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REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 358ª
Sesión 25ª, en miércoles 9 de junio de 2010
Especial
(De 12:9 a 14:57)
PRESIDENCIA DEL SEÑOR JORGE PIZARRO SOTO, PRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR
____________________
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Allamand Zavala, Andrés
--Allende Bussi, Isabel
--Bianchi Chelech, Carlos
--Cantero Ojeda, Carlos
--Chadwick Piñera, Andrés
--Chahuán Chahuán, Francisco
--Coloma Correa, Juan Antonio
--Escalona Medina, Camilo
--Espina Otero, Alberto
--Frei Ruiz-Tagle, Eduardo
--García Ruminot, José
--Girardi Lavín, Guido
--Gómez Urrutia, José Antonio
--Horvath Kiss, Antonio
--Kuschel Silva, Carlos
--Lagos Weber, Ricardo
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Longueira Montes, Pablo
--Matthei Fornet, Evelyn
--Muñoz Aburto, Pedro
--Navarro Brain, Alejandro
--Novoa Vásquez, Jovino
--Orpis Bouchón, Jaime
--Pérez San Martín, Lily
--Pérez Varela, Víctor
--Pizarro Soto, Jorge
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Quintana Leal, Jaime
--Rincón González, Ximena
--Rossi Ciocca, Fulvio
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Sabag Castillo, Hosaín
--Tuma Zedán, Eugenio
--Walker Prieto, Ignacio
--Walker Prieto, Patricio
--Zaldívar Larraín, Andrés
Concurrieron, además, los Ministros de Hacienda, señor Felipe Larraín Bascuñán, y Secretario General de la Presidencia, señor Cristian Larroulet Vignau.
Actuó de Secretario el señor Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el señor José Luis Alliende Leiva.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 12:9, en presencia de 13 señores Senadores.
El señor PIZARRO (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III. ORDEN DEL DÍA



FINANCIAMIENTO DE RECONSTRUCCIÓN


El señor PIZARRO (Presidente).- Esta sesión especial tiene por objeto continuar la discusión en general del proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, sobre modificación de diversos cuerpos legales para obtener recursos destinados al financiamiento de la reconstrucción del país, con informe de la Comisión de Hacienda y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (6927-05) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 21ª, en 19 de mayo de 2010.
Informe de Comisión:
Hacienda, sesión 24ª, en 8 de junio de 2010.
Discusión:
Sesión 24ª, en 8 de junio de 2010 (queda pendiente su discusión general).

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.

El señor HOFFMANN (Secretario General).- En la sesión de ayer, quedaron inscritos para hacer uso de la palabra los Honorables señores Rossi, Tuma, Quintana, Gómez, Coloma, Longueira y Navarro, señora Rincón y señores Allamand, Girardi y Orpis.
Cabe recordar que la presente sesión fue citada con el compromiso de debatir el proyecto hasta su total despacho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señor Presidente, en la continuación del debate en general del proyecto iniciado ayer, quiero comenzar mis palabras recordando lo dicho por muchos colegas de distintas bancadas de la Concertación, en el sentido de que sus parlamentarios hemos sido sometidos a una feroz campaña de desinformación y tergiversación, respecto de la cual, además, se ha generado un falso debate
Pareciera ser que para algunos Ministros, Senadores y Diputados de Gobierno nosotros somos una especie de seres desalmados; pero, en realidad, la caricatura que ha tratado de mostrar el Ejecutivo es tan grotesca que no admite mayor análisis.
El hecho de presentar a todos los que deseamos mejorar la iniciativa -no obstante tener opiniones diferentes o manifestar reparos a algunos de sus artículos-, como que no queremos colaborar con la reconstrucción, me parece una exageración odiosa, poco ética, que no contribuye a generar el clima de entendimiento necesario para despachar el proyecto rápidamente.
Por lo demás, aquella no es coherente con el discurso que el Presidente Piñera pronunció ante los Presidentes de los partidos políticos hace algún tiempo, donde aludió a la democracia de los acuerdos y a la unidad nacional para enfrentar la reconstrucción.
Porque yo entiendo que cuando se habla de generar un clima de entendimiento, un ambiente propicio para los acuerdos, hay que estar dispuesto a escuchar, a valorar los aportes de la coalición opositora, en el entendido de que todos queremos contribuir a esa reconstrucción, y no suponer que ella se halla integrada por un grupo de desalmados que desea negarle la sal y el agua no al Gobierno, sino a la gente que se encuentra sufriendo.
Se han formulado por parte de algunos parlamentarios del frente declaraciones francamente inaceptables, que no estamos dispuestos a tolerar, en el sentido de que la Concertación le quiere negar la sal y el agua a la Administración gobernante; que no desea ayudar a los damnificados, o que no es sensible al sufrimiento de la gente de la zona centro-sur afectada por la catástrofe.
Eso me parece una falta de respeto y algo absolutamente incoherente con la idea de generar un clima de entendimiento que permita despachar con prontitud la iniciativa en debate, como todos pretendemos.
Sin embargo, voy a votar a favor de la idea de legislar porque siempre hemos dicho que vamos a entregar los recursos al Gobierno del Presidente Piñera para que pueda levantar el país. Respecto de ello no hay duda alguna.
Por eso, lamento esta campaña feroz de desinformación y de tergiversación de los argumentos.
De otro lado, en relación con el proyecto mismo, quiero señalar que no somos nosotros quienes hemos mezclado peras con manzanas ni hemos ligado el plan de financiamiento de la reconstrucción al Programa de Gobierno de Piñera.
Desde el primer momento, tanto en las intervenciones del propio Presidente de la República como en las del Ministro de Hacienda en la Comisión, se han mezclado ambos asuntos. Por eso se habla de 20 mil millones de dólares y no de 8 mil 300 millones. Inclusive, se asume que el déficit fiscal alcanza a alrededor de 2 mil millones de la misma moneda.
Cuando se hace tal ejercicio, resulta complicado mezclar las platas que se requieren para el Programa del Presidente Piñera con las que se necesitan para el citado Plan de Financiamiento; pero, además -¡oh, sorpresa!-, uno se da cuenta de que un porcentaje muy grande de esos recursos son inciertos.
Al efecto, doy los siguientes datos: se trata de 20 mil millones de dólares para el Programa, la reconstrucción y el déficit fiscal. El crecimiento económico sería de 7 mil 500 millones de dólares. Ojalá que Chile crezca al 6 por ciento -es lo que queremos todos-, pero eso es incierto. O sea, prácticamente el total de lo necesario para la reconstrucción, que son 8 mil 300 millones de dólares, se podría cubrir con los recursos provenientes del crecimiento económico esperado. ¡Ojalá!
Después se dice que el control de la evasión representaría 1.300 millones de dólares. Espero que seamos capaces de incrementar la recaudación en tal cifra a través de ese control. Pero también es incierto.
No sabemos cuánto se va a ocupar del Fondo de Estabilización Económico y Social. Nos interesa sobre todo conocer ese dato, ya que el Gobierno puso sobre la mesa el financiamiento de su Programa mezclado con el de la reconstrucción, y porque somos responsables de los recursos fiscales.
También queremos saber el monto de la deuda interna en que va incurrir el Gobierno.
Después el Ejecutivo ha dicho que va a enajenar activos prescindibles, partiendo de la base de que los hay y de que los Programas de Innovación de la Corfo no son importantes. Porque esta es dueña de las acciones de las sanitarias y con las utilidades que le dan esos valores financia Innova Chile, por ejemplo.
Entonces, cuando se nos plantea un paquete de medidas, donde muchas de ellas al menos son bastante inciertas en cuanto a la cantidad de recursos por recaudar, evidentemente pedimos más información y explicaciones porque somos una Oposición responsable.
Cuando nosotros señalamos que nos interesa que el país recaude más, no es que estemos preocupados de cómo el Gobierno financia su Programa. Los Senadores de la Derecha comprenderán que aquel debe preocuparse de solventar el gasto que ello implica. Por eso es Gobierno. Pero como nosotros estamos en la Oposición, sí nos importa ese asunto, porque Chile requiere más recursos. Además, cuando se hace una reforma tributaria o se sube algún impuesto, hay que preguntar cuál es su destino y si se necesitan.
El Presidente Piñera ha dicho que de aquí a ocho años duplicará la subvención, porque Chile es un país desigual, donde el 10 por ciento más rico concentra prácticamente la mitad del producto. Como Sus Señorías han comprobado, el SIMCE grafica con nitidez la brecha entre los más ricos y los más pobres.
¡Por eso requerimos recursos! Pero no porque estemos preocupados de que el Presidente Piñera disponga de ellos para cubrir su Programa, sino debido a que el Estado de Chile necesita esos dineros para mejorar la educación. También la salud requiere un aporte fiscal mayor, como lo hemos visto precisamente en la Comisión respectiva.
Se ha hablado de solidaridad, y el Senador señor Lagos se refirió bastante a ella el día de ayer. Se ha afirmado que este es un "paquete de medidas solidarias" donde los que tienen más deben contribuir más. Pero resulta que aquellos no están aportando más. Sostener lo contrario es falso.
Por otra parte, nos hemos informado de que no se iba a rectificar respecto a los recursos que se quitaron a las Regiones a principios del Gobierno -se trata de 720 millones de dólares-, lo cual ha causado un impacto tremendo en proyectos emblemáticos en las Regiones no afectadas y en infraestructura. Además, afectará su desarrollo.
Hoy día supimos que el recorte presupuestario para financiar la reconstrucción será de 2 mil 920 millones de dólares en 4 años. ¡2 mil 920 millones de dólares! O sea, un tercio de la reconstrucción se financia restándole recursos o metiendo la mano en el bolsillo a la gente más pobre a nivel regional.
¿Es lógico financiar la reconstrucción quitándoles a los más pobres de Chile?
Por eso decimos que de solidaria tiene poco esta reforma. Porque las alzas son transitorias y las rebajas permanentes. Se aprovecha una tragedia para establecer beneficios tributarios a las grandes empresas, entregando a la gran minería inclusive invariabilidad tributaria hasta el 2025. Sin embargo, no se expresa solidaridad, pues el alza es transitoria. ¡Fíjense: 20 puntos en un año! O sea, si esos 20 puntos se extendieran por 4 ó 5 años, ¿significaría que la economía va a decrecer o que disminuirá la inversión?
Ese mismo cuento nos contaron cuando en el Gobierno de Lagos la Concertación habló del royalty. Se dijo que no iba a haber más inversionistas extranjeros y que la minería prácticamente desaparecería. "¡Qué escándalo!", decía la Derecha chilena, que en ese momento era Oposición.
No pasó absolutamente nada con el royalty.
Entonces, cuando nosotros decimos que a partir del año 2013 se van a recaudar 400 millones de dólares menos, es porque nos preocupa que el Estado -más que el Gobierno- no disponga de los recursos necesarios para hacer frente a los tremendos problemas sociales del país y, más aún, que para financiar la reconstrucción se realicen recortes a los presupuestos regionales.
Si no hubiese otra forma de financiar la reconstrucción sino a través de recortes presupuestarios a las Regiones, yo estaría de acuerdo. ¡Si no hubiera otra forma! Pero hay otra manera: bastaría que durante 4 ó 5 años el alza del impuesto a la renta a las grandes empresas, que es transitorio, fuera de 20 por ciento. Pero, ¡ojo!, eso solo afectaría al uno por ciento de las empresas en Chile. ¡Uno por ciento!
La solidaridad se expresa cuando se mete la mano al bolsillo de los que más tienen y no en la de quienes tienen menos.
Por eso digo que este paquete de medidas no es solidario.
Respecto del famoso royalty o impuesto específico a la minería, en realidad la invariabilidad tributaria representa un precio muy alto versus un pequeño incremento en el porcentaje aplicado a la renta operacional de las empresas mineras. Porque, además, depende del precio del cobre. Está bien.
Pero, con el actual precio del cobre, no sería 9 por ciento lo que pagarían las mineras por la renta operacional, como aquí algunos han sostenido. Por lo tanto, el costo de esta pequeña alza en el impuesto específico a la gran minería es muy alto. Y no estamos dispuestos a apoyar este regalo ni a que, a partir de una desgracia, entreguemos más beneficios a ese sector.
Las utilidades de la gran minería del cobre -lo muestra COCHILCO en su informe- son realmente fabulosas para los grandes capitales que la conforman.
Igualmente, se nos ha dicho que se van a vender acciones de empresas estatales. Yo espero que la discusión de esta materia se haga en el Congreso. Creo importante que podamos decidir si hay activos prescindibles. Y aquí hay un tema constitucional que esperamos debatir en su debido momento.
Finalmente, quiero agregar algo en relación con este verdadero chantaje que se hace, sobre todo, a los señores Senadores de las zonas afectadas. Al respecto, me quedo con lo dicho por el Diputado señor Aguiló, quien es jefe de bancada en la Cámara y que representa a Talca, una de las zonas más devastadas. Él señala que actúa de acuerdo a convicciones y no sobre la base de amenazas, y que no va a aceptar -como no lo haremos muchos- que se le diga que todos quienes tenemos reparos al proyecto; que queremos presentar indicaciones, y que pensamos que es posible hacer un esfuerzo mayor para que los que tienen más contribuyan con más, somos unos desalmados que no nos interesa ayudar a la gente, según lo dije al comienzo de mi intervención.
¡Es una caricatura barata, una estrategia odiosa, la que, a mi juicio, no corresponde a la realidad!
Anuncio que voy a votar a favor de entregar recursos a los damnificados para mejorar sus vidas, pero no para aprovechar esta tragedia y regalar beneficios a las grandes empresas y a la Gran Minería, o que esta desgracia dé ocasión para vender empresas o privatizar la salud y la educación.

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Tuma.

El señor TUMA.- Señor Presidente, estimados colegas:
El sismo ha permitido convocar a esta sesión especial, en la cual se está debatiendo el modo en que Chile enfrentará la tragedia. Porque, muchas veces, en distintos foros, hemos planteado que, ante un terremoto o una desgracia de estas dimensiones -como ha sucedido en otras ocasiones en la historia de Chile-, ello debe transformarse en un tema nacional, trasversal, que debe unir a todos los sectores. No es una cuestión política, sino de solidaridad, a fin de determinar cómo salimos adelante y ayudamos a quienes más lo necesitan.
Pero los que han de ayudar en mayor proporción, naturalmente, deben ser los que cuentan con más recursos. Y, hasta ahora, hemos visto que la primera medida que se toma es una reasignación de recursos, que trae aparejada muchas privaciones y grandes perjuicios a otros sectores que no fueron damnificados por el terremoto, pero que sí lo han sido desde el punto de vista económico, por la historia de sus vidas, pues deben postergar sus legítimas aspiraciones, por ejemplo, en cuanto al acceso al agua potable.
En efecto, producto de la reasignación se ha privado de contar con ese vital elemento a muchos habitantes de diversas partes del territorio nacional, en particular de la Novena Región, al postergarse proyectos destinados a tal fin.
En La Araucanía hay 10 mil familias que carecen de agua potable. No quiero que continúen esperando y que sean ellas, con esos recursos, las que tengan que contribuir a la reconstrucción nacional.
La reconstrucción es una tarea de todos y se relaciona con la solidaridad. Por eso, hoy analizamos si la presente iniciativa reúne los méritos para señalar con certeza que el Presidente Piñera dispondrá del financiamiento necesario a fin de no llamar a los más pobres a contribuir con sus fondos o con sus privaciones a la reconstrucción del país.
Hay proyectos de riego que los pequeños agricultores esperaban desde hacía mucho tiempo, a los cuales se les ha echado mano a través de la reasignación.
A lo mejor concordaríamos con tal reasignación de haber podido opinar; o si el Gobierno hubiera consultado democráticamente a los gobiernos regionales, a los interesados, acerca de las partidas que menos afectaban a los sectores más vulnerables, con el propósito de conseguir recursos e ir en auxilio de los más postergados. ¡Pero aquí los más pobres están ayudando a los más pobres!
Se anunció un proyecto de ley para financiar la reconstrucción. Con relación al que ahora debatimos -recuerdo que en Chile existe un pueblo llamado "Peor es Nada"-, podríamos expresar que peor es nada, y por eso estoy dispuesto a votarlo favorablemente.
Pero esta iniciativa no sirve para la reconstrucción; no sirve para la solidaridad; no sirve para evitar que sectores modestos de la población continúen postergando sus sueños, sus anhelos concernientes a agua potable, a caminos, a vivienda.
En lo relativo a seguridad ciudadana, el Presidente Piñera ha planteado que el leitmotiv, que uno de los asuntos emblemáticos de su Administración es la seguridad ciudadana. Pues bien, pese a que la Directora de Presupuestos manifestó que no se tocaría el presupuesto del Ministerio de Justicia, a Gendarmería se le recortaron 2 mil 650 millones de pesos. En consecuencia, este año no funcionan las Escuelas ni de oficiales ni de vigilantes. Seguimos aumentando la crisis carcelaria.
El Primer Mandatario expresó: "Vamos a terminar con la puerta giratoria". Y en realidad está terminando con el portero, porque no se entregan las condiciones a fin de garantizar que la frontera entre la sociedad y la delincuencia sea operativa.
De otro lado, se señala que a través de este proyecto se financiará efectivamente la reconstrucción. Pero, en verdad, el Presidente de la República y el Ministro de Hacienda se encontrarán en serios aprietos, ya que su texto no permitirá recaudar los recursos necesarios, pues se encuentra lleno de inseguridades, de incertidumbres.
Lo digo porque, dado que se establece que el impuesto de primera categoría será de 20 por ciento el próximo año; de 18,5 en 2012, y que volverá a 17 en 2013, cualquier empresario -por no decir todos- que posea capacidad económica adelantará sus gastos para los dos años en que dicho tributo será más elevado y los reducirá en los siguientes. Y con ello, en definitiva, la suma para el Fisco será cero, desde el punto de vista de la recaudación total.
Entonces, quiero decirle al señor Ministro que no contará con los 1.240 millones de dólares esperados producto del aumento del impuesto de primera categoría. Y ante esa situación, ¿qué hará? ¿Seguirá recortando los fondos destinados a programas de vivienda, de agua potable, de caminos, de vías rurales, del Plan de Desarrollo Integral (PDI)?
El propio Presidente de la República anunció que se construirían 300 kilómetros de caminos para los sectores campesinos mapuches de la Novena Región. En los gobiernos de la Concertación se levantaban 150 kilómetros por año. Esos 300 no se materializarán. ¿De dónde van a salir los recursos para ello?
¿Acaso los fondos contemplados en la iniciativa para financiar la reconstrucción se encuentran asegurados a través del royalty?
Si a las grandes empresas mineras se les dice que elijan, ¿alguien cree que optarán por el régimen tributario que las obligue a pagar más? ¿O que las sociedades afectas al impuesto de primera categoría no van a elegir en qué año efectuar el mayor gasto para que se les aplique la tasa de 17 por ciento y evitar pagar la de 20?
¡Ningún empresario que administra racionalmente su compañía encamina la contabilidad a los efectos de pagar más tributos! Todos orientan el gasto y demás directrices en orden a pagar menos.
Señor Ministro, ese será el resultado que usted observará cuando examine las arcas fiscales y la disposición del país, no solo para ir en ayuda de los damnificados sino también para cumplir el Programa de Gobierno, el cual, según manifestó ayer una señora Senadora, ya habría comenzado con un déficit.
El Honorable señor García, de la Región de La Araucanía, expresó: "Hay menos subsidios para vivienda porque la Concertación dejó un déficit de 2 mil 400 millones de dólares". Pero este fue conocido por cada uno de los miembros de esta Alta Cámara. Y se aprobó que los fondos pertinentes se destinaran a paliar la crisis económica -una de las más fuertes en el mundo- que el Gobierno de la Presidenta Bachelet tuvo que enfrentar.
Y resultamos airosos recuperando la economía, permitiendo que el país saliera adelante y posibilitando reunir los mayores ahorros que algún Gobierno le haya dejado a otro.
Sin embargo, hoy nos encontramos analizando de dónde sacar unos pocos recursos para acudir en auxilio de los damnificados.
¡No se trata de eso! Necesitamos muchos más fondos, no solamente los del déficit, si es que lo hay, porque en verdad habría que verlo al final del año.
En las arcas del país, en el Fondo del Cobre, en depósitos internacionales tenemos recursos. Pero respecto de ellos es menester actuar con una responsabilidad fiscal que se debería imitar.
Debo señalarle al señor Ministro que no es fiscalmente responsable el enviar al Congreso un proyecto de ley que, en mi opinión, está desfinanciado. A pesar de ello, lo votaré a favor. Pero la responsabilidad de que no se lleven a cabo los programas contemplados en el plan de reconstrucción será del Gobierno. Y no se nos diga después: "Ustedes regañaron; ustedes no hicieron lo adecuado".
Estamos haciendo lo adecuado: aprobando la idea de legislar. Porque esta legislación resulta indispensable para que el Presidente Piñera disponga de más recursos, no de menos. Pero aquí observo que nos están forzando a que el propio Gobierno tenga menos fondos.
Es indudable que la Ley sobre Impuesto de Timbres y Estampillas es regresiva. ¡Claro! Porque inhibe el emprendimiento; atenta contra las pequeñas y medianas empresas y también contra las personas. Hoy día la tasa aplicable es de 0,6 por ciento, que las pymes recuperan a través de su contabilidad. Y las grandes empresas no pagarán el 1,2 sino el 0,6 por ciento a partir de la modificación.
Eso es lo que dispone la iniciativa. A los grandes grupos económicos se les rebaja ese tributo. ¿Por qué mejor no lo eliminamos para las personas y lo dejamos tal cual está para las grandes empresas?
¡Eso sería solidaridad! ¡Eso sería equidad! ¡Eso significaría construir un país con mayores oportunidades! Se sostiene que las pymes proporcionan el 80 por ciento de los empleos. Entonces, ¿por qué no se lo suprimimos también a estas? ¿Por qué rebajárselo a las grandes empresas, que lo pueden pagar?
Examinen Sus Señorías las utilidades de los bancos en los primeros cuatro meses de este año, cuando recién estamos saliendo de la crisis. Durante este período la banca ha obtenido mil millones de dólares en utilidades. Y en 2009 logró, en promedio, las más altas de los últimos veinte años.
Sin embargo, no afectamos a esos sectores económicos en la propuesta de plan de reconstrucción. Creo que el espíritu involucrado en el proyecto debería ser corregido.
De verdad, siento que el Ministro de Hacienda nos oye, pero no nos escucha. La vocera de Gobierno dijo en un programa de televisión transmitido hoy en la mañana -o anoche- que están disponibles para escuchar. ¡Pero no vemos ni una sola señal de que lo estén para acoger alguna de las iniciativas que hemos planteado!
El Senador señor Lagos propuso una idea que resulta perfectamente viable, en orden a que el aumento del impuesto de primera categoría se aplique por cuatro o cinco años, en vez de dos, para evitar que los empresarios jueguen a "cuándo y cuánto voy a pagar". Con ello se obtendrían muchos más recursos y no sería necesario recortar los planes de vivienda, de construcción de caminos rurales, de agua potable rural, de riego, ni se afectarían los programas sociales.
Por eso, formulo un llamado al Ejecutivo a fin de que mantenga una posición consecuente con los planteamientos que sus representantes han vertido en público en el sentido de estar dispuestos a escuchar y a conversar. ¡No sacamos nada con conversar, señor Ministro, si no existe disposición a cambiar de postura y a recoger alguna de las proposiciones que hemos planteado!
Anuncio que votaré a favor del proyecto, en función de que me gusta la idea de legislar para inyectar más recursos al país, más recursos al Gobierno de Piñera, más recursos para la reconstrucción. Pero espero que en la discusión particular nuestros planteamientos sean acogidos.
He dicho.

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.

El señor QUINTANA.- Señor Presidente, en primer lugar, quiero dejar suficientemente claro que a quienes nos hallamos en la Oposición nos anima -así lo expresaron todos los Senadores de la Concertación- la idea de permitir que el Gobierno disponga de todos los recursos que necesita para llevar adelante la reconstrucción. En eso no hay cómo perderse y el país lo sabe con claridad.
Muchas veces se intenta confundir sobre esta materia. Pero lo cierto es que nuestra motivación es cómo lograr, a través del proyecto en debate, recaudar más.
Y cómo no, si soy Senador por la Región de La Araucanía (Norte) que, pese a no haber sido contemplada en muchas medidas posterremoto, resultó fuertemente dañada. Por ejemplo, en la comuna de Angol 1.200 viviendas sufrieron daño parcial o total; en Traiguén, hay 400 en el suelo, y en Collipulli y Renaico -solo por nombrar algunas- la situación es similar.
El punto central es qué tipo de reconstrucción pretendemos llevar adelante y si daremos o no el salto que muchos países han dado, y también nuestros Gobiernos en su historia reciente y más lejana, al enfrentarse a situaciones como la que ahora nos afecta.
Resulta interesante preguntarse en la discusión general de la iniciativa, cuando se dice que sufrimos el quinto terremoto más agresivo de la historia de la humanidad, cómo otras Administraciones han afrontado acontecimientos similares en diferentes momentos.
Así, después del gran terremoto de 1835, llamado "La ruina", el autor de El origen de las especies, Charles Darwin, quien se encontraba en Chile, pensó que Concepción no sobreviviría. Sin embargo, al cabo de algunos años, surgió una ciudad neoclásica, con edificios de grandes proporciones.
Algo similar ocurrió tras el sismo de 1939, que dio paso a importantes obras de la Escuela Moderna, como la Catedral de Chillán o los tribunales de Concepción, ambos legados de esta "renovación forzada".
¿Y qué dijeron nuestros poetas?
Gonzalo Rojas, luego del terremoto de 1960, manifestó: "Cambiemos Chile. No le dejemos toda la iniciativa a los terremotos". Con ello nos indicaba que ese movimiento telúrico había ocasionado transformaciones sociales, culturales y políticas que durante mucho tiempo solo habían sido proyectos de escritorio.
Pues bien, así como esos movimientos telúricos fueron motivo de forzados avances, el de febrero último nos convoca precisamente a dar la batalla por la gran transformación social de Chile.
Y, en ese escenario, me parece pertinente examinar experiencias de nuestra historia reciente para ver cómo otros Gobiernos han enfrentado idéntico desafío.
No me detendré en la Administración de Pedro Aguirre Cerda, pues todos sabemos que durante ella surgió la CORFO. Tampoco lo haré en el régimen militar, que afrontó el terremoto de 1985, porque es conocido que allí no hubo ni la más mínima intención de aplicar un alza tributaria para abocarse a la reconstrucción. ¡Puras medidas parches que hasta hoy dejan secuelas!
Quiero referirme -porque más que histórico se trata de un asunto conceptual- a cómo reaccionó el Gobierno de don Jorge Alessandri, de Derecha, anterior al actual, democráticamente elegido.
¿Qué hizo el Presidente Alessandri? En 1960 se incorporó una función permanente en el Ministerio de Economía, pues un país como Chile requiere una política permanente de reconstrucción. Y por eso hasta hace poco se llamaba "Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción". Eso no es improvisar.
También, se aumentaron los impuestos desde 5 por ciento, con respecto a las bebidas alcohólicas -por alguna razón ello no ocurre en el proyecto que nos ocupa-, hasta cien por ciento, en áreas como espectáculos, carreras y otros.
Se incrementó en 20 por ciento el impuesto a la renta, y se fijó un tributo adicional de 20 por ciento a las utilidades líquidas de las empresas durante cinco años.
Por último -nótese bien-, las empresas mineras se vieron obligadas a restituir al Fisco los beneficios extraordinarios obtenidos legalmente como resultado de una modificación a la tasa de cambio implementada en 1958.
¿Por qué menciono tales antecedentes, señor Presidente? Porque en el Gobierno de Alessandri -repito: de Derecha- se procuró aumentar por todas las vías la recaudación fiscal.
Efectúo esta comparación porque no es lo que observamos en la iniciativa en análisis, donde el Fisco recauda dineros con una mano, pero los suelta con la otra.
Sin entrar en detalles sobre el proyecto porque será materia de la discusión particular la próxima semana (hay aspectos interesantes, como el alza del impuesto al tabaco, que claramente permitirá recaudar más recursos, y lo relativo al artículo 14 quáter, que puede favorecer la inversión; otros se cayeron, como el aumento del impuesto territorial, que esperamos sea repuesto por el Gobierno), quiero detenerme en dos puntos que en mi opinión -como indicó el Senador Tuma- le generan un retroceso al país en términos de recaudación. De verdad, no sé qué hacen en el texto.
Me refiero, en primer lugar, a la modificación al impuesto específico a la actividad minera, por cuanto aquí se propone aumentar de manera transitoria y voluntaria -como dijo el Senador Rossi- el royalty a las empresas mineras, a cambio de asegurarles a partir de 2018 un nuevo período de invariabilidad tributaria, sobre la base de una reglita y una tabla. Ello -como muy bien indicó ayer la Honorable señora Allende- no rentará más de cuatro o cinco por ciento.
Por lo tanto, aquí estamos hablando sobre supuestos basados en un gran nivel de incertidumbre, como el crecimiento, entre otros.
Entonces, ¿qué nos ofrece el proyecto? ¿Qué hacemos como país? Vender la invariabilidad tributaria. Y lo peor es que a vil precio. Eso se nos sugiere mediante la forma presentada en la iniciativa. Existen distintas maneras de hacerlo. Pero es así.
Si tomamos decisiones como las propuestas, nos lamentaremos más adelante. Porque las empresas van a pagar hoy, pero a cambio de un beneficio tributario futuro.
Planteo el punto de otra forma, señor Presidente. Esta modificación al impuesto específico a la actividad minera equivale a reunir a los grandes inversionistas y decirles: "Señores, pónganse ahora. Les vamos a pasar el sombrero. Junten 600 millones de dólares, y nadie los va a molestar hasta el 2025".
En cualquiera de las dos formas en que esto se exprese, resulta claramente impresentable.
De llegar a aprobarse los artículos relativos a dicho impuesto, claramente favorables a las empresas mineras, se podrán generar réplicas para los sectores de mayor pobreza tal vez más fuertes que el terremoto mismo, porque profundizarán la inequidad social y la desigualdad.
Veamos rápidamente el impuesto de timbres y estampillas, otro componente respecto al cual ignoro qué hace dentro del proyecto.
Alguien podría argumentar que se trata de beneficiar a las personas naturales. Es posible. ¡Pero seamos claros! Desde el 25 marzo de 2008, cuando se publicó la ley Nº 20.259, se permite a las micro y pequeñas empresas imputar al IVA el monto total del impuesto de timbres y estampillas que hayan pagado. ¿Qué quiere decir esto? Que finalmente lo recuperan.
Entonces, ¿a quién protegemos aquí si de contrabando metemos nuevamente a las grandes empresas?
Por eso, la presente iniciativa de un lado recauda recursos, y de otro entrega beneficios. No es el proyecto de la reconstrucción.
Entiendo que la modificación del impuesto sobre timbres y estampillas forma parte del programa del actual Gobierno. Porque aquí se mezclan las cosas, como manifestó el Senador señor Rossi.
Pero no digamos que esta fórmula nos permitirá recaudar mucho. Si realmente queremos beneficiar a la pequeña y a la mediana empresa, dejemos las cosas como están o hagamos una modificación para incorporar a las personas naturales. Sin embargo, mantengamos el impuesto al crédito en 1,2 por ciento para las grandes empresas. ¿Por qué las vamos a beneficiar con un 0,6 por ciento?
Con el objeto de que se entienda este artículo y el Estado recaude más -ese es el planteamiento que hemos hecho-, las empresas medianas y grandes deben pagar una tasa normal, de 1,2 por ciento.
Para que nadie se llame a engaño, nuestra decisión es votar a favor de la idea de legislar. Como mencionaba al comienzo, nadie de los presentes está por que el Estado recaude menos. Todo lo contrario. Por eso he puesto el ejemplo de Alessandri. Estamos por que el Estado recaude más.
Yo, que, como señalaba, también represento a una zona afectada por el terremoto, los insto a que vayan a mi Región y desplieguen todas las campañas en mi contra. No hay ningún problema. Háganlo. Estoy seguro de que los ciudadanos hoy no se dejan llevar solo por un titular, sino que pueden desmenuzar una propuesta y saber efectivamente lo que hay de fondo.
Tan importante como eso es que le digamos a la gente que cuando el Presidente Piñera el 21 de mayo habla de duplicar la subvención escolar, de 38 mil pesos, ello recién se alcanzará en ocho años más, porque el Gobierno ha optado por el camino de recaudar menos.
Hoy, junto con el Senador Navarro debatíamos con el Ministro Lavín, a raíz del tema de los despidos, y al escuchar las grandes transformaciones que él plantea para la educación le manifestábamos que para materializar ese tremendo apoyo pedagógico que se requiere dar a nuestros jóvenes -a propósito del SIMCE- necesitamos muchos más recursos.
Entonces, claramente nos encontramos ante una iniciativa que no sirve o que sirve para llevar a cabo una minúscula reconstrucción.
La recuperación del patrimonio -lo mencionaba ayer el Senador Letelier- no es prioridad. No existe ningún proyecto que permita hoy restaurar iglesias, centros culturales y grandes obras colapsadas por el terremoto y que claramente revisten una importancia histórica en términos patrimoniales.
Pero el mejor ejemplo se encuentra en lo relativo a infraestructura hospitalaria.
Represento a La Araucanía. Allí estaba prevista la construcción de un hospital, el de Angol. Seguramente lo mismo le pasa a muchos Senadores en sus Regiones. Al menos diez hospitales se iban a edificar con o sin terremoto. Obviamente, algunos colapsaron, como el de Angol, que se arruinó por completo luego de la catástrofe. Tales obras estaban consideradas en la Ley de Presupuestos, estimados colegas. Se encontraban dentro de un plan de normalización de hospitales, con financiamiento asegurado, aprobado por todos nosotros. Y hoy se le dice a la gente: "Le vamos a construir su hospital, pero va a ser concesionado". Y, como manifestó el Presidente de la República, serán concesiones de construcción y de gestión, probablemente no en la parte clínica. Pero abarcarán la construcción y la gestión. Y eso da para mucho.
Por consiguiente, vayan a la Región que represento si la próxima semana voto como a algunos no les parece en ciertos aspectos que he mencionado aquí, los que a mi juicio nada tienen que hacer, como el minero o el de impuesto de timbres y estampillas. Los invito a mi Región, y veremos cómo la gente de La Araucanía entiende cuando con un proyecto se le quiere favorecer, como lo hizo visionariamente Alessandri -que incluso llegó al ámbito minero-, o cuando en realidad lo que se hace es recaudar menos de una manera engañosa, lo que al final será pan para hoy y hambre para mañana.
Señor Presidente, insisto en que considero necesario disponer de los recursos, pese a que para el presente año los fondos están asegurados, por la vía de las reasignaciones u otras medidas. Lo que fundamentalmente se requiere son dineros para 2011 y 2012. Ya todos se han pronunciado acerca de lo que nos ocurrirá como país a partir de 2013: perderemos 400 millones de dólares al año.
Por lo tanto, es obvio que votaremos a favor de la idea de legislar, porque claramente el país necesita recursos. Pero -insisto- no en cualquier magnitud.

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez.

El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, ¡estaba conversando con el maestro Andrés Zaldívar, militante honorario del Partido Radical, para lograr entender el tema en análisis...!
No ocuparé un tono y una forma de discurso encendido, porque nos encontramos ante la materia más árida que la opinión pública puede recibir.
Intentaré explicarle a la gente qué está pasando en el Senado. Si esto es la cueca al revés. El Gobierno de Piñera pide unos recursos que, a nuestro juicio, son escasos para reconstruir. Nosotros, la Oposición, estamos por darle más fondos a su Gobierno. En consecuencia, la ciudadanía no entiende absolutamente nada.
Pronunciamos un tremendo discurso: "Esto es pésimo, pero voto a favor". Entonces, ¿quién de los que hoy escuchan puede comprenderlo? Y así lo planteaba en una conversación con un grupo de jóvenes.
Señor Presidente, tengo claro lo que hoy discutimos y diré la forma como voy a votar. No me asiste ninguna duda respecto de lo que quiero y pretendo hacer.
Pero trataré de llevar a cabo un ejercicio para que la gente entienda.
Efectivamente, nosotros hemos recibido un golpe comunicacional fuerte, porque sin duda el Gobierno tiene potencia comunicacional, y ha instalado la idea de que la Oposición, nosotros hoy día -esperamos mañana no serlo-...

El señor ALLAMAND.- ¡Están recién partiendo!

El señor LONGUEIRA.- ¡Sigan así y van a continuar siéndolo!

El señor GÓMEZ.- Sí, pues. Haremos el esfuerzo para revertirlo.
Nosotros, la Oposición actual, le planteamos a la opinión pública claramente que el Gobierno nos presenta una historia y dice: "Ustedes no quieren entregar recursos para la reconstrucción, ustedes se oponen a que la gente en Talca y otros lugares" -o en la zona del Senador Navarro, quien está muy preocupado por la materia, como corresponde- "reciba los dineros que se precisan". Ello es -no voy a decir "falso", porque es mala la palabra- equívoco.
El Gobierno cuenta con los fondos. Y aun cuando se le negaran, tiene la obligación de poner los recursos para reconstruir el país. No existe impedimento alguno para que el Ejecutivo tome los dineros existentes en el extranjero, pida créditos nacionales o internacionales. La plata la va a poner.
Pero nuestra idea es otra.
Hemos manifestado que el alza transitoria a la tasa de impuesto de primera categoría que propone el proyecto tendría que ser permanente. ¿Qué le explicamos a la gente, a las pocas personas que seguramente nos escuchan en este minuto, pues deben de estar celebrando el triunfo de Chile? Que queremos que el aumento de ese gravamen sea permanente. Entendemos que para el Ejecutivo y para algunos en la Oposición, dividida en este aspecto, resulte duro un incremento tributario permanente. Por ello, les planteamos: "Mantengámoslo durante cierta cantidad de tiempo, lo que nos permitirá recaudar muchos millones de dólares para contar con toda la plata necesaria para reconstruir". Con ello, además, les sobrará para el Programa de Gobierno.
¿Qué nos señala el Ejecutivo? "Nosotros vamos a mantener el 20 por ciento el próximo año y el 18,5 el siguiente, y después volveremos a la tasa actual".
Por eso, quiero explicarles a quienes nos escuchan que nuestra postura en esta materia es que el alza de ese impuesto continúe, para que haya más recursos, para resolver los problemas de la gente de Talca y de todos los lugares donde existen dificultades.
En segundo lugar, se plantea lo relativo al impuesto específico a la actividad minera. Hemos dicho que votaremos en contra de eso. ¿Por qué? Porque se propone alcanzar una recaudación mayor por dos años y entregar invariabilidad tributaria por ocho. O sea, ello nos hipoteca, como país, el debate respecto del impuesto a la minería, el royalty, sobre el cual todos hemos discutido alguna vez. Y tengo en mi poder el listado de quienes votaron a favor y quienes lo hicieron en contra en su época.
Queremos que ese impuesto se discuta seriamente y de verdad, y no en función de recaudar 700 millones de dólares, que pueden ser perfectamente compensados de la manera que señalé con anterioridad. La idea es que lo debatamos en el fondo, sobre todo para quienes representamos a las zonas mineras, a las que les han desfalcado los recursos. Allí no existen fondos producto del impuesto específico a la minería, pues no han sido entregados a las Regiones mineras.
Por lo tanto, sobre esa materia...

El señor PROKURICA.- ¡Fueron los Gobiernos de la Concertación!

El señor ALLAMAND.- ¡Los Gobiernos de la Concertación!

El señor GÓMEZ.- ¡Pero ustedes votaron en contra del royalty!

El señor PROKURICA.- ¡Yo lo hice a favor!

El señor GÓMEZ.- ¡Votaron en contra! ¡Senador Prokurica, tengo en mi poder las votaciones!

El señor PROKURICA.- ¡Léalas!

El señor GÓMEZ.- Las puedo leer. Pero espere, pues no perderé el tiempo discutiendo.

El señor PIZARRO (Presidente).- ¡Ruego a Sus Señorías evitar los diálogos!

El señor GÓMEZ.- Quiero explicar lo que estoy diciendo.
En definitiva, en esta materia nos interesa que el Gobierno entienda que es necesario que saque ese artículo y que lo ingrese posteriormente, a fin de discutir en profundidad lo que significa realmente un royalty y la distribución de esos recursos para el resto del país. Ello, tampoco lo hemos logrado; no hemos escuchado absolutamente nada al respecto.
Por otra parte, el proyecto establece un aumento del impuesto de timbres y estampillas, otro punto también inentendible. Al respecto, nosotros proponemos hacer una graduación: que las grandes empresas paguen el 1,2 por ciento; las pequeñas, un 0,6; y las más pequeñas y las personas que piden créditos hipotecarios, de consumo, 0 por ciento.
Eso es lo que estamos planteándole al Gobierno. Respuesta: cero.
¿Alguien puede manifestar que estamos en contra de entregarle recursos al Gobierno? No. Estamos graduando, fijando criterios de protección hacia los que tienen menos, pidiendo que paguen los que tienen más.
Tengo en mis manos el Informe Financiero Complementario, suscrito por la señora Rosanna Costa, Directora de Presupuestos.
¿Cuál es el resultado?
Respecto del artículo 2°, sostiene que la modificación pertinente significará una menor recaudación de 34 mil millones de pesos en el año 2011; 32 mil millones en el 2012, y 19 mil millones en el 2013. O sea, lo propuesto por el Gobierno implica menos recaudación. Así lo indica dicho Informe.
En lo que atañe a la enmienda relacionada con el artículo 6°, estima que esta representará una menor recaudación fiscal de 2 mil millones de pesos anuales. ¡Menos impuestos!
Luego, en lo referente a la modificación del artículo 10, sostiene que se traducirá en una menor recaudación fiscal de 350 millones de pesos en el 2011, 700 millones en el 2012 y mil millones en el 2013. Todo ello en pesos del 2010.
Entonces, vuelvo a lo que señalé al comienzo. ¿Cómo entiende esto la gente? No lo puede entender.
He escuchado discursos en los cuales se ha dicho que este es un proyecto sólido, eficiente y que aportará más recursos. La verdad es que, conforme a lo que hemos visto -por lo menos, lo que yo logro entender-, ello no es así.
Luego, hay otro punto que para mí y para muchos de los acá presentes es relevante. Tiene que ver con lo que ha significado el proceso de reconstrucción, pero ya no hablando de impuestos, sino de recorte de recursos a las Regiones.
Le hemos dicho al Gobierno que, además, nos interesa llegar a un acuerdo para que se restituyan los fondos a ellas, porque tales disminuciones impiden el desarrollo de las Regiones que no sufrieron la tremenda tragedia del 27 de febrero. En la Segunda Región sobrepasa los 7 mil millones, casi llega a 10 mil, el recorte de recursos provenientes del Fondo de Desarrollo Regional. Se trata de dinero que no podrá ser utilizado hoy día.
Y no solo eso: se están empleando mecanismos oblicuos para disminuir recursos. ¿Cuáles? Se había señalado, al menos en Antofagasta, que se construiría el hospital regional el presente año. ¿Qué decidieron? Hacerlo por la vía de las concesiones, y, por lo tanto, retiraron las bases. Eso significa que en dos años más recién se entrará en el proceso de construcción de dicho establecimiento.
En consecuencia, hay un recorte de fondos gigantesco para la Región, lo que es complejo no solo para ella, pues se trata de un centro hospitalario que también atiende a la zona norte.
Además, se dispone una disminución de recursos vinculados con la conectividad, con recintos penales, en fin.
Por eso, señor Presidente, la verdad es que, teniendo en cuenta lo difícil que debe ser para la ciudadanía entendernos, yo quiero por lo menos fijar claramente mi posición.
Lo dije desde un comienzo, y lo repito ahora: aprobaremos aquellos fondos destinados a la reconstrucción. Vamos a intentar que efectivamente se utilicen, se trabajen y sirvan para resolver los problemas de la gente. Pero rechazaremos lo que, al menos desde mi punto de vista, constituye un error político, un error grande hacia el país: la invariabilidad que se le quiere dar a las empresas mineras.
Y, probablemente, vamos a intentar -porque tampoco tenemos iniciativa legal en la materia- que el Gobierno se allane a lograr ciertas compensaciones que para nosotros son importantes, cual es dejar en 0 por ciento la tasa vinculada a los créditos que contraen las personas, las pequeñas empresas. Asimismo, trataremos que se mantenga el impuesto de primera categoría en un plazo más largo, dado que de ese modo se recaudarán más recursos. E intentaremos de verdad construir y reconstruir nuestro país en aquellas zonas afectadas por la grave catástrofe. También procuraremos que el Gobierno entienda que no le puede recortar recursos a las Regiones, porque ello finalmente significa postergar los avances que Chile necesita.
Por eso, dentro de lo difícil que resulta esta materia, sin hacer discursos encendidos, sino simplemente diciendo con claridad que para nosotros es importante solucionar bien los problemas; que es necesario que existan realmente un plan de construcción y reconstrucción y, también, recursos; que no se debe afectar a las Regiones ni hipotecar el país al establecer criterios, a nuestro juicio, parcialísimos en relación con el tema minero, trataremos de resolver favorablemente lo que Chile desea: recibir recursos y solucionar las dificultades que hoy día experimentan las personas afectadas por el sismo. Pero, por supuesto, para ello es preciso que el Gobierno tenga oídos -dado que no los tiene-, porque no hemos logrado sostener una conversación de fondo sobre el tema.
Ojalá se entienda que nuestro único objetivo es que las cosas se hagan bien, que se reconstruya de verdad el país...

El señor LONGUEIRA.- ¡Eso es más difícil...!

El señor PÉREZ VARELA.- ¡Es muy difícil...!

El señor GÓMEZ.- ...y que no se llegue a lo expresado recién por un Senador de la Concertación: que en un par de años más, o en un año más, el Gobierno va a seguir recortando recursos a las Regiones o continuará sacando plata de la que se halla destinada a financiar programas que para nosotros son vitales.
He dicho.

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Rincón.

La señora RINCÓN.- Señor Presidente, hoy en este Hemiciclo quiero ejercer mi derecho a decir nuestra verdad, la verdad de la Concertación, que ha sido tergiversada reiterada y persistentemente.
Siempre hemos manifestado nuestra disposición a garantizar todos los recursos necesarios para la reconstrucción.
Nuestra propuesta siempre ha sido garantizar mayor recaudación para esa finalidad.
Siempre hemos creído, tal como lo dijo el Presidente de la República en su discurso del 21 de mayo recién pasado, que los que más tienen son los que deben financiar el costo del terremoto, y planteado la necesidad de que la explotación de recursos naturales no renovables tributen, para devolver parte del beneficio a todos los chilenos.
Y no puedo dejar pasar afirmaciones como las siguientes, y cito:
2 de junio. "Presidente Sebastián Piñera llama a dejar pequeñeces y aprobar con urgencia el plan" (ORBE).
1 de junio. "Ministra Ena von Baer sostiene: Se debe financiar la reconstrucción pensando en los intereses del país y no poniendo por delante las órdenes de partido" (UPI).
8 de junio. "Senador Hernán Larraín sostiene que con esta actitud los parlamentarios de la DC de las zonas afectadas le están negando la sal y el agua a quienes los apoyaron" (La Nación).
La aprobación en general del proyecto en la Comisión de Hacienda del Senado ha demostrado que todo lo que señalamos reiteradamente era efectivo y que todo lo dicho por el Gobierno y sus parlamentarios, en orden a que no queríamos aprobar el plan de financiamiento para la reconstrucción, no se apegaba a la verdad.
Tal como lo han expresado los parlamentarios de la Concertación, la propuesta del Gobierno es cuestionable por varios motivos.
Ha mezclado el objetivo de financiar la reconstrucción con finalidades de reformas permanentes para favorecer a las empresas, especialmente las de mayor tamaño.
Si bien, en términos netos, los ingresos fiscales crecerían en alrededor de mil 820 millones de dólares en el período 2011-2012, se reducirían en aproximadamente 400 millones anuales en forma permanente a partir del año 2013, lo cual afectaría las políticas de financiamiento del Estado para los futuros Gobiernos. Además, los recursos necesarios para la reconstrucción se requieren más allá del año 2012.
No se conoce el monto de los fondos que se utilizarían del FEES, del endeudamiento interno y de la venta de activos prescindibles, como tampoco los efectos esperados sobre el tipo de cambio y la tasa de interés, ni las medidas adicionales para contrarrestar esos efectos.
En definitiva, es un proyecto engañoso y poco claro. Así es.
Si la sociedad chilena ha manifestado su acuerdo con hacer un esfuerzo adicional y solidario para financiar la reconstrucción, entonces lo que se esperaba era que el Gobierno presentara un proyecto plenamente coherente con ese propósito.
Adicionalmente, esta iniciativa es a lo menos insuficiente para la magnitud del daño. Todos los especialistas, chilenos y extranjeros -y se lo señalaron así al Presidente Sebastián Piñera en Nueva Orleans-, han estimado que el proceso de reconstrucción tomará, en el mejor de los casos, cinco años, y en el más probable, diez. Por lo tanto, no se explica que se busque solo una mayor recaudación para los dos primeros años y se arriesgue un déficit para los años sucesivos.
En esto quiero ser muy clara, señor Presidente: la preocupación de la Democracia Cristiana y de la Concertación es evitar que los habitantes de las Regiones afectadas queden en la indefensión y el abandono luego de agotados los fondos extraordinarios; es decir, que solo sean atendidas las personas que alcancen a beneficiarse en los dos primeros años y se cree una lista de espera eterna para quienes no estuvieron entre los privilegiados de la primera etapa.
En ese contexto, debe quedar claro que la voluntad de la Democracia Cristiana y de la Concertación es llegar a un acuerdo y perfeccionar este proyecto, para lo cual parece conveniente aprobar algunas propuestas. Por ejemplo:
1) Disminución de los beneficios del DFL 2 a causa de los abusos existentes y el traspaso de recursos fiscales a sectores de altos ingresos.
2) Sobretasa en contribuciones de bienes raíces con avalúo fiscal mayor.
3) Uso de los recursos de la Ley Reservada del Cobre.
4) Aumento del impuesto al tabaco (lo comparto).
Y en este punto quiero detenerme.
En 1998, cuando el Presidente Eduardo Frei propuso compensar una rebaja de aranceles con un alza del impuesto al tabaco, la Derecha recurrió al Tribunal Constitucional señalando que ello era "confiscatorio" y "manifiestamente desproporcionado e injusto" (se subía el impuesto de 55,4 a 60,4 por ciento). Y se expresó: "Esta situación es manifiestamente contraria a un orden público económico basado en la libre empresa y en la subsidiariedad del Estado. Consecuentemente, una ley que incrementa el umbral de los tributos en términos que implica afectar el derecho a desarrollar una actividad económica lícita, indudablemente impide su libre ejercicio y es inconstitucional".
¿En qué ha variado la Constitución defendida en aquella época para que la Derecha cambie tanto de opinión y sea ella misma la que pide aumentar el impuesto en comento?
Lo señalo porque demuestra un cambio de parecer respecto de materias en las que claramente no hay dogma, y además, para reivindicar más aún nuestro derecho legítimo, hoy como Oposición, a intentar diálogo y acuerdo en torno a estos asuntos.
Tenemos reparos, pero también propuestas que siempre hemos querido conversar sobre algunos temas que a nuestro entender, tal como están presentados, son negativos y acerca de los cuales el Gobierno debe abrirse a hablar con los Senadores de la Concertación en el Parlamento:
a) Cambios en el mal llamado "royalty".
Esta es una medida altamente negativa, por varias causas:
-En un país soberano, los gravámenes no son voluntarios, sino obligatorios. Por lo tanto, resulta cuestionable en su esencia que se establezcan de esta manera.
-En la propuesta del Presidente Sebastián Piñera se incrementan los tributos por un período muy breve con relación al prolongado beneficio de invariabilidad tributaria que se ofrece. En definitiva, son las empresas quienes determinan cuándo tributan.
-La invariabilidad establecida debiera discutirse en detalle, y el Gobierno no ha entregado los antecedentes para un análisis serio.
Creo que en este punto perfectamente podríamos discutir como alternativa la elevación de la tasa del impuesto a la renta de las grandes empresas, en forma de consignar un tributo que grave obligatoriamente a las grandes mineras y a otras empresas de gran tamaño y que probablemente tengan ganancias oligopólicas en sectores no mineros. De ese modo se evita la selectividad tributaria, que ha sido cuestionada por motivos constitucionales.
b) Impuesto de timbres y estampillas.
Aquí quiero ser clara, señor Presidente.
La ley Nº 20.259 -el Senado aprobó en 2008 el proyecto pertinente- eximió de manera permanente y definitiva a las micro, pequeñas y medianas empresas del impuesto de timbres y estampillas al permitirles descontarlo del pago del IVA. Por lo tanto, ya están beneficiadas a permanencia.
Podríamos discutir sobre la materialización del descuento, pues los representantes de la CONUPIA señalan que el sistema es engorroso; pero no nos resulta factible desconocer que el beneficio existe.
Al respecto no cabe tener dos opiniones. El Senado aprobó dicho beneficio. No se puede pretender hoy que no existe y acusarnos de estar negando una posibilidad con la que ya se cuenta.
Por consiguiente, nuestro reparo es a no incorporar en ese beneficio a las grandes empresas. Podemos revisar a quiénes lo extenderemos en las medianas, recalificando el universo de la exención.
c) Está finalmente el alza transitoria del impuesto de primera categoría en las grandes empresas.
No voy a explayarme sobre esta materia. Mucho ya han expresado acerca de ella mis colegas de la Concertación. Lo único que diré es que no comparto lo señalado en orden a que las alzas deben ser transitorias porque la emergencia tiene este carácter.
Bajo esa premisa, todos los beneficios tendrían que seguir la misma lógica. Y si así fuera, deberíamos discutir cuánto dura la emergencia. Claramente -y no voy a reiterar argumentos-, al menos dos períodos presidenciales, lo cual, en simples matemáticas, equivale a cuatro veces el lapso considerado por el proyecto de ley.
Señor Presidente, ayer se efectuaron en este Hemiciclo una serie de aseveraciones que no puedo dejar de responder.

1.- Sobre el actual déficit fiscal y las afirmaciones de que la Administración anterior habría dejado un significativo déficit, de aproximadamente 2 mil 500 millones de dólares, es importante manifestar:
a) El referido Gobierno de la Concertación dejó las arcas fiscales en una situación única en la historia de nuestro país.
b) El actual déficit fiscal equivale a alrededor de 1,1 por ciento del producto interno bruto. Él se contempló en la Ley de Presupuestos para el año 2010. Por lo tanto, no solo fue conocido sino también aprobado por el Congreso, y consiguientemente, por este Senado. No hay gasto que no haya sido parte del Presupuesto.
c) En los tres años previos, el superávit alcanzó a 21,8 por ciento del PIB. Es decir, un año de déficit y tres de superávit fiscal.
d) Adicionalmente, el Presupuesto de 2010 fue construido con un precio del cobre de 2,7 dólares por libra. Dicho precio acumula este año un promedio de 3,1 dólares la libra.
e) Pero no es solo eso. Chile cuenta también, por decisión del Gobierno de la Concertación precedente, con activos financieros resguardados en el FEES (Fondo de Estabilización Económica y Social), en el Fondo de Reserva de Pensiones, y con otros activos del Tesoro Público, que totalizan a la fecha más de 16 mil millones de dólares.
f) Como si aquello no fuera suficiente, Chile, lejos de la realidad internacional, registra una deuda pública ínfima, equivalente solo al 6,2 por ciento del PIB. Países desarrollados exhiben hoy una deuda de 50 y hasta 100 por ciento de su producto interno bruto.
g) Finalmente, el anterior Gobierno de la Concertación, al que se ha señalado como "el Gobierno de los ineficientes, del cuoteo, de los inoperantes", ha dejado al "Gobierno de la excelencia y de los mejores" más de 450 millones de dólares de libre disposición -cifra inédita en la historia del país- y la posibilidad, en virtud de la Ley de Presupuestos vigente, de un nivel de endeudamiento de hasta 6 mil millones de dólares. Eso, sin mencionar que al 21 de abril se han reasignado y gastado, como lo informó el Ministro de Hacienda en el Congreso, más de 700 millones de dólares. Pero hasta la fecha ese Secretario de Estado no ha respondido cómo y dónde se han gastado esos recursos.
2) Han dicho que la Democracia Cristiana dio una orden de partido a sus Senadores; que eso no corresponde, por ser inconstitucional, y que a ellos jamás se les ocurriría, como Senadores, hacer algo así con sus parlamentarios.
Solo quiero recordar dos oportunidades que han venido a mi memoria (y Google me permitió encontrar la información):
1º La instrucción de Renovación Nacional a sus parlamentarios para que no apoyaran el proyecto de royalty a la minería.
2º La instrucción que se dio a los parlamentarios, bajo amenaza de multa en caso de no acatarla, de aprobar la acusación constitucional contra la Ministra Provoste.
Además, deseo expresar que, a diferencia de ambos casos, la Democracia Cristiana no ha dado hoy orden de partido -en realidad, no necesitaba hacerlo- ni ha amenazado con multa a sus Senadores.
Y cito el acuerdo de la Junta Nacional de mi Partido, porque en este punto se ha mentido y desinformado a la opinión pública.
Dice:
"Del mismo modo, en el Proyecto de Ley de financiamiento de la reconstrucción, el Gobierno ha propuesto subir transitoriamente ciertos impuestos y otorgar beneficios tributarios permanentes.
"Anunciamos desde ya, que nuestros parlamentario legislarán a favor de un aumento permanente de impuestos.
"Hacemos un llamado a la derecha y a su gobierno para que concordemos un ajuste tributario permanente que permita financiar la reconstrucción y corregir las severas deficiencias que posibilitan que algunos paguen menos de lo que deben".
3) Finalmente, quiero señalar que se ha sostenido que somos intransigentes y que habríamos manifestado: "o es permanente el aumento o no hay voto".
Señor Presidente, ¿no hemos sido nosotros, en la Concertación, todos juntos -el Partido Socialista, el Partido Por la Democracia, el Partido Radical Social Demócrata y la Democracia Cristiana-, los que hemos insistido incansablemente en que deseamos conversar con el Gobierno? ¿No han sido los parlamentarios de Derecha quienes han sostenido públicamente que, o se vota el proyecto tal como lo envió el Ejecutivo, o prefieren perderlo?
¿Quién es el intransigente?
Más aún, yo pregunto -y lo hago en nombre de Parral, Retiro, Cauquenes, Chanco, Pelluhue, Longaví, Linares, Colbún, Villa Alegre, Yerbas Buenas y San Javier; pero también en nombre de las Regiones Metropolitana (allí fui Intendenta), de Valparaíso, del Libertador Bernardo O`Higgins, del Biobío (donde nací) y de La Araucanía-: ¿no es justo que pensemos (y recojo las palabras de mi colega de circunscripción) "que son otros los objetivos que están detrás de este debate" y que el Gobierno pretende usar el terremoto a los efectos de lograr beneficios permanentes para quienes tienen más, en detrimento de aquellos que sufrieron la tragedia del 27 de febrero, incluyendo en el costo no solo a las familias de estos sino a las de Chile entero, hipotecando su futuro?
Ayer la Ministra Von Baer le mostraba a todo el país el despliegue comunicacional hecho para que los chilenos sepan cómo se seguirán los partidos del Mundial de Fútbol desde La Moneda.
Le pido a la Ministra Von Baer que instale el mismo sistema y proceda a igual despliegue informativo para realizar un seguimiento a lo que ocurre en cada una de las comunas que sufrieron los efectos del terremoto del 27 de febrero último.
Señor Presidente, aprobaré en general el proyecto -en la contradicción reseñada también por el Senador señor Gómez-, pero reiterando que deseamos más recursos, para que todos los chilenos sigan teniendo oportunidades, y reafirmando que siempre legislaremos pensando en el bienestar de Chile.
He dicho.

El señor PIZARRO (Presidente).- Varios Comités han solicitado abrir la votación.
Consulto a la Sala al respecto.

El señor NAVARRO.- No hay acuerdo, señor Presidente.

El señor PIZARRO (Presidente).- No hay acuerdo.

El señor CHADWICK.- ¿Y sin reducción de tiempo?

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Longueira.

El señor LONGUEIRA.- Señor Presidente, se está planteando abrir la votación sin reducir el tiempo de las intervenciones. Entiendo que habría acuerdo para ello.

El señor PIZARRO (Presidente).- Debo informar que hay todavía doce Senadores inscritos. Si cada uno emplea 15 minutos -lo digo muy fraternalmente- y abrimos la votación, necesitaremos tres horas más de sesión. Y no me gustaría que el último orador hablara solo en la Sala.
Formulo esa prevención. Pero si Sus Señorías quieren, procederemos así.
Acordado.
En votación la idea de legislar.
En todo caso, pido no olvidar que al final de la intervención hay que votar.
--(Durante la votación).

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Longueira.

El señor LONGUEIRA.- Señor Presidente, la verdad es que todos estamos con problemas de comunicación frente a la opinión pública: lo que se ha dicho no se dijo; lo que se lee no se ha dicho, etcétera.
Esa es la cuestión que estamos enfrentando: hay una dificultad comunicacional entre nosotros.
Lo cierto es que debemos estar explicando un alza de impuestos que no es muy tradicional; Sus Señorías la consideran insuficiente, en fin.
Ayer tuve tiempo para leer el Programa Presidencial de Frei, y en ninguna parte vi que se propusiera subir los tributos.
Me acaban de decir que se sugirió.
Si alguien tiene ese Programa por ahí, sería muy importante que me lo hiciera llegar, para saber en qué parte la Concertación expresó que había que elevar los impuestos.

El señor ROSSI.- Estaba en el Programa de Navarro.

El señor TUMA.- Tampoco se sabía del terremoto.

El señor LONGUEIRA.- Lo que sí encontré ayer -y Sus Señorías no lo han entendido- fue que el señor Ministro de Hacienda, al entregar las cifras, se refirió a un déficit adicional que se generó a raíz de muchos gastos que no estaban aprobados en la Ley de Presupuestos.
Uno de los más importantes dice relación al establecimiento de cierto monto para el reajuste del sector público. Como nos hallábamos en un año electoral, la cifra fue incomparablemente mayor.
Por lo tanto, tenemos un déficit no contemplado en el Presupuesto -esto es lo que deben entender- de 1.120 millones...

El señor ESCALONA.- No es así, señor Senador.

El señor LONGUEIRA.- Perdón: 2.500 millones de dólares.
En consecuencia, hay que hacer la suma en el cuadro entregado por el señor Ministro de Hacienda, que, según he visto, no ha sido desvirtuado por nadie. Porque si aquí hubiesen dicho "Queremos más impuestos para pagar el déficit que dejamos", en una de esas podríamos agregarnos. Pero no hemos escuchado a nadie señalar que quiera aumentar tributos para cubrir el déficit que se generó el año anterior.

El señor LAGOS.- Igual tienen que financiarlo.

El señor LONGUEIRA.- Entonces, aquí nos encontramos frente a un problema en que es relevante, no la votación general, sino la particular. Ahí vamos a decir si habrá o no recursos.
Ahora, el problema que afrontan ustedes radica en que, si no apoyan la forma como el Gobierno desea financiar la reconstrucción, van a ser responsables ante la opinión pública por no haber otorgado los fondos necesarios y quedarán en una posición muy incómoda.
A nosotros nos ocurrió aquello con harta frecuencia: durante 20 años tuvimos que pronunciarnos muchas veces sobre redacciones bastante bien hechas, respecto de las cuales se nos obligaba a votar en contra de lo que queríamos, pues de otro modo habríamos quedado muy mal frente a la ciudadanía.
Ustedes están saliendo por primera vez al pizarrón. Y -reitero- tal situación es bastante incómoda. Nosotros la vivimos durante 20 años.
En todo caso, afortunadamente, al país lo pilló el terremoto bajo el Gobierno de la Alianza y no de aquel que vimos a través de las grabaciones en video de la ONEMI.
Se ha propuesto, pues, una fórmula de financiamiento inteligente y equilibrada, que no sigue aumentando el déficit que ustedes nos dejaron. Porque lo que muestra el Gobierno en sus cuadros es el propósito de obtener parte de los recursos del Fondo del Cobre -muy poca referencia se ha hecho a ello- y del Fondo de Estabilización Económica y Social (algunos postulaban que recurriéramos a él).
A decir verdad, señor Presidente, a Chile no le faltan recursos: le sobran.
Afortunadamente, gracias al precio del cobre y a la minería privada, hoy nuestro país cuenta en aquellos Fondos con mucho dinero que le permite enfrentar los efectos cíclicos de la economía, como lo vimos en el pasado.
Entonces, un conjunto de elementos van a contribuir a una mayor recaudación: el Fondo de Estabilización Económica y Social, el Fondo de Compensación del Cobre, la venta de activos.
Ahora, el Gobierno ha sido muy transparente. El problema estriba en que lo ha sido en demasía. Y les ha entregado mucha información...

El señor LAGOS.- ¡Estamos mareados con ella...!

El señor LONGUEIRA.- ...sobre cómo va a financiar la reconstrucción.
Ya les señaló que habrá venta de activos. Y es un error político habérselo anticipado.
Y existirá otra forma de financiamiento, a la que quizá Sus Señorías nunca hubiesen recurrido.
Porque siempre se propone algo como si no provocara efectos, señor Presidente.
"Subamos los impuestos", se dice aquí, como si eso no tuviera impacto en el crecimiento.
Nosotros creemos en el crecimiento económico, señor Presidente.
Ayer la Senadora Matthei hizo en esta Sala una brillante intervención sobre el particular. Pero después el Senador Escalona consideró temeraria su afirmación en el sentido de que si, en promedio, durante cuatro años crecemos, en lugar de 2,8 por ciento -como ocurrió en la Administración de la Presidenta Bachelet-, 3,8 por ciento, ello significará 4.000 millones de dólares adicionales.
Estimo relevante que expliquemos bien eso. Me habría gustado que lo hubiese precisado el Senador señor Gómez, por ejemplo, para que al menos la gente que nos puede ver, que es muy poca, entienda la importancia del crecimiento. Porque, efectivamente, se recaudan 4.000 millones de dólares. Pero aquí se dijo que era temerario sostener eso.
Lo temerario, señor Presidente, es que todavía no compartamos cuánto se recauda por crecimiento. Porque sin este no hay equidad.
¡En eso creemos nosotros! ¡Esa es la gran diferencia!
Estamos aquí en una discusión ideológica, con visiones completamente distintas.
En todo caso, lo único coherente de Sus Señorías es que deben votar en contra.
¿Por qué se pronuncian a favor?
Cuando uno los escucha, también se confunde, como dijo el Senador Gómez.
¡Sean consecuentes!
El problema reside en que deben votar a favor porque no tienen cómo explicarle a la gente un pronunciamiento en contra.
Sin embargo, cuando voten negativamente en la discusión particular, nosotros sí que le explicaremos a la ciudadanía el significado de ello.
La cuestión es así, lamentablemente.
Si votan contra el royalty, habrá menos recursos. Si votan en contra en el caso del impuesto de timbres y estampillas, deberán preguntarse a quién irrita el pago pertinente.
Siendo porcentual dicho tributo, es obvio que quien pide un crédito más grande contribuye en mayor medida. Pero se trata de un impuesto muy regresivo. La gente común y corriente tiene asociado que en cada préstamo de consumo y en todo crédito hipotecario hace un pago injusto.

El señor LAGOS.- En eso estamos de acuerdo.

El señor LONGUEIRA.- Entonces, aprueben la proposición pertinente.
Ustedes bajaron a cero el mencionado impuesto, para reactivar el país; y nunca le escuché a nadie plantear dejarlo para las grandes empresas. En cambio, ahora, cuando el Gobierno propone reducirlo a 0.6, todos dicen: "Dejémoslo para las grandes empresas".
Salgamos al pizarrón y votemos. Si ganamos, quedará en 0.6, y ustedes, en el próximo Programa Presidencial, podrán proponer subirlo a 2, a 3 o a más.
¡Háganlo cuanto termine este Gobierno! ¿Cuál es el problema? Voten ahora a favor e incluyan después el punto en el programa de su próximo candidato a Presidente -porque en el del año pasado no se contemplaba un alza de impuestos-, donde tendrán la oportunidad de plantearlo respecto de los grandes contribuyentes, de los que ustedes quieran. Pronúnciense por la aprobación, entonces, porque un millón de chilenos -para que dispongan del dato- realizan transacciones y pagan ese tributo, que es irritante.
Se afirma que si se baja el impuesto se registrarán 400 millones de pesos menos de recaudación. Creo que, a pesar de los resultados del SIMCE, la gente sabe que tiene lugar una disminución con una medida semejante. ¡Hasta ese punto ello se entiende!
Pero lo que sí constituye un engaño es sostener que, terminado el actual Gobierno, se percibirá menos por concepto de impuestos. ¡Se obtendrá mucho más, señores Senadores! El rendimiento se incrementará, no bajará, con la reforma tributaria. Por lo tanto, no tratemos de inducir a la gente a un equívoco.
¿Se recibirá menos si se baja el impuesto de timbres y estampillas? Los del SIMCE responderían todos afirmativamente. Porque ello es efectivo. Pero se va a recaudar una mayor cantidad por la vía de otros tributos y, por cierto, con el crecimiento.
Y eso es lo que nosotros buscamos. Queremos impuestos más eficientes que nos permitan continuar con los gastos que debemos efectuar en la Administración.
Ahora se hace referencia a la invariabilidad. La verdad es que lo único que estamos "vendiendo" -y me gustaría discutir el punto a lo mejor con un mayor grado de rigor- es la seriedad del país. Porque la invariabilidad se transa, se vende. ¡No estamos vendiendo el cobre, sino invariabilidad!

El señor LAGOS.- ¡Por segunda vez!

El señor LONGUEIRA.- Ese es el producto.
Entonces, como existe invariabilidad y queremos pedirles a las grandes empresas mineras que colaboren con la reconstrucción -lo único que se lograría con votar en contra es que no lo hicieran, caso en el cual les diríamos a todos los chilenos que ello se debería al rechazo de la Concertación-, el Gobierno, ingeniosamente, propuso algo que consiste en no respetarles la palabra dada.
Porque hubo un Primer Mandatario que nos dejó inmovilizados por varios gobiernos. Ayer reclamaban algunos: "Quieren dejarnos inmovilizados por varios períodos presidenciales". ¡Pero si fue un Gobierno de ustedes el que hizo tal cosa! ¡Si la invariabilidad dura hasta 2017, lo que entiendo que comprende varios períodos presidenciales! Pero ahora la proposición proviene de nuestro Gobierno y ustedes dicen: "¡Qué increíble!".
¡No! ¡Ello debiera extenderse por todas las Administraciones! Cuando se ofrece la invariabilidad, no tiene que mediar un plazo. Y me parece de país bananero que la estemos vendiendo. Por eso, presentamos una reforma...

El señor LAGOS.- ¡Sobre todo, barata...!

El señor LONGUEIRA.- Se puede debatir si lo es o no.

El señor LAGOS.- ¡Eso es lo que estamos haciendo!

El señor LONGUEIRA.- ¡No! Estamos discutiendo cuán barata puede ser nuestra seriedad.
Entonces, ¡pónganse de acuerdo! Porque algunos reclaman de lo que ustedes mismos hicieron. Lo que está proponiendo el Gobierno es alargar ocho años el plazo. Entiendo que el impuesto específico a la minería fue aprobado hace ya cinco años. Por lo tanto, se está ampliando el período.
Así que voten en contra...

El señor LAGOS.- Lo que procede, señor Presidente,...

El señor LONGUEIRA.- Creo que es muy importante que nos pronunciemos. Porque si ustedes optan por el rechazo, las empresas mineras no van a contribuir a la reconstrucción. Y se está buscando un mecanismo para que puedan hacerlo, dado que la invariabilidad rige hasta 2017. Por lo tanto, ¡será preciso votar, no más!

El señor TUMA.- Ellas elegirán.

El señor LONGUEIRA.- Políticamente, ¿cuál es la gran ventaja? No lo dijeron, pero lo transmitieron así. En lo único que aquí estamos todos de acuerdo es en cuanto al impuesto al tabaco. Hasta le cambiaría el nombre a la iniciativa y le pondría: "Aumento del impuesto al tabaco". Porque la Democracia Cristiana -eso es lo que entendí- expone que si el incremento tributario no es permanente, votará en contra. ¡Perfecto! ¡Cae lo relativo a la primera categoría! Después, el royalty: se votará en contra; timbres y estampillas: se votará en contra. O sea, únicamente concordamos -repito- en el alza del impuesto al tabaco.

El señor NAVARRO.- Y respecto del alcohol.

El señor LONGUEIRA.- Entonces, creo que llegó la hora de votar. ¡Es muy simple!
Y no se refugien Sus Señorías en la votación con motivo de la discusión general, ya que la "salida al pizarrón" no es aquí. En el fondo, ni siquiera en esta parte se atrevieron al rechazo. Porque, con todo lo que han expresado, no sé qué más sería preciso agregarle al proyecto para que lo desecharan. No se han referido a favor de ningún punto de su contenido.

El señor LAGOS.- Esas apreciaciones son injustas.

El señor LONGUEIRA.- Al menos desde nuestro punto de vista, estimamos conveniente compatibilizar los recursos que requiere la reconstrucción del país por lo menos para los próximos cuatro años. Si ustedes los consideran insuficientes, propongan, al término de ese período, el aumento de todos los impuestos que necesiten. Y ahí veremos a quién elige la gente.
Pero, en la etapa que he indicado, señor Presidente, estos son los fondos que se precisan. El financiamiento está claro. El Gobierno ha sido de una transparencia total, y, tal vez, hubiera sido innecesaria una mayor explicitación en el debate. ¡A lo mejor, ha faltado experiencia política...!

El señor LAGOS.- ¡Ha sido locuaz...!

El señor LONGUEIRA.- De lo que no cabe duda es que el próximo martes llegará la hora de la verdad. Y quiero recoger algo muy importante.

El señor LAGOS.- ¡Dígaselo al señor Ministro, Honorable colega...!

El señor LONGUEIRA.- Aquí se hallan en juego no solamente los recursos para la reconstrucción, sino también la forma como se gobernará en los siguientes cuatro años. ¡Ese es el gran problema! La Oposición ha instalado un "gallito" y, como muy bien lo indicó ayer el Senador señor Lagos, se plantea el modo en que se procederá en el futuro. Porque eso es lo que también se halla involucrado en el debate: la manera en que se va a relacionar el Gobierno con quienes constituyen la mayoría en nuestra Corporación. Por eso, es muy importante que este tenga claro que, si cede en la discusión, deberá gobernar con ella, dispuesta a poner la mayor cantidad de obstáculos en todo lo que se propone.
Por lo tanto, no solamente está en juego la forma en que vamos a financiar la reconstrucción y generar el crecimiento económico que buscamos. Porque nosotros no queremos únicamente recaudar, sino también hacer posible que el país crezca a 6 por ciento. Ayer, la Senadora señora Matthei expuso en forma precisa lo que ello significa para el país. Se observa una diferencia enorme, entonces, y es necesario zanjarla. Cada uno asumirá las consecuencias.
En mi opinión, el Gobierno ya cedió en algo muy importante al eliminar del proyecto, luego de escuchar u oír varias opiniones -no sé cuál es el concepto exacto que aquí se ha planteado-, la depreciación acelerada. Y ahora les expone a ustedes y al país una forma de financiamiento.
Concluyo, señor Presidente, destacando que entre las pocas intervenciones constructivas que se han registrado se encuentra la del Honorable señor Letelier, cuya proposición el Gobierno debiera atender y ojalá incorporar. Lo que Su Señoría ha planteado para obtener mayores recursos me parece muy novedoso y un gran aporte. Si ello se genera con la repatriación de fondos, me parece que esta es una posibilidad que se debiera contemplar.
No sé si el tiempo para ello es suficiente -entiendo que el Gobierno ya discutió el punto-, pero, dado que es algo propuesto por ustedes, pienso que sería inteligente considerar un escenario que permitiera traer más recursos para financiar el déficit que nos dejó el Gobierno de la Concertación en el presupuesto del año pasado.
Gracias.

El señor PIZARRO (Presidente).- ¿Cómo vota, Su Señoría? Es importante dejar consignada su posición después de estos largos minutos.
El señor LONGUEIRA.- Apruebo, señor Presidente.

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.

El señor NAVARRO.- Señor Presidente, muchos pueden recordar la figura de Olafo, que aparecía hace muchos años en El Mercurio -en mi casa compraban Las Noticias de Última Hora y Clarín, y el domingo, ese otro diario-, historieta en la que un verdugo con capucha cobrador de impuestos era el terror de las comunidades vikingas.
Esa función no es fácil. ¿A quién le gustan los tributos? Esa es la gran pregunta.

La señora RINCÓN.- ¡A nadie!

El señor NAVARRO.- Porque la paradoja es que los Gobiernos siempre quieren disponer de dinero, como decía el Senador señor Gómez, y quieren más impuestos. Y la Oposición, en general, siempre tiende a restringir estos, sobre la base de que son malos para los ciudadanos.
Aquí, sin embargo, es al revés. Le decimos al Gobierno que queremos darle más plata para que el señor Piñera cumpla su programa y gobierne cuatro años, de modo que se cuente con todo el dinero del mundo para poder llevar a cabo el primero, y responden que no. La pregunta es por qué se aplican ahora.
Si no se hubieran registrado un terremoto y un maremoto, no nos hallaríamos abocados al presente debate.

El señor ALLAMAND.- Así es.

El señor NAVARRO.- Ni el programa de Frei ni el de Piñera contemplaban un alza de impuestos. Más bien, ello se encontraba en el programa de Navarro y, después, en el de Marco.

El señor LONGUEIRA.- ¡Bravo...!

El señor PROKURICA.- ¡Muy bien...!

El señor NAVARRO.- Era preciso efectuar una reforma para ampliar, por cierto, los impuestos a las grandes empresas, ya que el esquema tributario -lo discutimos durante largo tiempo- era más bien precario. Algunas de ellas enfrentan pocos impuestos.
Quiero consignar que cumpliré mi palabra. Y he anunciado que voy a votar a favor. Apoyaré el proyecto de ley, porque estimo que la reconstrucción es ineludible, necesaria, y que a un Presidente no se le puede juzgar a los tres meses por lo que hará durante su Gobierno, menos aún ante una tragedia como la que hemos vivido. A ninguno de los candidatos presidenciales le hubiera gustado enfrentar una oposición semejante en medio de una crisis.
¡Porque nos hallamos en medio de una crisis! ¡A quien crea que nos encontramos hoy día en la concreción del programa de Gobierno se le puede señalar que no es así!
Oponerse a un programa que no se compartió es legítimo, razonable. Aquí estamos definiendo una normativa legal para el financiamiento de la reconstrucción y no una reforma tributaria.

El señor BIANCHI.- Eso es.

El señor NAVARRO.- Y, claramente, voy a aprobarla, por lo tanto.
He planteado en forma pública que voy a votar a favor de la totalidad de los artículos. Y he formulado dos observaciones, relativas a la invariabilidad y la inclusión del impuesto al alcohol.
¿Por qué lo de la invariabilidad? Creo que no es justo, frente a tamaña catástrofe, hacer recaer sobre los hombros de un solo Gobierno, en cuatro años, el costo de la reconstrucción. Eso no hubiera ocurrido en ningún país. Salvar en ese período los 30 mil millones de dólares, los 10 mil millones, los que sean, no parece apropiado. Todo indica que la tragedia tiene que distribuirse más homogéneamente, incluso más allá del Gobierno actual, porque los daños y la reconstrucción van a durar un tiempo que lo excede, sin finiquitarse en 2013.
En la Región que represento, ASMAR, el principal astillero desde California hasta el cabo de Hornos, no va a estar listo ese año ni tampoco desarrollada toda la inversión. Y, por lo tanto, los próximos Gobiernos también tienen que asumir una responsabilidad.
La crisis sigue vigente. Aún no comienza la reconstrucción, porque todavía no termina la emergencia. ¡Esta no ha concluido en los campamentos, en los lugares donde se ha perdido el empleo!
En la Región del Biobío, 55 por ciento de la industria se halla paralizada: ENAP, Huachipato, las pesqueras, las plantas de celulosa. Están caídos los puentes y se registran 70 mil viviendas dañadas y 15 mil puestos de trabajo perdidos de manera directa e irrecuperables en el corto plazo. Las dificultades persisten en Talcahuano, Concepción, Tomé, Dichato, Perales, Lota, Coronel, Lebu.
Y por eso señalamos, entonces, que quisiéramos conversar con el Gobierno respecto de la forma como apoyarlo en la reconstrucción. Para ello, la pregunta acerca de cuánto vale esta última resulta esencial. ¿Son 30 mil millones de dólares? A mi juicio, el debate respecto de ese costo se salda con una lógica impecable y razonable: va a valer lo que cueste llevarla a cabo. Esa es una ecuación que se resolverá de manera sucesiva, año a año, en la Ley de Presupuestos.
Y si falta dinero va a ser un problema del Gobierno, no de la Oposición. En consecuencia, el primero es el que tendrá que determinar cómo enfrenta el déficit que no logre cubrir la actual Administración y que se deberá asumir después de 2013.
Por cierto, se suscitan dudas al respecto, porque un debate siempre es fructífero.
¿Se va a crecer a 6 por ciento? La Senadora señora Matthei expresó que el promedio de los gobiernos de la Concertación fue de 2,8 por ciento en los últimos cuatro años. Un punto anual más -para aclarar la posición de ayer- importa una recaudación de 4 mil millones de dólares, en total. Y me parece que esa argumentación es extremadamente válida.
Pero surgen las interrogantes. La primera se la expuse al señor Ministro de Minería respecto de la voluntariedad del acceso de las mineras a la propuesta acerca del royalty. La respuesta fue: "Es pega nuestra hacer que la acepten".
O sea, esa no es pega del Congreso. Nosotros despachamos la ley y dependerá de las empresas si se adscriben al nuevo régimen.
Las preguntas se refieren a cómo se logrará el financiamiento. El Senador señor Letelier, quien ha hecho ahora una propuesta interesante que ha sido recogida por el Gobierno -entiendo que nos acercamos a algo deseable, cual es la búsqueda de acuerdos-, nos entregó un cuadro demostrativo de que en el año en curso el déficit es de 40 por ciento. Esto es para el Ministro de Hacienda. La distribución señala que los ingresos tributarios representan 3 por ciento; las donaciones, 3 por ciento; reasignación, 15 por ciento; reserva del cobre, 6 por ciento; bonos soberanos, 32 por ciento. El crecimiento económico no se incorpora.
Y para 2013 la variación es similar: control de evasión, 6 por ciento, lo que resulta interesante; ingresos tributarios, 16 por ciento; donaciones, 2 por ciento; reasignación, 14 por ciento; reserva del cobre, 3 por ciento; bonos soberanos, 7 por ciento; crecimiento económico, 37 por ciento. Aún así, falta 14 por ciento.
Aquí se percibe que, más allá del debate técnico-económico, no podemos equivocarnos frente al país respecto de si vamos a contar con los recursos: debemos obtenerlos. Y será preciso asegurarlos.
Repito que esta no es una reforma tributaria: se trata de un proyecto de ley de financiamiento. Se despacharon reformas tributarias parciales con relación al impuesto a la renta, que de 10 por ciento pasó a 17 por ciento; se aumentó el IVA; se luchó contra la evasión. Y lo que reitero de manera muy responsable, sin eludir el hecho de que hoy no estoy en la Concertación, pero pertenecí a ella y mis mejores amigos están ahí -por cierto, sigo siendo socialista, y no reniego ni un milímetro de ello-, es que esa coalición, en 20 años, no expuso una reforma tributaria global como la que hoy se demanda. Y no creo que sea responsable ni serio plantear un debate en 15 días.
Estoy disponible, en los tres años y medio que me quedan, para levantar una propuesta completa tendiente a dar coherencia a un régimen tributario moderno, flexible, que permita financiar, en definitiva, a los Gobiernos y lograr una mejor distribución del ingreso, en un país donde esta es criticada, lo que comparto.
Construyamos esa modificación luego de la ley en proyecto. En quince días no vamos a resolver el punto. Y afirmo que la Concertación va a tener que votar al final igual a favor de la iniciativa en debate. Es una mala batalla. No han leído a Sun Tzu en El Arte de la Guerra: estamos contra el río y el cerro. Porque esto lo vivimos cuando estábamos en el Gobierno, ya que cuesta mucho explicar por qué no se aprueba una normativa que financia las necesidades de los más débiles.
Creo, sin embargo, que existe espacio para los acuerdos. Así lo expresaron los Senadores señores Larraín y Longueira. Si el Ministro señor Felipe Larraín ha llegado sin una cuenta corriente a esta Corporación, no es un buen Secretario de Estado. Tiene que venir con un saldo de caja importante para que se concreten.
Y a algunos que han criticado mi posición de apoyo al proyecto de financiamiento del Gobierno del Presidente Piñera, porque es "un acuerdo con la Derecha", ¡solo les recuerdo que la Concertación llegó a concordancias con ese sector durante 20 años, completos, en el Senado! Por lo tanto, si lo hizo cuando era Gobierno, hoy día puede hacerlo como Oposición.
La cuestión va a depender, entonces, del modo como se obtenga la coincidencia. Y estimo que sería una victoria pírrica para el Gobierno usar una posición dominante y muy favorable para someter absolutamente a la Oposición, porque pueden quedar heridas muy profundas. Como resta todavía un largo período a la Administración actual y se entiende que los consensos a que se llega en el Senado hacen gobernable al país, cabe pensar que aun cuando se cuente con los votos para aprobar el proyecto de ley tiene que mediar necesariamente un acuerdo, porque no basta vencer en esta batalla: en muchas otras deberán predominar el bien común y la visión de Estado. Y, por lo tanto, no porque se tenga la fuerza se podrá emplearla amplia y abusivamente.
Espero que se abran posibilidades para las propuestas de los Senadores señores Zaldívar y Lagos, que son de concordancia y acercamiento. Porque, si no, volveremos a una crítica que compartían muchos de los señores Senadores de enfrente, hoy día en el Gobierno, en orden a que el presidencialismo, la monarquía presidencial, avasalla completamente. Si ese es el esquema, no veo por dónde, entonces, va a hallarse la nueva forma de Gobierno. Cabe esperar que esta también se exprese en hechos concretos, para dar señales de cercanía a la realidad y no de la esquizofrenia que a veces reina en la política.
¿Existen espacios para los acuerdos? Por mi parte, apuesto por que efectivamente los obtengamos, en particular respecto de la invariabilidad o del royalty. Pienso que vamos a sumar, en vez de restar. El país nos observa y también ve una situación de crisis. En cuanto a ponerse de acuerdo ante esta última, he expresado que ello equivale a una invasión por parte de una nación extranjera: las diferencias se dejan de lado y se defiende la soberanía como un solo hombre.
En definitiva, sufrimos la invasión de un terremoto y un maremoto, y aún no se retiran. Nos obligan a la unidad, a los consensos, a ponernos de acuerdo. ¿Cuándo? ¿En todo? No en todo ni siempre, sino ahora, en relación con un proyecto de ley de reconstrucción que no es una reforma tributaria, sobre el cual existen diferentes visiones, pero que demanda una sola unanimidad. Se requieren recursos, que deben proporcionar los que más tienen, y los puntos de diferencia, como se ha dicho, se presentan en ese ámbito.
Los veinte votos podrán estar, pero creo que se plantea una prueba crucial para el Gobierno y la Oposición en torno a la búsqueda de un consenso.
La gente está esperando que no sacrifiquemos los subsidios que se destinaban a los comités de allegados, en relación con las viviendas destruidas. Y quiere que la Ministra del ramo entregue los 100 mil subsidios para viviendas con daños, más los 80 mil previstos para las viviendas destrozadas, y que no extendamos el terremoto a quienes no lo vivieron.
Esas personas confían en no pasar más de uno o dos inviernos en las condiciones actuales. El que se inicia lo enfrentarán en viviendas de emergencia, ojalá no en carpas.
Esperan que les demos soluciones.
A ese esfuerzo estamos convocados. Existe el tiempo necesario y prudente para ello.
No es cierto que no se han evaluado los distintos planteamientos. El Gobierno ha revisado las propuestas, y la Oposición ha hecho lo propio con las suyas. Lo que está en juego es dónde se conversan y, en definitiva, quién cede. Si esto se transformara en un "gallito" apretado para demostrar fuerza, se cometería un gran error. La ciudadanía -particularmente los sectores afectados, de todas las Regiones- nos demanda una fórmula que permita arribar a un buen acuerdo.
Como soy parte de la Oposición y aspiro a que ella en el futuro vuelva a ser Gobierno -pienso, eso sí, en una Concertación diferente a la que fue-, espero que los discursos que hoy día hemos escuchado se repitan.
En ese sentido, los emplazo a efectuar una reforma tributaria de verdad, que no sea una batalla para discutir una ley, sino una propuesta que forme parte de un programa de Gobierno.
Estoy disponible para analizar aquello, señor Presidente, como lo estoy para aprobar el proyecto que nos ocupa y para apoyar lo que se ha conversado entre el Ministro y quienes han llevado la vocería de la Oposición a fin de llegar a un acuerdo.
Siento que estamos haciendo lo mejor que podemos. Sin embargo, el tiempo se acaba. No sé cuál será la disposición de la Mesa, pero entiendo que en la tarde hay otra sesión. Si nuestro tiempo es estrecho, usémoslo para avanzar.
Señor Presidente, voy a votar que sí a la idea de legislar.
Hago un esfuerzo en el ámbito de la invariabilidad tributaria y en lo concerniente a la Ley de Alcoholes.
No parece coherente que se suba el impuesto al tabaco y no se haga lo mismo con las bebidas alcohólicas. Conversaba anoche con un amigo que tiene a su hijo hospitalizado por un accidente automovilístico ocurrido un fin de semana. Los accidentes de ese tipo producto de la ingesta de alcohol son la principal causa de muerte en los menores de 23 años. Los jóvenes en Chile fallecen por esta causa. Por eso, dejar el alcohol sin alza de gravamen constituye una concesión absurda. Es muy necesario analizar cómo incorporarlo al aumento impositivo, ya que provoca tanto daño como el tabaco.
¡Patagonia sin represas!
He dicho.
--(Aplausos en la Sala).

El señor PIZARRO (Presidente).- Senador señor Coloma, espero que exista el mismo entusiasmo al término de su intervención.
Tiene la palabra, Su Señoría.

El señor COLOMA.- Señor Presidente, cinco Senadores de la Concertación han iniciado sus planteamientos en las sesiones de ayer y hoy reclamando por la tergiversación que se hace de sus posiciones. Y se echa la culpa -lo planteó la Senadora Rincón- a un conjunto de parlamentarios de estas bancadas y del Gobierno, como si se hubiera producido una alteración en lo que fue el acuerdo de la Junta Nacional de la Democracia Cristiana sobre la materia, y que tanto debate ha generado en estos días.
Como corolario de esa supuesta mala onda que habría existido por parte de quienes aprueban el proyecto, la Senadora ha citado el acuerdo de la referida Junta. Dijo textualmente: "Del mismo modo, en el Proyecto de Ley de financiamiento de la reconstrucción, el Gobierno ha propuesto subir transitoriamente ciertos impuestos y otorgar beneficios tributarios permanentes.
"Anunciamos desde ya, que nuestros parlamentarios legislarán a favor de un aumento permanente de impuestos.".
Y reclama: "¿Qué hay de malo en eso?".
Por su intermedio, señor Presidente, le voy a decir a la señora Senadora lo que hay de malo en eso: que se tragó una palabra. Y cuando alguien hace eso, genera confusión.
¿Saben lo que señala el acuerdo de la Democracia Cristiana? "Anunciamos desde ya, que nuestros parlamentarios solo legislarán a favor de un aumento permanente de impuestos.".
Entonces, es muy simple la explicación. Si se dice: "Nuestros parlamentarios legislarán" a favor de dicha alza, no hay problema. Pero si se afirma: "Nuestros parlamentarios solo legislarán" a favor de ello, se producen los errores, las interpretaciones o las tergiversaciones a que se hace referencia.
Lo que ha ocurrido, lamentablemente, es que la Democracia Cristiana tomó una muy mala decisión. Yo sé que hay un intento de desandar el camino. Me parece razonable que las personas rectifiquen sus errores. ¡Pero no cambiemos lo que fue esa Junta y lo que generó el debate consecuente!
Digamos las cosas por su nombre: aquí hubo un esfuerzo...

La señora RINCÓN.- Le faltó leer un párrafo, señor Senador.

El señor COLOMA.- No. La Senadora Rincón se tragó la palabra clave, no me la tragué yo. Y ese fue el hecho grave que provocó este desencuentro.
Entonces, señor Presidente, detrás de esto hay un problema de fondo. Y lo señalo como parlamentario de una zona afectada.
Obviamente, como han expresado varios Senadores, todos estamos sentados aquí porque hubo un terremoto. Si no se hubiera producido, no nos encontraríamos en este debate.
Hago presente que soy contrario, en términos generales, al aumento de impuestos, porque creo que el desarrollo, particularmente el de la pequeña y mediana empresa, se da no por casualidad, sino porque hay indicadores, señales o políticas públicas que lo propician. Ello tiene que ver con un tipo de cambio competitivo. Tiene que ver con tribunales que funcionen. Tiene que ver con reglas del juego aceptables. Y tiene que ver con incentivos en materia de impuestos, en lo posible, bajos y parejos.
Esa es la forma en que, al menos desde este lado, pensamos que la sociedad funciona mejor. De hecho, si uno estudia la situación de sociedades que han procedido al revés (buscando generar palancas de desarrollo a través de los impuestos), advierte que el fracaso ha sido estrepitoso.
Entonces, ¿de qué se trata este proyecto?
Atendido el hecho de que hubo un terremoto que generó -y el Senador Navarro tiene razón- un daño que no sabemos exactamente cuánto va a costar, pero que se supone -porque cabe hacerlo- asciende a 30 mil millones de dólares, y en el entendido de que el Estado deberá asumir a lo menos 8 mil 500 millones de dólares; más el programa de Gobierno comprometido, que son 9 mil millones de dólares; más un déficit fiscal que a esta altura ya nadie niega, de 2 mil 500 millones de dólares -ese debate se efectuó con mucha fuerza en su momento-, tenemos que obtener 20 mil millones de dólares.
Ante ello, planteamos al Gobierno algo muy claro: ¿Por qué no buscamos fórmulas que permitan no recurrir a los impuestos para cubrir ese financiamiento? Y tengo la convicción de que el Ejecutivo así lo hizo.
Calculó cuánto es el máximo que puede recaudarse por crecimiento económico (7 mil 500 millones de dólares); por donaciones (300 millones de dólares), punto muy discutido en esta instancia; por control de la evasión y mejoramiento de la recaudación (mil 300 millones de dólares) -alguien preguntaba si era posible asegurar tal monto y el Director del Servicio de Impuestos Internos en la Comisión, según explicó la Senadora señora Matthei, fue muy consistente en precisar cómo obtenerlos-; por reasignación de gastos comprometidos (2 mil 900 millones de dólares); por fondos de la Ley Reservada del Cobre (600 millones de dólares), esfuerzo importante de parte del Gobierno y las Fuerzas Armadas en función de colaborar a este fin; por bono soberano (mil 500 millones de dólares); por la venta de activos prescindibles (2 mil millones de dólares), y por la emisión de deuda interna y externa (2 mil 800 millones de dólares).
El problema es que faltan algo más 3 mil millones de dólares para ser capaces de llegar en forma oportuna a esos cientos de miles de damnificados. Por eso el Gobierno planteó algo que uno tiene que estar dispuesto a oír.
Sabiendo que nosotros no somos partidarios del alza de impuestos como política permanente para estimular el desarrollo, se nos dijo: "Aquí estamos ante un problema: ¿lo resolvemos por la vía tributaria o por otras alternativas?". Por ejemplo, es posible sacar más recursos del Fondo de Estabilización Económica y Social. Pero la autoridad señaló -y con razón- que tal medida puede incidir en el tipo de cambio, lo cual provocaría que el mundo agrícola, que muchos de nosotros representamos, se expusiera a un dólar de 450 pesos, lo que causaría al final un terremoto cambiario indeseado.
Por lo tanto, me parece razonable lo que ha hecho el Gobierno al pedir el apoyo del Parlamento para obtener esos 3 mil 200 millones de dólares mediante una reforma tributaria armoniosa e inteligente -había muchas maneras de plantearlo-, que vele por no cargar el sistema en forma dramática y cuide que los efectos negativos fueran los menores posibles.
En definitiva, se propone -esto es lo que genera más recursos- un aumento transitorio del impuesto de primera categoría. Y se fija como transitorio, porque un alza permanente -cada cual tiene derecho a sus convicciones- sería una pésima señal para los efectos del desarrollo a largo plazo del país, que es lo que al final importa. Esperamos que no haya terremoto cada tres años. De lo contrario, habría que subir los tributos las veces que fuese necesario. Pero no creo que tengamos tanta mala suerte.
Se plantea también un impuesto específico a la minería. Como dijo el Senador señor Longueira, se trata de un gravamen que muchos de quienes se encuentran en las otras bancadas postularon durante varios años; pero ahora, por venir del sector oficialista, les da una especie de pudor y anuncian que votarán en contra de tal propuesta.
Les pido mayor reflexión sobre lo que significa la modificación transitoria a la Ley Reservada del Cobre, cuestión que ha pasado bastante colada pero que resulta relevante, en el entendido de que existe aquí una racionalidad y un esfuerzo por empujar todos el carro hacia el mismo lado.
Igualmente, se sugiere fijar límites a los depósitos convenidos y enmendar el impuesto al tabaco, medida que a esta altura no muestra mayor contrapeso.
Hago presente en este punto que yo por lo menos soy contrario a la idea de cambiar la Ley de Alcoholes. Lo planteo como Senador de la Séptima Región, la zona más vitivinícola de Chile y, obviamente, la más perjudicada por el terremoto. Si se aumentara el impuesto a los alcoholes, se generaría un efecto negativo en el crecimiento económico de las áreas afectadas.
Además, se establece una sobretasa al impuesto territorial y se modifica el DFL N° 2.
En consecuencia, señor Presidente -digamos aquí las cosas por su nombre-, también desde estas bancadas hemos sido muy generosos en asumir temporalmente una carga tributaria en función de que el paquete propuesto es necesario.
Reconozco haber buscado argumentos por todos lados para decir que no se precisa seguir ese camino. Muchas veces se lo planteé al Ministro de Hacienda. Pero, acreditado que sí se requiere, me parece que el mínimo de consistencia es apoyar la medida.
A mi juicio, el proyecto presenta una doble virtud, aunque algunos no la observan: junto con exigir un esfuerzo recaudatorio para las zonas más dañadas, también les da una mano a las Regiones menos afectadas mediante la rebaja del impuesto de timbres y estampillas.
Tal disminución beneficiará a más de un millón de chilenos, en especial, de sectores medios. Cada vez que personas o sociedades de tal naturaleza piden un crédito, se compran una casa o inician un negocio deben pagar un cargo a beneficio estatal de 1,2 por ciento. Esa será la tasa a partir del término de la exención.

El señor LETELIER.- Ese no es el problema.

El señor COLOMA.- Nunca en el Parlamento se discutió la diferenciación del impuesto de timbres y estampillas cuando la Presidenta Bachelet envió la iniciativa pertinente, la cual pasó casi como por un tubo.
Entonces, no me parece consistente que, habiéndose seguido determinada forma para resolver un problema, se adopte ahora otra distinta por provenir el proyecto del Presidente Piñera.
En mi opinión, aquí hay una necesidad de urgencia: mientras más se demore la aprobación de la iniciativa, más se demorará la reconstrucción. Ese es un hecho de la causa. Porque existen recursos comprometidos para 2010. Algunos Senadores mueven la cabeza como si no fuera así. Se trata de 235 mil millones de pesos, los cuales guardan directa relación con la velocidad con que se despache esta legislación.
En consideración a toda la propuesta presidencial, que -insisto- contiene medidas que en otras condiciones no habríamos aprobado, creo que es la hora de ser generosos y de pensar en Chile en grande. Lo señaló el Senador señor Navarro, lo cual me alegra. Esta materia se relaciona con todos nosotros. Y si nos enfocamos en mirar el error en el otro, seremos incapaces de lograr el importante acuerdo que se requiere.
Por eso, señor Presidente, valoramos lo hecho por el Ejecutivo. Los ocho pilares en que se basa su propuesta tienen que ver con el futuro del desarrollo del país.
Hago un llamado a la bancada de la Democracia Cristiana para que modifique el criterio asumido en la Junta Nacional en virtud del cual solo legislará a favor de un aumento permanente de impuestos, y para que entienda que Chile y las zonas afectadas demandan otra conducta.
Han sido claras y contundentes las encuestas publicadas en distintos diarios el fin de semana pasado. En ellas lo más relevante para los chilenos y las chilenas es que el proyecto en estudio se apruebe rápido y que se produzca un acuerdo de relevancia para permitirnos salir adelante.
Por tal motivo, señor Presidente, porque es justo, necesario y oportuno, apoyaremos con convicción esta iniciativa tanto en general como en particular. Y no es menor lo que se derivará del debate particular. Porque si en esta instancia manifestamos una voluntad unánime y en el trámite legislativo posterior desgajamos el articulado, podríamos despachar una normativa con debilidades -así pareciera entenderse de lo manifestado por algunos-, que implique la falta de 600 ó 700 millones de dólares. Y tales recursos equivalen a hospitales, casas, obras concretas, que en las zonas afectadas resultan indispensables.
Por eso hago el llamado a ser doblemente generosos y a apoyar el proyecto en general y particular, a fin de dar una lección a Chile entero en el sentido de que, cuando el terremoto llega, estamos todos unidos para enfrentarlo.
He dicho.

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Allamand.

El señor ALLAMAND.- Señor Presidente, inicio mi intervención con dos reflexiones.
La primera es, de alguna manera, un acto de solidaridad con los miembros de la Oposición.
Todos los juicios que puedan haberse vertido, en cuanto a que quienes voten en contra del proyecto, se abstengan, presenten indicaciones o expresen sus puntos de vista son antipatriotas o contrarios a la unidad nacional o cosas por el estilo, me parecen completamente excesivos.
A la Oposición le asiste todo el derecho en cualquier materia a aprobar, rechazar, abstenerse o formular indicaciones. Está en su pleno derecho. Mal podría cuestionarse el ejercicio de esa facultad.
La segunda reflexión tiene que ver con algo que ya señaló el Senador señor Gómez, que me comentó el Honorable señor Prokurica y que ha rondado esta discusión. Se trata de un asunto digno de destacar.
A mi juicio, esta es una sesión única en los anales no solo del Congreso chileno, sino -yo diría- de todos los parlamentos. Si aquí estuviera André Breton, padre del Surrealismo, se sentiría a sus anchas. Porque cuando un gobierno, sea de Derecha, Izquierda, Centro o de cualquier otra tendencia, propone alzas de tributos, la Oposición habitualmente tiene cautela con esa solicitud de mayores ingresos. Pero aquí ocurre exactamente lo contrario. El sector opositor le dice al Gobierno: "Mire, el aumento tributario que plantea es muy poco".

El señor LETELIER.- ¡Para la reconstrucción!

El señor ALLAMAND.- Entonces, como este es un acto de surrealismo, deberíamos gastar unos minutos para preguntarnos por qué se produce.
La respuesta es que hay una cuestión conceptual profunda en el trasfondo de esta discusión surrealista: entre la Coalición por el Cambio y la Concertación existe una visión diametralmente distinta del rol de los impuestos en el proceso económico.
Yo me tomé la molestia de revisar la última sesión en que la Sala discutió esta materia. Fue en el año 2003, a propósito de una reforma tributaria del entonces Presidente Lagos. Y analizando el debate, me topé con una frase que, en mi concepto, resume muy bien la cuestión de fondo. Dice: "Los programas sociales deben financiarse con más crecimiento y no mayores impuestos".
La verdad es que esta frase es particularmente certera y enteramente aplicable a la discusión de hoy día. Porque uno podría, parafraseándola, señalar: "La reconstrucción debe financiarse con más crecimiento y con el mínimo aumento de impuestos".
Pero lo interesante es que la frase a que he hecho referencia no provenía de ningún miembro de la Alianza, ni de la Coalición por el Cambio. ¿Sabe, señor Presidente, quién fue su autor? El ex Presidente de la República y ex candidato presidencial Eduardo Frei.
En esa oportunidad, tan certera afirmación del Senador Frei provocó distintas reacciones. En un diario -tengo aquí los recortes- se publicó: "Senador Frei desató las iras de la Concertación".
Un Ministro de la época expresó: "El Senador Frei por tener razón está fuera del ADN de la Concertación". Yo no sé si está dentro o fuera del ADN. Pero tengo claro que la afirmación de Su Señoría fue de pleno sentido común y dentro del correcto razonamiento económico.
Entonces, señor Presidente, ¿cuál es el problema? La gravísima incoherencia de la Concertación. ¿Por qué? Porque después del año 2003, el Gobierno del Presidente Lagos nunca planteó un aumento de impuestos. Tampoco durante toda la Administración de la Presidenta Bachelet, pese a tener mayoría parlamentaria en los dos primeros años de su gestión, jamás se propuso reforma tributaria alguna. Porque -como aquí se recordó- en su Programa de Gobierno, no obstante haberse discutido el tema, se convino en no efectuar alza de gravámenes.
En consecuencia, digamos las cosas como son. No puede la actual Oposición pretender realizar aquello que no hizo cuando fue Gobierno. ¡Es absurdo!
En consecuencia, dicha coalición enfrenta un grave problema. Y con todo respeto les digo a sus integrantes que pueden votar como quieran, pero deben analizar si son coherentes o no con esta monumental contradicción en la que se ven envueltos: como Oposición no pueden aspirar a efectuar exactamente lo que no hicieron cuando tuvieron el poder.
Sin embargo, al margen de eso -y quiero avanzar muy rápido en lo que plantearé-, la discusión ha sido bastante útil, porque, como en el fondo se halla en debate el rol de los impuestos en la economía, hay cosas que considerar.
Aquí se dice con una liviandad absoluta que la carga tributaria de nuestro país es baja. Eso corresponde a un primer mito.
Para no entrar en una discusión larga sobre la materia, sugiero revisar el documento publicado por el Centro de Estudios Públicos, cuya autoría pertenece a Nicolás Eyzaguirre, Mario Marcel, Jorge Rodríguez y Marcelo Tokman. Allí se señala que la carga tributaria de Chile está "alineada" con el nivel de crecimiento de su economía. Es decir, técnicamente hablando, no tenemos impuestos ni altos ni bajos, sino que la nuestra es una nación alineada con su nivel de desarrollo. Esa es la realidad.
Por lo tanto, es falso sostener que en Chile la carga tributaria es baja.
Ayer escuché con extraordinaria atención a mi amigo el Senador señor Sabag, porque se trata de un hombre pro emprendimiento y que siempre está en la línea de resaltar la importancia del crecimiento. Hizo ver que los impuestos corporativos en nuestro país -entregó una larga lista de países- eran muy bajos.
Ese es el segundo mito.
Al revisar las cifras de la OCDE, ¿con qué nos topamos?
En primer lugar, debemos determinar si el impuesto corporativo de las empresas en una economía es alto o bajo. Ello es muy simple, basta observar el promedio de la recaudación tributaria como porcentaje del producto y compararlo con el de otras naciones. Esa es la manera de hacerlo.
¿A cuánto llega ese promedio en el caso de la OCDE? A 3,86 por ciento. En Chile, alcanza 5,60 por ciento de su PIB. ¿Cuántos países pertenecientes a dicho organismo tienen impuestos corporativos más altos que el nuestro? De 31, solamente tres: Noruega, Australia y Nueva Zelandia. ¿Por qué razón? Muy simple: porque para calcular si los gravámenes a las empresas son altos o bajos no se debe considerar la tasa nominal que aplican, sino la maraña de rendijas, rebajas, regímenes excepcionales, granjerías, con que cuentan.
O sea, cuando alguien dice que los impuestos a las empresas en Chile son bajos, comete simplemente un gravísimo error, porque de los 31 países de la OCDE, en solo tres los impuestos son superiores a los nuestros. Nosotros estamos alrededor de un punto y medio arriba del promedio.
Entonces, venir a sostener aquí que los tributos a las empresas son bajos es una afirmación que no es válida. Lo digo con todo respeto.
Tercer mito.
Señor Presidente, analicemos los últimos 25 años para ver si los gravámenes impuestos revisten importancia para el desarrollo económico. Se trata de un tiempo lo suficientemente amplio que permite determinar si las fluctuaciones lo afectan o si las crisis, de alguna manera, pueden ser consideradas dentro del promedio.
¿Cuándo empieza el crecimiento acelerado de Chile? Objetivamente hablando, en la segunda mitad de los 80, cuando Hernán Büchi era Ministro de Hacienda.
Ya nadie recuerda lo que ocurrió con los impuestos en esa época. El corporativo de primera categoría bajó de 40 a 10 por ciento; los aranceles disminuyeron de 35 a 10 por ciento; el IVA se rebajó de 20 a 16 por ciento.
En ese período, en el país hubo un crecimiento extraordinariamente sostenido.
Durante el primer decenio de la Concertación -gracias a nosotros y a la democracia de los acuerdos-, hubo diversas alzas tributarias, pero bastante moderadas desde un punto de vista objetivo.
El crecimiento experimentado en esa primera década fue superior a 6 por ciento; no obstante, en el último quinquenio de la década de los 80, fue sobre 7 por ciento.
Sin embargo, ¿qué ocurrió en el segundo decenio de la Concertación? Volvieron a subir los impuestos: a 17 por ciento los corporativos. El IVA -el más regresivo de todos- se fijó en 19 por ciento. ¿Y cuánto fue nuestro crecimiento? Inferior a 4 por ciento.
Por lo tanto, de acuerdo a la afirmación del Senador Frei, si lo que importa es el crecimiento, no puede razonarse respecto de él sin considerar la variable impositiva.
¿Y que demuestra la historia económica de Chile? Que los impuestos altos perjudican el crecimiento.
Entonces, respecto del primer mito, cabe preguntar: ¿son altos los impuestos en nuestro país? ¡No! Ellos se encuentran alineados con nuestro nivel de desarrollo, que es la forma de calcularlos. ¿Son efectivamente bajos los aplicados a las empresas en Chile? ¡Falso! Somos la cuarta nación de la OCDE con mayor recaudación tributaria por ese concepto. Tocante al tercer mito: ¿es indiferente el nivel de impuestos respecto del crecimiento? ¡No lo es!
Señor Presidente, no dispongo del tiempo suficiente para referirme al gasto público, que es la otra cara de la moneda de los impuestos, porque la idea de tal recaudación es para poder efectuar los gastos.
Si Sus Señorías revisan lo ocurrido con el gasto público durante los dos decenios de la Concertación, se van a dar cuenta que cuando este crece moderadamente en promedio -como en la primera década- el crecimiento es alto.
Pero durante el segundo decenio -y escúchenme bien, porque voy a descontar el 2009, cuando el aumento del gasto fue de 17,9 por ciento-, sin tomar en cuenta la crisis que afectó al país, el gasto creció un punto y medio en promedio arriba del PIB; pero, si se incluye el año 2009, aumenta tres puntos arriba del promedio. O sea, el gasto subió más rápido que el crecimiento.
Ese es el drama de Europa: crece poco y gasta más de lo que tiene.
En consecuencia, señor Presidente, esta discusión ha sido alentadora, pues apunta al fondo del problema. Lo que se está discutiendo aquí son dos visiones políticas, conceptuales y doctrinarias: la Concertación, legítimamente, posee una perspectiva del rol de los impuestos en la economía, y nosotros, una distinta.
Ese es todo el punto.
Pero, al margen de ello, los datos que utiliza dicho conglomerado político para apoyar sus argumentos se basan en tres mitos que no se sostienen desde el punto de vista de las cifras.
Por lo tanto, hizo bien el Gobierno del Presidente Piñera, así como su Ministro de Hacienda, señor Larraín -aquí presente-, al formular esta propuesta y circunscribirla en un marco conceptual.
El aumento de impuestos planteado, señores Senadores, es transitorio y excepcional, porque corresponde a nuestro pensamiento económico y -como señaló el Honorable señor Frei- a la sana lógica económica.

El señor PIZARRO (Presidente).- ¿Cómo vota Su Señoría?
El señor ALLAMAND.- A favor, señor Presidente.

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Girardi.

El señor GIRARDI.- Señor Presidente, concuerdo con lo dicho en cuanto a que el debate realizado es de fondo. Así se desprende por la forma en que cada cual enfrenta el proyecto sobre financiamiento de la reconstrucción del país.
Por otro lado, aquí se halla en cuestión el tipo de nación que queremos, la visión del Chile equitativo y justo que cada uno desea construir desde distintas visiones y cómo podemos dar un salto al desarrollo.
Entonces, considero que hay una verdad oficial, que es la que se acaba de escuchar y que tiene su propia interpretación y visión de la carga tributaria del país. También habla de mitos.
Yo pregunto si bajo ciertas condiciones debiéramos proponer algún modelo de desarrollo y tratar de construir un consenso. Porque en los países que dieron el salto -que, según el Senador señor Allamand, hay que dar- hubo consenso, el cual no se ha logrado en Chile. Y dicho salto apuntó fundamentalmente a tener una mejor sociedad.
Acabamos de conocer los resultados de la prueba SIMCE. Si algún chileno piensa que en diez años más, con la actual calidad de la educación, en vez de exportar concentrado de cobre, harina de pescado y madera, como hacemos ahora, vamos a incorporar valor agregado e inteligencia -que es el desarrollo- y colocar en el exterior chips o concentrado del metal rojo, lamentablemente estamos a años luz de eso. Y nos encontramos muy distantes, porque gran parte de los jóvenes que egresan de la educación media ni siquiera entienden lo que leen. Y con ese nivel educativo no hay posibilidad de desarrollo.
Lo anterior tiene que ver con una cuestión de fondo. ¿A cuánto asciende la unidad de subvención educacional? Los padres saben que con los 38 mil pesos mensuales que se entregan por niño no se financia una instrucción de calidad.
El Presidente de la República planteó duplicar el beneficio en 8 años. Y aunque se llegue a 76 mil pesos, garantizo, primero, que esa cantidad de recursos es absolutamente insuficiente para lograr una adecuada educación, y, segundo, que el tiempo propuesto es del todo excesivo.
¿Podemos destinar más recursos a la formación de los niños? Sí, claro. Pero los dineros deben salir de alguna parte. Entonces, en función de eso, hay que entrar al debate de los impuestos. Y lo que Chile tiene como carga tributaria no permite financiar -estoy en desacuerdo con que ella es elevada- una educación de calidad.
Y veamos lo que pasa en salud.
Un segundo elemento para construir una sociedad mejor y avanzar en el desarrollo, es que se garantice el derecho a la salud. ¿Cuánto gasta Chile en ese rubro? 300 dólares per cápita. ¿Y Europa? 6 mil dólares que, a lo mejor, es excesivo. Pero el escáner vale lo mismo tanto en ese continente como en nuestro país. Y las sondas, los guantes y los antibióticos cuestan igual. Pero, paradójicamente, con 300 dólares por persona tenemos mejores indicadores que Europa, que gasta 20 veces más.
Y muchos en nuestro medio se atreven a señalar que el sistema de salud es ineficiente. Lo que pasa es que está absolutamente quebrado. Hoy día las mujeres con cáncer no tienen quimioterapias, problema que no es de gestión, sino que el sistema se encuentra desfinanciado en su totalidad.
Pero para dar un salto grande y contar con una salud de mejor calidad se requiere financiamiento. ¿Cuánto? Tenemos que llegar, por lo menos, a mil dólares per cápita, cifra seis veces menor que la de los europeos y nueve que la de los norteamericanos.
¿Y de dónde van a salir esos recursos? Debieran provenir de aquellos con más ingresos y de quienes están en mejores condiciones para soportar la carga de desarrollo del país.
Otra pregunta que haría es la siguiente: ¿Cree alguien que con la estructura monopólica existente en el país se puede dar un salto al desarrollo? ¿Quiénes son los mayores adversarios de la innovación, del emprendimiento y de que otros se puedan incorporar a los mercados? No estoy hablando del dueño de un pequeño almacén al lado de un retail, o del que posee una modesta farmacia vecina a una cadena farmacéutica, sino de quienes bloquean en nuestro medio la posibilidad de emprender e incorporarse al mercado; o sea, aquellos que han permitido y favorecido los monopolios o que no dieron sus votos para regularlos.
Entonces, hay un problema de competitividad. ¿Queremos crecer y desarrollarnos? Sí, muy bien. Pero un pequeño empresario en Chile paga más caro por el agua que uno de Europa o de Estados Unidos, al igual que por la electricidad, la telefonía fija y móvil e Internet, lo cual genera un inconveniente de competitividad. ¿Y cuál es el problema? Los monopolios.
¿Quiénes son los dueños de los monopolios en Chile y con qué sectores políticos están vinculados? ¿A cuáles de estos responden ideológicamente? ¿Quiénes son los dueños de la canasta exportadora? ¿Cabe en diez manos? ¿La minería? ¿La empresa forestal? ¿La empresa acuícola?
Al respecto, surgen muchas preguntas. Y quiero agregar algo más: con los actuales niveles de desigualdad en la distribución del ingreso, resulta muy difícil dar un salto al desarrollo. Ningún país con esa característica lo ha hecho. El 10 por ciento más rico de Chile percibe 40 veces más que el más pobre. Ese es un problema estructural que impide construir una sociedad de mejor calidad.
Evidentemente, hay que hacer un debate sobre el particular. Pero hoy día no veo al oficialismo en la postura correcta para sostenerlo, ni tratando de alcanzar una sociedad mejor.
Tenemos una carga tributaria baja, pero, a la vez, una de las más regresivas del mundo. Por cierto, algunas autoridades económicas saben muy bien que, según el Índice de Gini -expresa el nivel de desigualdad en una sociedad-, tanto en Chile como en Europa hay desigualdad. Pero en ese continente el coeficiente es de 0,4. Cuando se acerca a uno aquella es mayor y cuando se aproxima a cero resulta más equitativa.
En esos países, las sociedades son muy desiguales antes de la aplicación de impuestos; pero después de tributar caen a 0,22 ó 0,23 puntos. Baja de 0,4 a 0,2.
Pero, ¿qué pasa en nuestra nación? En materia de impuestos, la sociedad chilena es más regresiva todavía. De modo que el coeficiente de Gini, en vez de bajar, aumenta. Entonces, ¿qué tipo de país estamos construyendo?
¿Quiénes tributan en Chile? No lo hacen las grandes riquezas. No sé en qué país viven algunos que dicen que las empresas tributan mucho y que son unas pobres víctimas. Los que pagan más impuestos, y regresivos, son la clase media y los sectores más pobres. Eso es lo que tenemos que cambiar.
Lo mismo sucede en salud.
En ninguna parte del mundo se financia la salud con el impuesto específico de 7 por ciento. Porque ese porcentaje en los ricos y con más altos ingresos es más significativo que en los más pobres. En los distintos lugares ese gasto se distribuye y se financia con impuestos generales. Porque el tributo más regresivo para cubrir la salud, la educación o cualquier otro tipo de actividad social es el específico.
Entonces, aquí estamos llenos de regresiones. Nosotros vivimos en el paraíso del neoliberalismo, en donde nos fueron corriendo el cerco.
En realidad, algunos queremos tener un debate distinto.
Nos preguntamos cuánto va a repatriar en utilidades la Gran Minería privada ¿Serán 25 mil millones de dólares? ¿O más? ¡Es un escándalo antipatriótico! ¡El cobre de todos los chilenos es una concesión! ¡Es un patrimonio de todos! ¡La renta de los recursos naturales tiene que ser para Chile! Al menos debieran pagar impuestos y no lo hacen.
Pero, entonces, ¿no es ese un problema en Chile? En cualquier parte del mundo lo es. En Australia se está planteando aplicar 40 por ciento de impuesto a las utilidades por la explotación de los recursos naturales. Esa es una sociedad que pone por delante el interés del país.
Sin embargo, nosotros no estamos ejerciendo la soberanía ni defendiendo el interés de los chilenos. ¡Por supuesto que no!
Y si alguien piensa que en este país las empresas tributan mucho por sus utilidades, evidentemente esa persona debe de tener una visión muy particular del desarrollo chileno. Porque hay consenso internacional respecto a lo que pasa en Chile: la carga tributaria es muy baja; la actividad minera y, en general, las empresas que explotan los recursos naturales pagan muy pocos impuestos y sus ganancias son mayores. Tal vez no tanto como en Estados Unidos -la economía más liberal del planeta- ni tan lejana a la existente en Europa.
Pero hay países que hace unos 30 años eran muy parecidos a nosotros en tamaño y en exportación de recursos naturales. Aquellos dieron un salto importante. Tal es el caso de Finlandia y Nueva Zelanda.
¡Por favor! Observemos cómo esas naciones construyeron sus modelos de desarrollo y la inversión social que hicieron. ¿Cómo vamos a avanzar si lo que se invierte en ciencia y tecnología, aunque se duplique de 0,7 a 1,4 por ciento del PIB, es absolutamente insuficiente? Si nosotros debiéramos hacer de Internet un servicio público básico al que todos puedan acceder.
Entonces, hoy día Chile tiene la oportunidad de, con justicia, gravar con impuestos que no son tan altos, pero que sean permanentes.
Lo que no se puede aceptar es que los beneficios tributarios en una década van a ser mayores que lo que se recaude en el mismo período. Eso es inaceptable y debe llamar la atención del país.
Nosotros queremos un financiamiento suficiente, para que se recuperen las camas de los hospitales y se terminen las listas de espera de los enfermos. Pretendemos que el terremoto social que afecta al país -traducido en la mala calidad de la educación y en el millón de personas en lista de espera, muchas de las cuales van morir, pudiendo evitarse- como consecuencia de la baja carga tributaria y del desmantelamiento del Estado, sea enfrentado.
Al respecto, como sin duda puede haber miradas distintas sobre el particular, propongo que también nos pongamos de acuerdo en esto.
Con lo que estamos haciendo hoy día no resolvemos los problemas y ni siquiera podremos solucionar adecuadamente la reconstrucción. O sea, el financiamiento es insuficiente para esta tarea. Porque ¡cuidado! Vamos a dejar supeditada una parte del financiamiento al crecimiento económico.
Les pido a los neoeconomistas que están surgiendo acá que miren lo que pasa en Europa. En este continente existe una crisis grave. Y podría ser que Chile, sin tener culpa en ello, tenga dificultades para crecer al 5 ó 6 por ciento anual.
Por lo tanto, no conviene dejar que todo el compromiso país dependa solo de variables de crecimiento. Además, estas son inciertas, porque, como dije, la profunda crisis por la que atraviesan naciones europeas -podríamos analizar sus causas- quizás también impacte a Chile. Y de hacerlo, nos daremos cuenta de que los recursos que se suponía provendrían del crecimiento económico no son tantos.
¡Resulta inaceptable que se enmascaren algunas situaciones!
Se han recortado los presupuestos regionales, que están destinados a los municipios más pobres, y también los de salud. ¿Qué respondemos ante esa medida?
Señor Presidente, creo necesario profundizar el debate en esa línea. Es factible realizar un esfuerzo mayor. La gran minería, que se está llevando nuestros recursos naturales; que provoca serios problemas de contaminación; que ocupa toda nuestra agua y priva de ella a comunidades enteras, se halla en condiciones de pagar más impuestos.
Efectuemos un debate nacional para determinar si la gente piensa que la minería privada tributa mucho en el país y que es víctima de una persecución injusta y obsesiva por algunos de nosotros.
¿Saben Sus Señorías en cuánto tiempo recuperaron su inversión las grandes compañías mineras? En un período que no se da en ninguna otra parte del planeta.
No resulta admisible que Chile sea el paraíso de las empresas. Debería ser el paraíso de la gente. ¿Y se plantea otorgarles invariabilidad tributaria hasta el 2025? ¿Hasta esa fecha se pretende eximirlas del impuesto específico, en circunstancias de que en sus países de origen, donde se encuentran sus casas matrices, pagan tributos varias veces más altos que el que pagarían en nuestro país?
¿Esos son los modelos de desarrollo que se nos proponen?
Nuestra nación es la única en el mundo donde el agua es de propiedad privada. ¡Felicitaciones! Seguramente muchos deben estar contentos por ello, aunque va contra la tendencia internacional. Para comprobarlo, recomiendo leer la revista "The Economist", de 10 de mayo último, que dedica diez páginas al tema del agua, destacando que será un recurso cada día más escaso y causa de guerras en el futuro.
Chile posee la segunda reserva mundial de agua dulce. Pero ¡qué pena!, pertenece a ENDESA. Fue privatizada para siempre y sin mediar ni un peso.
¿Esas son visiones de progreso? ¿Esas son maneras de entender el desarrollo?
Nosotros, señor Presidente, queremos entenderlo desde una perspectiva distinta, que permita construir una sociedad de mejor calidad. Esto es fundamental para lograr el crecimiento económico; para no seguir regalando nuestros recursos naturales; para que no se los sigan llevando un pequeño grupo de empresas que además tributan insuficientemente; para que alcancen para todos, y para que en diez años más el país se ubique en un sitial del que hoy está muy lejos.
Eso requiere una reflexión enteramente distinta.
Por ello, señor Presidente, frente a todas esas situaciones, que para mí todavía resultan inciertas porque involucran un ideologismo extremo, quiero ser también sincero: este punto no solo afecta al Gobierno. La Concertación fue una suerte de rehén o de prisionera de ciertas visiones más bien neoliberales que progresistas. Pero, como señalé, el país entero debe reflexionar acerca de cómo construir un modelo de desarrollo diferente.
Pienso que la única forma de alcanzar el progreso es por la vía de la equidad, de la igualdad, de fomentar el mercado. Pero uno más grande, porque con los monopolios que existen es muy reducido, y los más afectados son los que desean emprender. Además, hoy le pertenece a una minoría.
Basta observar lo que ocurre con los intereses bancarios. Debido al monopolio de los bancos un emprendedor nacional paga una cifra más alta que cualquier otro en distintas latitudes del planeta.
¿Y de quién depende eso? De nosotros; de nuestra visión.
Por lo expuesto, señor Presidente, me abstendré en la votación, porque tengo la profunda convicción de que podemos hacer más. Y estoy dispuesto a colaborar en la discusión en particular siempre y cuando se resuelvan los problemas señalados.

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Orpis.

El señor ORPIS.- Señor Presidente, voy a abordar algunos aspectos puntuales, pero antes deseo hacer un comentario general.
Después de escuchar, con gran paciencia, hablar de concentración y de tributos, uno podría concluir que, en la práctica, la Alianza habría estado gobernando el país desde hace mucho tiempo. Y la verdad es que llevamos apenas un poco más de ochenta días.
Me hago cargo de ello porque, de hecho, los Honorables colegas están asumiendo que nos entregaron un país muy injusto después de gobernar durante veinte años.
En verdad, yo recibo en términos bastante positivos la crítica, porque implica que hay mucho por mejorar a partir del diagnóstico realizado por quienes fueron actores en todo ese tiempo.
Voy a referirme a dos puntos en particular.
Reitero: he escuchado el debate con enorme paciencia, y creo que hay mucha incoherencia en los diferentes planteamientos que se han formulado.
En efecto, existe un doble estándar. Se le solicita a la Alianza no ejecutar cosas que hizo la propia Concertación. Por ejemplo, con relación al impuesto de timbres y estampillas, se nos pide diferenciar entre empresas grandes y pequeñas, en circunstancias de que la misma Concertación no realizó distinción alguna cuando tuvo que llevarlo a cero y aplicarlo el año pasado.
Pero deseo abocarme en especial al impuesto específico a la minería.
Debo señalar, responsablemente, que yo fui uno de los Senadores que votaron en contra en todas las oportunidades, pues hace tiempo que no creo en el Viejo Pascuero. Así de simple.
Porque el argumento que siempre se entregó para fijar ese impuesto fue que, por tratarse de recursos no renovables, tenían que estar afectos a un royalty, que beneficiaría en particular a las Regiones donde ellos se encontraran. Y me asistía la convicción de que los dineros recaudados nunca iban a llegar a ellas. Esto era evidente, pues el impuesto específico va a fondos generales de la nación y se distribuye a través de la Ley de Presupuestos.
En seguida, exhibiré algunos cuadros, señor Presidente.
En este gráfico se aprecia que la Concertación entregó el grueso de las entradas por concepto de impuesto específico a la Región Metropolitana, y porcentajes más bajos a las Regiones mineras.
Y eso no es todo. Los integrantes de ese conglomerado han afirmado que la invariabilidad tributaria se está vendiendo a vil precio.
Yo nunca he sido partidario del royalty, porque no estoy de acuerdo con los gravámenes discriminatorios. Ojalá tuviésemos impuestos generales para todos los sectores. Creo en un sistema tributario distinto, y en este caso me va a costar muchísimo -lo haré solo debido a las consecuencias del terremoto- votar a favor del royalty.
Fue la Concertación la que vendió a vil precio -empleo sus propias palabras- lo referido a la invariabilidad tributaria.
En este cuadro figura el impuesto específico que el Gobierno de la Concertación estableció con relación a la invariabilidad tributaria: 5 por ciento para la gran minería con ventas anuales superiores a 50 mil toneladas, pero como tenía invariabilidad por el decreto ley N° 600, esa cifra bajó a 4 por ciento. ¿Y por cuánto tiempo la vendió? Por 7 u 8 años.
¡Esa es la situación que existe hoy! Nos acusan de venderla ahora a vil precio por 6 años más. Pero la tasa es distinta, señor Presidente.
La tasa máxima, dependiendo del precio del cobre, podrá llegar a 9 por ciento y partirá de 3,5. Actualmente es de 4, parejo.
Ahí se registra una alta inconsecuencia.
Hoy día los Senadores de la Oposición le niegan a la Alianza estos recursos para la reconstrucción, que es una urgencia nacional, señalando que se está vendiendo a vil precio la invariabilidad tributaria. ¡Pero ellos la vendieron a un vil precio todavía peor! ¡Mucho más bajo!
Entonces, yo por lo menos exijo cierta coherencia en la materia. La invariabilidad tributaria planteada en estos términos no la inventó la Alianza: se estableció en la ley N° 20.026, de 2005.
Ese año se creó, y desde esa fecha opera. De manera que no es algo que hayamos inventado en esta oportunidad.
Quiero referirme a los recortes presupuestarios.
Algunos señores Senadores han criticado mucho lo relacionado con los recursos que se les quitaron a las Regiones. Pero se olvidan del ordinario Nº 3273, de 2009, del Ministerio del Interior, mediante el cual se sacaron del Fondo Nacional de Desarrollo Regional, con cargo al FIC, quince mil millones de pesos.
¿Por qué no han reclamado la devolución? ¿Por qué no se restituyeron esos fondos? Y aún no había ocurrido el terremoto.
Aquí está el documento firmado.
Señor Presidente, concuerdo en que las reasignaciones se deben recuperar de alguna forma, particularmente en las Regiones no mineras, sobre todo considerando el aumento tributario que se propone.
Sin embargo, con relación al impuesto específico a la actividad minera, soy partidario de impulsar la negociación para modificarlo ahora, pues hoy nos encontramos en el peor de los escenarios: dichos fondos se distribuyen a través de la Ley de Presupuestos, lo cual es completamente discrecional.
Debo puntualizar que hemos avanzado mucho en la materia.
Durante cuatro años el proyecto que se relaciona con dicho tributo estuvo prácticamente paralizado. Se logró un acuerdo hacia finales del período de la Presidenta Bachelet, que se plasmó en la iniciativa que se halla en las Comisiones unidas especializadas -ya fue aprobada la idea de legislar en el Senado-, y se encuentra en la última etapa de tramitación reglamentaria.
Entonces, señor Presidente, la única garantía que tienen las Regiones mineras para obtener un porcentaje mayor es no seguir distribuyendo los recursos derivados del royalty a través de la Ley de Presupuestos, sino por la vía de una legislación permanente.
Por ello, quiero pedirle formalmente al Gobierno que demos una señal a tal efecto. Como mencioné, el proyecto pertinente se encuentra en su última fase de análisis. De hecho, sostuve una reunión con el equipo del Ministerio de Hacienda para entregarles toda la información de los avances que habíamos logrado acerca de la iniciativa que crea el Fondo de Innovación para la Competitividad.
Por eso, pienso que esta discusión que se lleva a cabo con motivo del terremoto puede ser una gran oportunidad no solo para discrepar sobre esta materia.
Ayer el Senador señor Letelier formuló una propuesta, y hoy quiero presentar otra que me parece tremendamente importante: aprovechemos la actual coyuntura para legislar de manera permanente respecto al impuesto específico a la actividad minera.
Los antecedentes están en nuestro poder y el Ejecutivo formuló una indicación sustitutiva. Por lo tanto, más que marcar las diferencias o intercambiar distintos tipos de argumentos entre uno y otro sector, debemos lograr algo positivo de este asunto.
Y ello puede ser que, con motivo de la invariabilidad tributaria planteada, que incluso es mucho mejor que la existente, nos beneficiemos de esta instancia para legislar de manera definitiva en lo concerniente al Fondo de Innovación para la Competitividad.
Esa es mi propuesta formal, señor Presidente.
Constituyamos un equipo de estudio, trabajemos durante los próximos días y despejemos de una vez por todas este problema, para no seguir viendo gráficos como el que mostré anteriormente, que demuestran que las Regiones donde se originan los recursos no renovables obtienen la peor recaudación.
Voto a favor.

El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Frei.

El señor FREI (don Eduardo).- Señor Presidente, siempre es bueno escuchar y creo que el debate ha sido importante, profundo, extenso, pues hemos oído muchas cosas.
No sé si darle las gracias al Honorable señor Allamand, pese a que ya no se encuentra en la Sala, por su apología respecto a una situación acaecida en el 2003...

El señor PROKURICA.- ¡La proclamación!

El señor FREI (don Eduardo).- ¡La proclamación fue el año 2004 ó 2005! ¡Hay tantas cosas que tendría que agradecerle! Como dijo alguien de estas bancas, si no existiera el Senador que habla, el Honorable señor Allamand no habría tenido tema.
Sin embargo, creo que el Ministro de Hacienda debe estar confundido con toda esta discusión, porque le ha tocado presenciar este largo debate y, dado que debe viajar al extranjero, tendrá que dedicar varias horas de avión para meditar al respecto y traernos una propuesta concreta.
No quiero cansar a los pocos señores Senadores que quedan en la Sala.
Solo quiero recordar que mi oposición ya fue fijada. Hemos sostenido a lo menos cuatro reuniones con el Ministro en la Comisión de Hacienda, así que él conoce perfectamente nuestros planteamientos -los reiteraron aquí casi todos los Senadores de la Concertación- respecto de los fondos regionales, los impuestos transitorios, el esfuerzo que deben emprender los sectores de mayores ingresos, las contribuciones, el financiamiento municipal -también lo discutimos en la Comisión-, la devolución de los fondos de emergencia, etcétera.
Todos sabemos que no solamente estamos debatiendo el plan de reconstrucción. Si revisamos la minuta que entregó el señor Ministro en la reunión de la Comisión de Hacienda, veremos que se titula "Plan de Reconstrucción y Financiamiento 2010-2013". O sea, estamos hablando del financiamiento de los cuatro años de Gobierno, lo cual amerita una discusión y una conversación importantes.
Por lo tanto, como sostienen distintos académicos, parlamentarios y otras personas, de esas cifras se desprende que los recursos ya están, por lo menos para el 2010. El país se encuentra en condiciones de afrontar más allá de lo relativo al terremoto, recogiendo las palabras de un Senador de Oposición.
De otro lado, se me olvidaba recordar que el Senador señor Allamand hizo una apología de don Hernán Büchi, quien le ha provocado muchos problemas al Instituto Libertad con sus opiniones...

El señor PROKURICA.- Libertad y Desarrollo.

El señor FREI (don Eduardo).- Así es. Incluso le ha traído dificultades al señor Ministro de Hacienda aquí presente, que lo han confundido, entre otras cosas.
A estas alturas, acogiendo los planteamientos de algunos Honorables colegas, queda claro cuál es nuestra postura acerca de esta materia. La hemos señalado reiteradamente.
De lo que se trata es si va a haber disposición para llevar adelante un diálogo profundo y concreto sobre el proyecto.
En la Comisión de Hacienda discutimos la iniciativa el lunes último. Fijamos como plazo para presentar indicaciones el próximo viernes al mediodía, con el propósito de saber si en ese momento estarán las condiciones para establecer un diálogo profundo, como el que han pedido especialmente los Senadores de las zonas afectadas por el terremoto, a fin de solventar el proyecto de reconstrucción y analizar el financiamiento completo del programa de Gobierno para los próximos cuatro años.
Esto lo hemos hablado en varias oportunidades, pero hasta el momento no tenemos señales claras. El Ministro de Hacienda ha mantenido un largo silencio durante estos tres días de debate. Esperamos que una vez que regrese de su viaje estén las indicaciones a la mano y pueda adoptar una decisión. De lo contrario, a partir del lunes, procederemos a la votación del articulado de acuerdo al texto que ya conocemos y a las indicaciones que se presenten.
Todos sentimos que nos asiste una responsabilidad frente al país. Y pienso que este espera que tengamos la capacidad para entendernos, buscar acuerdos y sacar un buen proyecto, tanto en lo referido a la reconstrucción como para el país en general, durante los próximos años.
Lo que nos falta, más que discursos, es sentarnos a conversar, y por eso deseamos conocer pronto la posición del Gobierno.
Por último, reitero mi voto de abstención, al igual que en la Comisión, con todas las observaciones que manifesté en esa instancia, que conoce perfectamente el señor Ministro, y no las voy a repetir, pues debe viajar al extranjero.
Espero que a partir del próximo viernes en la tarde podamos entablar esa conversación tan necesaria para llevar adelante una buena iniciativa.
Me abstengo.

El señor PIZARRO (Presidente).- El último inscrito para fundamentar el voto es el Senador señor Letelier.

El señor LETELIER.- No haré uso de la palabra, señor Presidente.

El señor PIZARRO (Presidente).- Muy bien.
Tiene la palabra el señor Ministro de Hacienda.

El señor LARRAÍN (Ministro de Hacienda).- Señor Presidente, quiero aprovechar la oportunidad que usted me da para contestar las inquietudes manifestadas acá.
Como mencionó el Honorable señor Frei, he permanecido en silencio durante los dos últimos días, escuchando con mucha atención las intervenciones de los señores Senadores.
Trataré de aclarar algunas de las interrogantes, pues es obvio que no es posible responder todo.
En primer lugar, se ha sostenido que esta iniciativa apunta a financiar la reconstrucción pero, además, el programa de Gobierno. Y efectivamente es así.
He repartido información al respecto, y me parece que lo responsable es ofrecer los antecedentes completos. Porque, si solo entregara las cifras relativas a la reconstrucción, muchos me preguntarían cómo se va a financiar el programa.
Entonces, para abrir totalmente la información, debo señalar que están contemplados los veinte mil millones de dólares. Y si alguien no tiene en su poder el papel que entregué y expuse públicamente, con mucho gusto se lo daré, pues lo he repartido a quienes lo han solicitado.
De tal manera que el financiamiento está completamente cubierto.
En segundo término, la discusión sobre este proyecto no parte acá.
Quiero solo recordar que existen dos aspectos, uno de los cuales antes de que nosotros presentáramos la iniciativa constituyó un elemento novedoso -pienso- para muchos de los partidarios de la Coalición, del Gobierno, pero también para la Oposición. Y es el haber incluido un paquete tributario, lo que no se encontraba en nuestro programa de Gobierno. Como ustedes saben, aquello despertó bastantes discrepancias entre algunos sectores partidarios del Gobierno. En consecuencia, el Ejecutivo ha hecho un esfuerzo, porque nos pareció razonable y serio hacerlo.
Por otra parte -fue recordado por el Senador señor Longueira, pero a mí también me gustaría recalcarlo-, nuestro programa de Gobierno consideraba el mecanismo de depreciación acelerada, y no lo incluimos en la iniciativa. Y no lo presentamos para tratar de allegar voluntades y entender cuáles eran las sensibilidades respecto de dicha materia en este lugar.
También deseo hablar sobre los números, muy brevemente. En tal sentido, quiero entregar completa tranquilidad en lo relativo a las reasignaciones. Esto fue planteado por el Senador señor Rossi. Ellas ascienden a alrededor de 2 mil 920 millones de dólares. No hay reasignaciones de recursos regionales -repito lo que dije en la Comisión de Hacienda- adicionales a las ya hechas. De tal manera que si se restan los 700 millones de dólares quedan poco más de 2 mil cien millones de dólares. Eso corresponde a programas que este Gobierno va a revaluar. Y estimamos que, conforme a nuestra revisión preliminar, se podrán reasignar. Ello forma parte de aquello a lo que nos comprometimos ante el país, es decir, mirar los programas y ver el modo más eficiente del uso de los recursos. Pero, reitero, quiero dar tranquilidad en este aspecto.
Se han expresado dudas también acerca del financiamiento.
Les puedo decir que las necesidades de financiamiento del país están del todo cauteladas. Y hago responsable al Gobierno y me hago responsable personalmente del financiamiento tanto para la reconstrucción como para el programa de Gobierno, más lo que hemos comprometido: llevar a un balance estructural hacia fines de nuestro período, con las cifras entregadas y con el paquete de financiamiento propuesto.
Me referiré en términos puntuales a algunos aspectos planteados respecto de los impuestos.
En primer lugar, en lo atinente al de timbres y estampillas, simplemente deseo recordar que del millón 300 mil contribuyentes solo 5 mil 200 corresponde a empresas grandes -hago mención a informaciones del Servicio de Impuestos Internos, que con mucho gusto comparto con ustedes-; un millón 53 mil, a personas naturales, y poco más de 240 mil, a pymes. De manera que si se piensa que la rebaja de este impuesto beneficia a la gran empresa, en verdad esta constituye una porción muy minoritaria del total. La gran mayoría corresponde a personas que toman créditos de consumo, hipotecarios y a través de sus tarjetas de crédito.
Nosotros hemos estudiado la propuesta en orden a diferenciar dicho tributo para empresas pequeñas o créditos pequeños. Hay solo dos formas de hacerlo: una es por monto del crédito y la otra, por RUT de empresa. Si optáramos por la primera y dijéramos, por ejemplo, que los créditos de menos de 2 mil UF no pagan, lo que observaríamos sería una división en muchos créditos pequeños. Por lo tanto, se va a eludir el impuesto de esa manera, lo que es muy difícil de andar pesquisando. Y si lo hiciéramos por tamaño de empresa, veríamos prácticas como que los créditos se tomen a nombre de una empresa pequeña y luego se aporten en cuenta corriente mercantil a la empresa más grande. Y de ese modo también se eludiría el pago del tributo.
Señalo lo anterior porque no me parece práctico implementar un control a la segmentación del impuesto de timbres y estampillas. Pero, repito, hemos estudiado el asunto.
En lo concerniente al crédito, entiendo que fue el Senador señor Quintana quien planteó que las empresas pequeñas ya deducen del pago del IVA el impuesto de timbres y estampillas. En efecto, existe un mecanismo para poder hacerlo. Pero de las aproximadamente 800 mil pymes en Chile solo mil 880 solicitaron la devolución de dicho impuesto en sus declaraciones de IVA. Por lo tanto, si bien existe el mecanismo, es muy poco utilizado.
En conclusión, los que están pagando el impuesto mencionado son las personas naturales y las pymes.
En lo referente al nuevo artículo 14 quáter y la definición de "pymes", también observé la ley Nº 20.416, conocida como "Estatuto Pyme". En tal sentido, la normativa reconoce como pyme a las empresas con ventas de hasta cien mil UF. Lo que sucede es que existen tres tipos de empresas: las micro, que venden hasta 2 mil 400 UF; las pequeñas, que venden sobre 2 mil 400 UF y hasta 25 mil UF, y las medianas, que venden entre 25 mil UF y 100 mil UF. Incluso, las empresas medianas se dividen, en primer término, en medianas pequeñas, que son las que venden entre 25 mil una UF y 50 mil UF.
En consecuencia, en la redacción del proyecto hemos planteado llegar con el beneficio a las microempresas, a las pequeñas y a las medianas pequeñas, dejando fuera a las medianas medianas y a las medianas grandes, que venden entre 50 mil una UF y cien mil UF.
En materia de royalty, nosotros hemos dicho siempre que respetaremos la voluntariedad y los contratos firmados por el Estado. Por tanto, este cambio debe ser voluntario. Y sobre la base del proyecto propuesto, hemos conversado con las empresas mineras y hemos observado que, en esas condiciones, existe voluntad para participar en este mecanismo, a partir de lo cual hemos estimado determinados ingresos. Ahora, si ustedes disminuyen el período de invariabilidad o aumentan la tasa nada nos garantiza que se incorporen, y más bien lo más probable es que decidan no participar en este esquema, y son libres de hacerlo.
Quiero recordar -esto es algo que me ha costado un poco entender; debo reconocerlo- que el impuesto específico a la minería fue establecido en 2005 con invariabilidad por doce años, y con una tasa de 4 por ciento. Nosotros estamos hablando de invariabilidad por ocho años con una tasa que llega a 9 por ciento. Por consiguiente, si las cosas andan bien en el cobre, hoy día, con los actuales precios, se cobraría una tasa de impuesto específico del orden de 7 por ciento. En consecuencia, ello significa aumentar en más de 70 por ciento la tasa actual.
Señalo lo anterior, señor Presidente, solo como elementos para la discusión y decisión de los señores Senadores.
En cuanto al royalty, creo que tenemos que ser cuidadosos en el mensaje que transmitimos a las empresas mineras. Porque si se entrega una tabla que establece en casos buenos un impuesto específico a la minería de hasta 9 por ciento, y ello se une al 35 por ciento de impuesto adicional, pues hay que considerar la carga impositiva total, hablamos de tasas de tributación a las utilidades superiores a 40 por ciento, o a 42 por ciento en algunos casos, si se llega al extremo. Si eso parece no ser suficiente, yo quiero decirles que a nivel internacional constituye una tasa plenamente razonable y no se encuentra dentro de las más bajas de tributación a la minería.
En lo personal, lo digo como Ministro de Hacienda pero también analizando la realidad del país, me preocupa tal situación porque hay 45 mil millones de dólares en proyectos de inversión, los que no me gustaría ver afectados -estoy seguro que ustedes tampoco- por el tema del impuesto específico a la minería.
Deseo terminar con dos puntos.
Han surgido una serie de propuestas. Y quiero resaltar una de ellas: la del Senador señor Letelier. Él nos ha entregado una proposición sobre ley de repatriación voluntaria de inversiones. Existe buena disposición por parte nuestra para analizar la materia. Incluso, he instruido en el Ministerio de Hacienda que comencemos a estudiarla. También he recibido propuestas en esta dirección, no exactamente iguales, provenientes de la Cámara de Diputados. Son planteamientos transversales. Me parece que se trata de una idea interesante de mirar, por lo que existe plena disposición para hacerlo.
Finalmente, respecto a la apertura para dialogar con quienes han tratado de conversar conmigo, tanto partidarios del Gobierno como de la Oposición, mi oficina ha permanecido abierta. He estado disponible para conversar y he sostenido diálogos con muchos de ustedes. Y voy a continuar en esa línea, con esta política.
Ahora bien, es indudable que conversar no significa que uno vaya a aceptar todas las ideas que se le planteen. Pero siempre ha habido disposición para recibir propuestas y escuchar con respeto. Y si hay discrepancias, las podemos conversar también con ese mismo respeto.
Por último, en cuanto al tema de las Regiones, deseo manifestar que tenemos la voluntad, en la medida en que contemos con los recursos -y es importante entenderlo-, de analizar lo concerniente a los fondos regionales y de examinar, por ejemplo, asuntos como el planteado por el Senador señor Orpis acerca de la distribución de los dineros. Pero es necesario disponer de ellos. Para nosotros resulta fundamental la aprobación del proyecto como lo hemos presentado.
Por lo tanto, la disposición a conversar está vigente, y continuaremos dialogando.
Hasta el viernes hay plazo para presentar indicaciones a la iniciativa. Espero que lleguemos a feliz término, que se pueda financiar la reconstrucción y dejar despejado este tema, a fin de seguir avanzando con una agenda que es muy nutrida en cuanto a materias y desafíos que tenemos por delante.
Muchas gracias, señor Presidente.

El señor HOFFMANN (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?

El señor PIZARRO (Presidente).- Terminada la votación.

--Se aprueba en general el proyecto (33 votos favorables y 3 abstenciones).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Matthei, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Allamand, Bianchi, Cantero, Chadwick, Chahuán, Coloma, Escalona, Espina, García, Gómez, Horvath, Kuschel, Lagos, Letelier, Longueira, Muñoz Aburto, Navarro, Novoa, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Quintana, Rossi, Sabag, Tuma, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Se abstuvieron los señores Frei (don Eduardo), Girardi y Ruiz-Esquide.
El señor PIZARRO (Presidente).- Cabe recordar que, tal como se estableció el día de ayer, el plazo para formular indicaciones es hasta el próximo viernes, a las 12.

Habiéndose cumplido su objetivo, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 14:57.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción