, que será la cuestión social que señalé anteriormente.
Esa es nuestra primera preocupación. Y, sobre ella, la Democracia Cristiana y yo, como representante del Maule Sur, seguiremos teniendo nuestra principal atención.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).