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MEDIDAS PARA CORRECTO OTORGAMIENTO Y USO DE LICENCIAS MÉDICAS


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, la materia en análisis no es fácil de entender, pues a su respecto se tienden a confundir los argumentos. Sin embargo, todos estamos de acuerdo -al menos, quienes conocemos el sistema-, con que los tres días de carencia en el sistema de licencias médicas (ideado como subsidio para que los trabajadores puedan recuperarse de una enfermedad) no cumplen el objetivo de desincentivar el uso de tal beneficio cuando no es necesario.
Así lo ha confirmado hoy el señor Ministro, con la información entregada por el Registro Electrónico de Licencias Médicas. Pero este sistema es solo de las isapres, ya que, hasta la fecha, las licencias médicas de FONASA no se tramitan a través de él. Y lo digo con conocimiento de causa, pues, en su oportunidad, pedí financiamiento para instaurar la licencia médica electrónica en los seguros de salud público y privado; no obstante, pese a haberse aprobado por el Congreso Nacional, hasta el momento no se concreta por distintas razones, impidiendo contar con esa información tanto en las isapres como en FONASA.
La tramitación de licencias médicas en la actualidad constituye un procedimiento discriminatorio desde el punto de vista del trabajador, pues es distinta si el paciente es de FONASA o de alguna isapre. En el primer caso, nuevamente hay discriminación en contra de los afiliados, según se encuentren o no adscritos a una caja de compensación.
En el caso de las isapres, los protocolos aplicados difieren entre sí, ya que cada una tiene su propia contraloría médica. Y lo mismo ocurre en las COMPIN, pues hay más de una en la Región Metropolitana y una por cada Región, salvo que exista más de un servicio de salud.
El Fisco asume los costos de los reclamos presentados por las isapres respecto de las licencias médicas sin retribución, pues la COMPIN respectiva y, en última instancia, la Superintendencia de Seguridad Social deben evaluar los hechos y pronunciarse.
Hay carencia de información en todo el país. Si bien es cierto que el mecanismo actual de licencias médicas electrónicas de las isapres está arrojando información relevante, eso no ocurre en todo el sistema.
Además, hay un trámite discriminatorio desde el punto de vista de FONASA, pues, a pesar de financiar este los subsidios por incapacidad laboral, no tiene injerencia en la tramitación y visado de las licencias médicas de sus cotizantes, porque se efectúan en las COMPIN, dependientes de los servicios de salud.
Asimismo, no se advierte sinergia entre los actores. Es inexistente la comunicación entre la COMPIN, las isapres, las cajas de compensación y la Superintendencia de Seguridad Social, órgano este que es la última instancia en la resolución del conflicto.
También, el trámite de una licencia médica es burocrático.
La apelación de una licencia médica rechazada o reducida puede ser analizada hasta por tres instituciones diferentes sin que haya relación alguna entre ellas.
El trabajador afiliado a una isapre cuya licencia médica es denegada por tal entidad puede reclamar a la COMPIN. Es factible también recurrir, en más de una oportunidad, a la Superintendencia. Pero ninguno de tales organismos está relacionado. La isapre es fiscalizada por la Superintendencia de Salud; cada COMPIN pertenece al servicio de salud correspondiente, y la Superintendencia de Seguridad Social es parte del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.
En todo caso, si la licencia médica reclamada es de origen laboral, el trámite que tiene que realizar el trabajador resulta todavía más burocrático.
La relación con otros actores del Sistema de Seguridad Social es nula.
La calificación de una licencia médica depende, entre otros factores, de datos administrativos que se encuentran en el sistema previsional (AFP o ex régimen de reparto), y ni las isapres, ni la COMPIN ni las cajas de compensación tienen acceso a esa información, por lo que las licencias son visadas según las bases de datos de cada uno de esos organismos, pues pueden contener errores.
A mayor abundamiento, en un estudio que hemos realizado en el Centro de Estudios para el Desarrollo se pudo comprobar que la efectividad del trámite y visación de licencias médicas al menos en el sistema de isapres es deficiente, de acuerdo con la información fidedigna con que contamos.
Me referiré ahora al total de licencias médicas presentadas al sistema. Me hubiese gustado haber podido mostrar en las pantallas de la Sala los datos respectivos. Pero el sistema con que contamos no es bueno. (Aprovecho de hacer el reclamo, para que la Comisión de Régimen Interior tome nota del hecho). Durante los años 2004, 2005, 2006, 2007, 2008 y 2009, según los antecedentes entregados por la Superintendencia de Salud, publicados en su página web, casi el 80 por ciento de ellas son reclamadas; y, de ese porcentaje, finalmente terminan siendo rechazadas solo 30 por ciento. O sea, la efectividad de los actuales sistemas de contraloría es bastante baja.
La reducida efectividad mostrada por las isapres en el trámite y visado de una licencia médica -probablemente en el caso de FONASA pasaría algo similar, o peor-, a pesar de tener buenos sistemas y contralorías médicas supuestamente con experiencia, pareciera indicar que la solución del problema no pasaría por dar la posibilidad a FONASA de contar con su propia contraloría médica -algo que algunos esgrimen como necesario-, ni por la existencia de un mecanismo en el que no se consolide la información.
Necesitamos revisar esta materia -así lo hemos discutido en la Comisión de Trabajo- en forma integral.
Pero también requerimos -de acuerdo a los antecedentes ya expuestos y que no quiero repetir- dar una señal potente y clara. No es admisible que continúe el aumento de licencias médicas, cuyo otorgamiento no se basa en condiciones de salud derivadas de circunstancias laborales, sino en el abuso de tal beneficio.
Creemos que efectivamente hay excesos. Quienes hemos estado preocupados a conciencia de este asunto estamos convencidos de que debemos aumentar las sanciones y también dar señales claras respecto de aquellas cosas por las que se ha reclamado en innumerables oportunidades. Por su intermedio, señor Presidente, le quiero expresar al señor Ministro que debemos terminar con los tres días de carencia en el sistema de licencias médicas.
Toda la información de que disponemos -él lo ha ratificado hoy día acá- indica que no es efectivo que se aumente injustificadamente el número de días de licencia con el objeto de contar con el pago total del beneficio. ¿Por qué? Porque hay convenios colectivos; porque su mayor uso se hace en el sector público, donde no existe tal carencia; porque, finalmente, los trabajadores saben cuándo pueden pedirla o no.
Creemos, señor Presidente, que la iniciativa merece mejorías. Es un proyecto del Gobierno de la Presidenta Bachelet, que reconoce una necesidad. Y con la experiencia que tenemos, con lo que hemos recogido en la Comisión de Salud, con lo que les hemos escuchado a médicos y funcionarios, consideramos que podemos perfeccionar la tramitación y los beneficios de este subsidio de incapacidad laboral, que pretende proteger a nuestros trabajadores y trabajadoras.
Para terminar, señor Presidente, hay un punto que no compartimos con la Senadora Matthei. La licencia médica por el hijo menor de un año y el pre y postnatal no miran el ingreso económico de las mujeres, sino el cuidado de los niños y la posibilidad de que estas puedan trabajar.
Por eso, vamos a votar a favor de la idea de legislar, pidiendo un plazo amplio, de al menos un mes, para presentar indicaciones.